Hoy estamos tan acomodados en la vida, que cualquier cosa que hagamos fuera de nuestro contexto habitual, nos parece una aventura. Hace unos días nos permitimos el lujo de crearnos nuestra propia aventura marinera, madrugando, como siempre, para llevar nuestros pequeños kayaks de mar a la playa y pasear entre espigones, playas, acantilados, rocas, y sobre todo por unas aguas transparentes como pocas, y profundas… muy profundas.
Llegamos a Barbate y buscamos la carretera A-2231, que nos lleva a Zahara, y cruzando el puente del río Barbate, nos encontramos con el restaurante Las Dunas, a la izquierda, y es ahí donde podemos dejar el coche de forma cómoda y segura. Mucho cuidado con aparcar justo enfrente, hacia la playa, en una gran bolsa de aparcamiento, pues al llegar la pleamar os podéis encontrar el vehículo con el agua tocando los bajos… según el coeficiente.
La pasarela de madera es muy cómoda para portear todo el material hasta la orilla, donde nos encontramos a nuestra derecha según llegamos, el espigón de la desembocadura del mencionado río. Este es muy buen sitio para empezar a remar, a no ser que tengamos mar de levas grande, entonces será mejor ir al pueblo y salir por la playa lo más próximo al espigón del puerto pesquero.
Pusimos rumbo Oeste, y en solo 2 kms habíamos pasado la punta del espigón rompeolas del puerto de Barbate, habiendo dejado atrás la playa de Nuestra Señora del Carmen, de 1300 m de longitud, y situada entre la desembocadura del río y el puerto. Es la playa del centro del pueblo, y en la que se bañan la mayoría de barbateños/as, aunque varios grupos ecologistas no recomiendan el baño debido al alto índice de contaminación a causa del río Barbate y su depuradora averiada desde hace 5 años.
Cada civilización le ha dado un nombre a Barbate, así, los romanos la llamaban Portus Baesippo, y tenía una importante actividad pesquera con sus almadrabas; más tarde, los musulmanes la denominaron Barbat, al igual que su río. Tras la guerra civil española, sufrió la imposición del apellido Franco, el cual no perdió por dejadez política, hasta 1998, por decreto de nuestra Junta de Andalucía.
Hoy día incluso algunos de esos enormes barcos pesqueros, han sido reconvertidos al turismo, y se puede disfrutar de un inolvidable paseo bajo los acantilados de la Breña a bordo de una embarcación tradicional de pesca.
Hoy día incluso algunos de esos enormes barcos pesqueros, han sido reconvertidos al turismo, y se puede disfrutar de un inolvidable paseo bajo los acantilados de la Breña a bordo de una embarcación tradicional de pesca.
Tras pasar el comprometido espigón, tenemos a estribor la famosa playa de la Hierbabuena, que posiblemente tenga la mejor derecha de Andalucía, y a partir de aquí entramos de lleno en
el P.N. de la Breña, pero nosotros lo hacemos por mar, no por tierra, y con la marea aún baja, no podemos acercarnos demasiado a sus amarillentas paredes pues hay rocas al descubierto
el P.N. de la Breña, pero nosotros lo hacemos por mar, no por tierra, y con la marea aún baja, no podemos acercarnos demasiado a sus amarillentas paredes pues hay rocas al descubierto
y un leve mar de levas de poniente que te invita a aproximarte a ellas, así que, continuamos la marcha disfrutando de la transparencia del medio líquido y de la proximidad de la montaña, pues aquí, como en los Hurones, se unen dos pasiones, pero esta vez estamos en el mar y la otra vez estuvimos en la montaña, pero remando.
Llevamos 4,5 kms remando y la vegetación es desbordante en la parte alta del acantilado, donde se observa Pino piñonero, sabinas, enebros, jaras… 2 kms más y estamos en la zona que supuso mayor emoción, pues entre el contraste de luces, los diferentes cambios cromáticos producidos por las nubes que a veces dejaban pasar rayos en los momentos clave y la sensación de inseguridad que produce tanta roca alrededor de nuestras frágiles embarcaciones… lo pasamos realmente bien al tiempo que un cosquilleo te recorre el pecho por la cercanía al peligro.
Pasamos bajo la torre del Tajo, vimos gente andando por el sendero de arriba, a 100m de altura, y aquí se observa la formación de roca calcarenita con capas horizontales de margas arenosas impermeables, lo cual provoca que los acuíferos del monte superior surjan en distintos puntos de la pared del acantilado, formando los famosos Caños que dan nombre a la localidad de Los Caños de Meca, a cuya primera playa arribamos cuando llevábamos recorridos unos 9 kms de nuestra particular aventura marinera.
Aquí pudimos disfrutar del surfeo de la pequeña ola que nos ayudó a aproximarnos a la deseada orilla, donde nos repusimos de fuerzas, a base de frutos secos carnosos y otros tostados, para que la dieta sea equilibrada. Estirar las piernas y favorecer la circulación de las mismas es muy importante en este deporte en el que se pasa mucho tiempo embutido en un reducido espacio, en el que, apenas podemos movernos… hay que parar de vez en cuando, antes de que nos entre ansiedad u hormigueo… lo que venga antes según nuestro aguante. No se trata de batir ninguna marca, aquí todo está batido he inventado, así que, sólo nos debemos dedicar a disfrutar del recorrido y no a machacarnos.
En el acantilado se produce el efecto espray salino, en el que la espuma de las olas al chocar con las rocas es elevada por el viento y salpica toda la pared, depositando en ella sal. Esta curiosa mezcla de sal y surgencias de agua dulce provoca la aparición de una vegetación diversa, desde especies halófitas, hasta musgos, higueras y zarzas. También bajo estas impresionantes paredes existe una gran colonia de gaviota argéntea, garcilla bueyera, garcetas, palomas bravías, grajillas y estorninos negros.
A lo largo de la historia, el acantilado ha ido retrocediendo debido a la fuerte presión que supone el golpe de las olas, sobre todo en época invernal, haciendo desprender grandes trozos de roca, que caen al mar, depositando este material sobre sustrato arenoso, y creando un hábitat rico en especies de todo tipo: moluscos, algas, peces, lo que ha llevado a extender los límites del parque natural 1 milla náutica más allá de la propia pared.
Tras haber disfrutado un rato de la tranquilidad de la orilla, pusimos rumbo al cabo de Trafalgar al que llegamos tras haber recorrido más de 12,5 kms.
Te sitúas frente al nuevo faro que adorna el viejo tómbolo y notas enseguida la influencia de la piedra Aceitera, observando los remolinos que se producen en la superficie del agua y sintiendo la velocidad a la que anda la misma, así que sin demora nos dimos media vuelta que ahora había que vencer la corriente en contra.
Te sitúas frente al nuevo faro que adorna el viejo tómbolo y notas enseguida la influencia de la piedra Aceitera, observando los remolinos que se producen en la superficie del agua y sintiendo la velocidad a la que anda la misma, así que sin demora nos dimos media vuelta que ahora había que vencer la corriente en contra.
Sin lugar a dudas este ha sido el lugar en el que nos hemos encontrado al mayor número de chavales pescando “a pulmón”… por algo será. En la ensenada hay unos bajos en los cuales levanta una hermosa ola, y allí había un individuo practicando el deporte del surf y la pala con su waveski.
Nos acercamos a la playa de los Caños de Meca para dar buena cuenta del almuerzo, y emprendimos la vuelta más pegados aún a los acantilados, ya que parece que se nos quitó un poco el miedo a la piedra… incluso arribamos a una micro cala, con techo en un lugar mágico,
en el que hay un túnel con agua por las rodillas por el cual pasas a la playa siguiente, además de disponer de una roca desde la cual puedes saltar al agua, con cuidado, y disfrutar de lo lindo.
Para esta travesía, la mejor canción que se puede enlazar es cualquiera del grupo washingtonés Hot Tuna, formado en 1969 a partir de una aventura musical de 2 miembros de la banda de Jefferson Airplane, ya que el citado pez es la estrella de estas latitudes. El grupo, después de 20 años sin grabar, han vuelto a la escena musical con una obra maestra: “Steady as she goes”.
Ficha Técnica
Localización: P. N. de la Breña
Población: Barbate
Distancia: 12,11 millas naúticas
Dificultad: Media
Trazado: Circular
Población: Barbate
Distancia: 12,11 millas naúticas
Dificultad: Media
Trazado: Circular