Siempre
que el mar está bravo, pero nos apetece remar un poco, tenemos la opción de
recurrir al complejo entramado de caños que nos ofrece el Parque Natural Bahía
de Cádiz.
Lo
de parque natural es un decir, pues sólo hay que asomarse y contemplar que se
trata de estructuras que ha creado el hombre a lo largo de la historia,
conduciendo el agua a su antojo, según las necesidades piscícolas o salineras
de la comarca, hoy día, cuasi en desuso, y que poco a poco se van perdiendo, a parte,
se ve como todo está bastante deteriorado por culpa de un sector de la
población poco respetuoso con el medio ambiente, en general. La cantidad de
vertidos a los que se somete día a día a este circuito acuático es
decepcionante. Siempre nos preguntamos si es sana la práctica de la pesca por
la zona, viendo como ciertas poblaciones, al verse colapsadas las redes de
saneamiento locales, toman la determinación de abrir válvulas y mezclar las
pluviales, con las aguas fecales, por que las depuradoras no dan abasto.
Sólo
hay que asomarse a un emisario, por ejemplo en Puerto Real, y comprobarlo con
dos de nuestros sentidos: la vista, y el olfato.
Para
evitar que nuestro entorno sufra estos atentados, solo hay que tener sentido
común, pero lamentablemente, resulta, que a día de hoy, el sentido común es el
menos común de los sentidos.
Muévete tan solo un metro,
tu enfoque cambiará.
Muévete dos mil kilómetros
y no sabrás donde estas...
Con este comienzo de la canción "Movimiento" del grupo granadino Varaverde, encontramos nuestra inspiración para no quedarnos en casa.
Un
sábado cualquiera, quedamos sin previo aviso, con los compañeros de San Roque,
para volver a encontrarnos sobre el líquido elemento con nuestras
embarcaciones. Nos metimos al agua tarde, pero nunca es tarde si hay ganas de
comer, y si no hay ganas, se rema un poco, y ya vendrá el apetito. Cinco kayaks,
cinco salimos de La Magdalena, en dirección a Sancti Petri, y al encuentro de
Miguel, que desde Chiclana, iba a intentar reunirse con nosotros.
El
día, se presentó venteado, y fresco, pero el remar y la conversación, hacían
que entrásemos en calor.
Llegamos
al puerto de Gallineras, y no nos habíamos cruzado con el componente
Chiclanero, aquí pasaba algo, pero ya era hora de vaciar las bodegas de nuestros
navíos y llenar el buche. Al rato vemos una embarcación naranja, con remo de
cucharas también naranjas, que lentamente y contra viento y marea, se
aproximaba desde donde habíamos venido nosotros: era Miguel, que decidió
equivocarse para entrar por Carrascón y volver por Sancti Petri, y así hacer un
poco de turismo.
Tras
un copioso almuerzo, compartiendo material, nos dimos la vuelta, separándonos
de nuevo, e intercambiando embarcaciones para probar otras sensaciones.
Os dejamos el vídeo gentileza de Xema Romero.