lunes, 28 de mayo de 2012

VIVAC EN EL TECHO MALAGUEÑO

Cuando se trata de buscar la emoción, es necesario, en algunos casos, pasar por breves momentos de sufrimiento. Transportar a la espalda la carga necesaria para vivir ese momento vibrante, puede ser el tributo de éste acontecimiento, sobre todo, cuando se ha de caminar por terreno desnivelado y con la dificultad añadida de hacer los últimos metros en la oscuridad, por no haber querido salir antes de casa.
En el pico más alto de la Sierra de las Nieves, se tiene una panorámica excepcional de las poblaciones costeras, y en la noche, esa sensación es mucho más amplia, pues la luminosidad de cualquier núcleo urbano se hace bastante evidente en la distancia.

Una vez en posición horizontal, dentro de la confortabilidad de nuestros mullidos sacos, descansando de la caminata y digiriendo los alimentos ingeridos en la cumbre sobre la medianoche, la perspectiva de la bóveda celeste es indescriptible, llegando al asombro cuando nuestro viejo satélite se oculta en el horizonte, dando paso a una oscuridad que no llega a ser plena, por la contaminación lumínica que aportan los extensos núcleos de población antes mencionados, pero que es suficiente para dejarnos ver la Vía Láctea.

Subí al árbol más alto
Que tiene la alameda
Y vi miles de ojos
Dentro de mis tinieblas.
Nosotras no las vemos,
Las hormigas comentan.
Y el caracol: mi vista
Sólo alcanza a las hierbas

Extremoduro, adapta la letra del poema: Los encuentros de un caracol aventurero, de Federico García Lorca, en su canción “Puta”… nosotros somos afortunados, pues nuestra vista si alcanza a verlas… aunque Puta puede ser la suerte que allí tumbado tengas.

Atardecer

Bahía de Algeciras

Costa malagueña


Amanecer



lunes, 7 de mayo de 2012

Djebel Toubkal (4167m)



Día 1:
La aventura de esta ascensión comienza en Tarifa. Embarcamos en uno de los ferrys de la compañía FRS, comprando los billetes en ventanilla una hora antes, para, así poder, cruzar el estrecho hasta la población marroquí de Tánger,  donde parece que nos hemos retrasado 40 años en la forma de vida de sus gentes y conforme te vas adentrando en su interior la distancia con el progreso es aún mayor.
Si no vamos incómodos podemos caminar hasta el Gare Tanger Ville (tren) pues está a sólo 30 minutos andando por su paseo marítimo, aunque nosotros tomamos un taxi para agilizar los tramites de adquisición de billetes de coche-cama ya que no se pueden adquirir por internet. En general en Marruecos debido a su idiosincrasia es fundamental ofrecerle  la mitad del precio que te pidan, de esta forma te adaptarás a su regateo y disfrutarás de tu estancia, si no, te sentirás engañado y pagarás un buen dinero por tu viaje.

Día 2:
Tras casi 11 horas de viaje, llegamos a Marrakech, donde tras desayunar en la estación negociamos un taxi a Imlil.


Durante la noche había estado lloviendo, y llegando a Asni seguía chispeando bastante, pero la tormenta nos ofreció una tregua justo al bajarnos del viejo mercedes en las calles de Imlil.



Nos ofrecieron mula en el mismo pueblo, y después de regalar objetos de escribir a varios chavales que se acercaban con curiosidad al vernos equipados de montaña  nos fuimos con Mohamed y su mula para arriba.


Al principio costaba empezar a caminar, teniendo en cuenta que la noche anterior la pasamos viajando… con el “chu cu chú” del tren que hacía tiempo que teníamos olvidado este ruido y que le da al viaje un toque de swing.
Al poco rato de camino, dejamos atrás el pueblo, vemos el valle de Tamatert que está formado por pequeñas agrupaciones de casas construidas en adobe y donde su gentes se dedican al turismo al ser estas poblaciones la base para la mayoría de las expediciones al Toubkal, y así por una pista forestal nos vamos acercando a Aremd, a 1945m, metido casi en el cauce del río n´Isougouane, que a juzgar por su cauce, habrá tenido épocas mejores.


Al fondo de lo que seguramente fue  la morrena de un glaciar, el camino se empieza a inclinar al salirnos del río por la vertiente Este del cauce, y se va tomando altura suavemente, hasta llegar a Sidi Chamharouch, donde cruzamos el torrente que baja del Tichki (3753m) por un puente de hormigón. En este lugar hay construida una mezquita junto a una enorme roca pintada de blanco, que destaca sobre el resto de minerales de la zona, y bajo la cual hay construido un pequeño espacio, que completa la gruta en la que pernoctó Sidi Chamharouch, el rey de los genios, que tiene la apariencia de perro negro por el día y de humano al caer la noche.


Alcanzada una altura de unos 2500m, te encuentras en el camino un puesto de minerales y chucherías varias, donde paramos  a tomarnos un zumo natural de naranjas recién exprimidas y fresquitas, y aquí aprovechamos para comer el bocata.
Al llegar al refugio Les Mouflons, a 3200m, la ocupación no era muy alta, y por un  poco más, nos ofrecieron una habitación para nosotros solos. Hay que comentar que el precio del refugio se puede negociar, al tener otro refugio al lado, el Neltner, juegas con esa ventaja. De todas formas, el Neltner es más barato, pero la comida es peor, a no ser que lleves cocinero desde Imlil, y la confortabilidad del Mouflons también lo supera.


Cenamos bien, dos platos de comida típica marroquí y postre. Hay personas que tras beber agua del grifo, o simplemente comerse una ensalada, reaccionan a las bacterias del agua, pues su organismo no está acostumbrado, y pueden vaciarse en una noche de vómitos y diarreas. Esto hay que tenerlo muy en cuenta, y cuidarse de lo que comemos, pues puede estropear nuestro objetivo. A veces se piensa que puede ser por la altitud, pero lo más seguro es que sea ocasionado por el agua.

Día 3:
Nos levantamos con las primeras luces, pues teníamos todo un gran día por delante y sólo pretendíamos subir el Toubkal. Nada más desayunar, subimos por detrás del refugio, cruzando el río junto a la cascada, y ascendemos sin tregua hacia el gran corredor que se sitúa entre Punta Imlil (3560m) y Tête dÓuanoums (3970m), con un zigzagueante rumbo Este, soportando rachas de viento gélido que arrancaba de la montaña la nieve caída en la madrugada del día anterior.


Se hace muy dura la subida, pues en línea recta, sobre el plano, sólo nos separan 2400m de la cumbre más alta del Atlas, pero el desnivel a salvar en tan corta distancia es de 1000 metros, por lo que la pendiente es elevadísima.
Llegando al collado, y atraído como un imán, fui cambiando el rumbo hacia el Sur, para subir el solitario Toubkal Oeste (4030m). Era insoportable caminar cerca de la arista, de hecho la trepada de 4 metros que debemos hacer para llegar a la cumbre, la dejé para otro día, no fuese el viento a arrancarme de la montaña y hasta aquí hubiésemos llegado.


Deshice mis atrevidos pasos, para llegar nuevamente al gran collado y seguir ascendiendo, casi sin merecer la pena, sólo para conquistar lo inútil, pues no apetecía seguir castigando el cuerpo más tiempo, pero una vez ahí parece que estás obligado a llegar.

No sabes mi nombre, no nos conocemos
Pero existe esa complicidad
Sonidos que no escuchamos
Los momentos que perdemos
Cuando emprendemos ese movimiento

Es el movimiento de tu corazón, el que te llama hacia lo más alto, aunque realmente no escuchas su sonido, como dice la canción La Espera, de los Granadinos Varaverde.
Durísimos, fueron los últimos momentos de nuestra ascensión al techo más alto de África del norte, un camino rumbo NE, próximo a la arista cimera, y azotado por desagradables rachas de un gélido viento que no hacía si no restarnos energía y por otro lado aumentar el coraje necesario para alcanzar la cima.
Estamos a 4167 metros de altura después de dos jornadas caminando, observando unos paisajes inolvidables y unas formaciones geológicas muy peculiares del jurásico y cretácico plegadas y rectilíneas que te recordaban que estabas en el Gran Atlas.


Es domingo, y llevamos fuera de casa desde el viernes… una noche sin descanso en el tren, otra noche sin


descansar en el refugio, debido a la altitud y los problemas de sueño que comporta, y el frío, era suficiente acumulación de cansancio, así que con premura, emprendimos la retirada.


Un poco más abajo del collado, nos cruzamos con nuestros amigos Albert y María, a los que vimos muy enteros y con ganas de continuar hasta la pirámide, así que nos saludamos y empezamos a buscar un lugar acogedor para el merecido avituallamiento, que realizamos bastante abajo, una vez notamos que el viento no azotaba tan fuerte.


La vuelta fue mucho más divertida, pues la nieve había perdido dureza y permitía tirarse ramaseando y así acortar tiempo de bajada, para disfrutar desde el confort del Mouflons, de la conversa con otros


montañeros españoles, con el guía bereber de un grupo de ingleses, que sabe bastante español, y como no,


del vuelo de innumerables chovas piquigualdas que se buscaban la vida por los alrededores de los refugios.


Día 4:
Nos levantamos sin prisa para desayunar bien,  empacarlo todo y despedirnos de los compañer@s con los que estuvimos conviviendo las últimas horas.
Una vez llegó Mohamed, con su mula, empezamos el camino de vuelta al valle. Había que despedirse de la montaña, y acercarnos a la civilización. Con nuestros amigos catalanes deshicimos los pasos del segundo día de este viaje tan emocionante y a la vez estresante, pues ahora tocaba de nuevo el negocio de todo con las gentes del pueblo, y de la ciudad.


Al llegar a la urbe, nos buscamos un Ryad cerca de la estación, y acabamos cenando en la plaza Jemaa el Fna, “plaza de la muerte”, si queremos traducirla a nuestro idioma, pues en ella se ejecutaba antaño a los infieles.
Nos encontramos rodeados de una multitud de transeúntes y los comerciantes típicos del lugar, todo adornado con encantadores de serpientes, malabaristas, aguadores, y un sin fin de personajes dignos de una película. Creemos que es imprescindible visitar esta plaza al menos una vez en la vida, y a ser posible, de noche.


Era 30 de abril, y el 28 se cumplió un año del atentado terrorista que se llevó por delante la vida de 17 personas en el café Argana, e hirió a otras 20, algunas de gravedad, por lo que el monolito levantado a las victimas en la plaza aún conservaban las flores.

Día 5:
Era nuestro último día en la ciudad, y lo dedicamos a pasear por la medina y conocerla bien, y por las zonas nuevas de Marrakech pues hasta las 21:00 no salía nuestro tren con destino Tánger.


Casi cansa más andar por la ciudad que subir a una montaña… Comentar que habiendo ido por nuestra cuenta sin hacer ningún tipo de reserva excepto el refugio, todo ha salido muy bien.


Desde este sitio de internet, animamos al que quiera hacer algo por el Atlas, o por Marruecos en general a que no lo dude y se lance… es mucho más  cómodo que ir con una empresa de “aventura”, pues no tienes tiempos de esperas y vas resolviendo y disfrutando de los sitios y lugares cuando te apetece y también tienes más contacto con las gentes del lugar. 

Datos Técnicos

Localización: Parque Natural del Toubkal
Población: Aremd (Marrakech)
Altitud máxima: 4.167 m
Distancia recorrida: 35 kms
Desnivel: 2.508 ms
Tipo de trazado: Lineal
Clima: Alta montaña


viernes, 4 de mayo de 2012

LA MAROMA DESDE EL ALCÁZAR

El día anterior, en la bajada del pico del Cielo, pasamos bastante calor, por lo que a las 8:25 ya estábamos caminando habiendo dejado el vehículo en el Área recreativa El Alcázar.
Habíamos dormido en la supuestamente tranquila población de Alcaucín, y decimos supuestamente, porque a la mañana, observamos que al coche le faltaban las dos rejillas delanteras, por donde entra el aire al radiador… Alcaucín no posee mucha oferta hotelera, al contrario que Nerja, y además es bastante más caro; por lo que no la recomendamos como punto  de descanso para posterior subida a la Maroma.
Desde el mismo pueblo nos dirigimos en coche al área recreativa, que encontraremos señalizada, donde pasaremos primero por el Mirador de Miguel Álvarez donde nos iremos adentrando en una zona de escarpes rocosos de cuarcitas y barrancos; llegamos a la popular “Área Recreativa del Cortijo del Alcázar”. A partir de aquí comenzamos a andar desde el aparcamiento de la mencionada zona, donde había varias tiendas de camping instaladas, y por donde pasa una acequia con un buen aporte de agua.
El frescor de la mañana invitaba al caminar, y vamos ascendiendo por un carril, boscoso y con bastante inclinación. 


Al dirigir la vista al SE nos sorprende lo escarpado del terreno, compuesto de enormes paredes de caliza y un pronunciado barranco, por donde baja el arroyo del Alcázar. Al contemplar estas paredes rocosas lo primero que se nos viene a la mente es su similitud con los Picos de Europa, sus agudas crestas y profundos barrancos, así como, su proximidad al mar y el blanco de la roca calcárea hace que te traslade a otros rincones norteños.


No continuamos por la pista, que nos lleva a Cerro Torreones, y luego pasa cerca de Cerro Castillejos, pues da un rodeo muy largo, aunque suave, y preferimos tomar el sendero inclinado que asciende directamente por el cortafuegos, rumbo cuasi Norte hasta el pluvio - nivómetro , donde damos un brusco giro al ESE para tomar la cuesta de las Víboras (1.300m) que es una empinada ladera y desde donde podemos ir contemplando las agudas crestas y profundos barrancos que nos deja al descubierto su cara Oeste.


La vegetación arbórea va cediendo a la altitud, poco a poco, hasta encontrarnos en el típico ecosistema de media montaña de la subbética, configurado a base de karst y vegetación rastrera y rupícola. Y donde nos sorprende la variedad de materiales que configuran su entorno natural, que van desde los enclaves rocosos de las partes bajas de cuarcitas, pasando por los esquistos, gneis y los mármoles dolomíticos procedentes del triásico, es decir, originados hace 300 millones de años en los fondos marinos.
La vista hacia el Norte es espléndida, con el Pojje de Zafarraya, compuesto por una vasta extensión de terreno llano rodeado de enormes montañas de caliza, y hacia el Oeste vemos el embalse de la Viñuela, Comares, Periana… mientras ascendemos por una estupenda y elaborada vereda, que nos permite mantener un buen ritmo de ascenso.
Pasamos un manantial de buena agua, pero que en esta fecha tiene poco fluir debido a la sequía, y aquí el camino se inclina de nuevo, rodeando el cerro del Mojón, y enseguida alcanzamos el collado desde donde vemos Sierra Nevada, tomando el camino de la derecha, que se sumerge en un pinar, y desde donde vemos el pico de Don Abuelo.


Otra referencia que debemos pasar es Fuente Santa, que está también en condiciones difíciles… ¡maldita época de sequía!


Pronto llegamos al viejo pluviómetro de la cañada del Mojón, y caminaremos por la cuerda divisoria de provincias, hasta el lugar en que se sitúa el peculiar torreón que eleva el poste geodésico de La Maroma, visitado por nosotros por segunda vez.


It don´t mean a thing (if it ain´t got that swing)… no significa nada si no tiene ritmo, ese swing que encontramos en cada ascensión, en cada caminata, o en cada ola.
Esta canción la compuso Duke Ellington, y se grabó en 1932. Pues es impresionante escuchar a O Sister!, banda afincada en Sevilla, interpretando tan preciosa composición.
Estamos a 2068,5m según la cartografía, y en el techo de Granada, aunque tanto la altitud de este hito como su emplazamiento provincial son motivo de controversia. No queremos entrar en polémica, mas en la entrada anterior en la cual narramos la subida desde el Robledal Alto, nos manifestamos a favor de la provincia Malagueña, sin más, habiéndonos informado por un estudio de inventarios de cumbres llevado a cabo por la Consejería competente… pero los foros, muchas veces hacen mejor trabajo que la Consejería (no es de extrañar), aunque, también cabe destacar, que donde se yergue el Vértice Geodésico, no parece ser la cota más alta de este macizo, y no es el único lugar en que sucede, pues esto se construye por cuestiones de visibilidad, no como meta alpinística.


Según plano, editado por el Ingeniero Técnico en Topografía Miguel Ángel Torres Delgado en el año 2000, el poste se sitúa en la cota más alta, habiendo otras elevaciones al Este Nordeste de 2054m, 2068m y 2067m respectivamente, quedando todas dentro del término municipal de Alhama, incluso la sima, queda recogida dentro de la provincia “Granaina”.


Sin embargo, buscas otras fuentes (Wikipedia p.e., no muy fiable) y le dan el gentilicio de malagueña a la cumbre. Llegados a este punto, que cada cual saque sus conclusiones, y nosotros volveremos a pensar que el techo malagueño es el Torrecilla. Lo importante de todo esta refutación es que la Consejería ha incluido a estas sierras en el Parque Natural de las Sierras de Tejeda, Almijara y Alhama que constituyen una barrera geográfica entre dos provincias y que debían de ser protegidas tanto por su riqueza natural e histórica.


En la cumbre había bastante personal, todos llegados desde el Robledal, donde la subida tuvo que ser muy poco tranquila, y estuvimos unos 45 minutos  en su atalaya disfrutando de las vistas que nos ofrecía el


mediterráneo, que eran muy claras, acercándonos a la cumbre más próxima y a la sima, que tenía nieve en el interior. Y a pesar de la afluencia de personas ese día en La Maroma una manada de cabras 


montesas se atrevieron también a aproximarse a la cumbre de tal forma que todos disfrutamos de un día espléndido.



Datos Técnicos

Localización: Parque Natural de las sierras de Tejeda, Almijara y Alhama
Población: Alcaucín (Málaga)
Altitud máxima: 2068,5 m
Distancia recorrida: 16 kms
Desnivel: 1.330m
Tipo de trazado: Lineal
Clima: Media montaña