lunes, 24 de marzo de 2014

Villaluenga y Sierra de los Pinos

 

Desde abril no pisábamos la Sierra del Endrinal, y decidimos hacerlo uno de los días más tranquilos del año, y tras varias jornadas continuadas de lluvias.
Saliendo desde el merendero, ascendemos por el Puerto de las Presillas hasta el cortijo de Fardela. Corría agua por cualquier sitio, y la zona de Dornajo estaba especialmente atractiva y fotogénica, momento que aprovechamos todos para picotear algo mientras molestábamos un poco a los tritones.
Hubo momentos muy emocionantes, cuando los buitres empezaron a pasar muy cerca de nuestras cabezas, buscando la térmica de las pedreras por las que caminábamos, rumbo a la cancela de la finca Los Navazos.
El camino que va de Fardela a Villaluenga, hacía años que no lo transitaba y nos salimos un par de veces de su desdibujada vereda, pero llegamos a la portilla que da paso al pinar por el que accedemos a Pocillo Verde.
Mientras comíamos en las proximidades de cierta casa y comprobar que todavía perdura, aunque un poco ennegrecido, el cazo que dejé en la misma, hace ahora por lo menos siete años, estuvimos hablando de Phil Everly, el menor de los Everly Brothers, que falleció dos días antes de reunirnos para caminar.
También murió el día dos de enero, el crítico de Jazz y uno de los colaboradores del programa Sonideros, Javier De Cambra. Siempre nos quedará su recuerdo y todo lo que ha aportado a nuestro conocimiento musical. Gracias… por eso, vamos a poner una canción de uno de sus grupos favoritos:  The Monkees.
Lo interesante de alargar la jornada es que llegamos tarde a nuestro objetivo y podemos disfrutar de la soledad y de las luces tan especiales del final del día.
Fátima, Álvaro, Miguel… es 5 de enero y son más de las cuatro y media… ¡Vamos para abajo que se nos hace de noche! …Y tomamos la directísima para bajar a los Llanos, con premura, y sin apenas tiempo de tomar unas fotos a las cabras, que el Puerto de las Presillas, todavía distaba un rato.
Antes de las siete estábamos en la carretera, habiéndose convertido en una jornada muy placentera y con muy buena compañía para comenzar este nuevo año.















 

martes, 18 de marzo de 2014

Cerro Alto (1813m), Peñón de Enamorados (1777m), Peñilla (1683m) y Peñón de Ronda (1299m)

Desde la última travesía por Sierra de las Nieves no ha pasado más de mes y medio, pero todavía teníamos en los labios el sabor agridulce de la masificación, el deterioro, y el bullicio que crea la peregrinación masiva al Torrecilla un día soleado y con bastante nieve.
Para llevarse un buen sabor de boca, hay que elegir un día tranquilo, un grupo reducido (íbamos dos… aún se puede reducir más…), y un itinerario poco frecuentado: Las nortes de la Sierra.
Casi era el día del santo patrón de Irlanda, Saint Patrick, Patricio para los colegas, y en La Tarataña, a las seis y pico de la mañana escuchábamos de los Extremeños Aulaga Folk, su disco Extremairlandura, donde se acercan de lleno a la música tradicional, Celta, de ese aislado país. Casi nadie diría al escucharlos, que es gente de bellota y castúo.
Y hablando de aulagas, se están poniendo preciosas (con lo ásperas que son), y tras pasar un poco de frío al principio (0ºC), entramos en calor por la Cañada de las Ánimas y nuestra primera ascensión del día: Cerro Alto, donde paramos a avituallar el cuerpo con un poquito de chocolate y genjibre, relajar la mente contemplando la amplitud visual que nos proporciona (no hay nada como el montañismo), y pertrecharnos hasta las cejas, pues soplaba viento gélido y no era broma.
Peñón de los Enamorados se convirtió en nuestro destino más inmediato, y por la arista nos aproximamos a su base. Bajando al Pinsapo de la Gotera, nos acercamos a la Peñilla, por toda su arista, coincidiendo con dos espeleólogos que bajaban a Sima Erótica (-107m). La Peñilla te ofrece una vista casi en planta del Peñón de Ronda, y nuevamente por el camino de la arista, nos acercamos al Puerto del Hornillo, bajando por el Pinsapar de Cubero y almorzando junto a la Fuente de los Hornillos, que nos proporcionó su fresca agua para calentar el té. Un placer de la vida que pocas comparaciones tiene.
Hicimos una subida y bajada circular al Peñón de Ronda, desde donde vimos gente comiendo en el Puerto del Hornillo, a golpe de prismático, y donde paramos otro instante a rebajar la temperatura corporal, ya que el sol apretó bastante, sufriendo de una amplitud térmica de más de 25 grados con respecto a la vivida a las ocho y media de la mañana.
Bajamos hacia el maltrecho cortijo y nos aproximamos al Pilar de la Breña, a repostar, tomando el camino que sale hacia el NW y que pasa por todos los sinclinales, ofreciendo unas vistas de vértigo pero con un piso incómodo y peligroso, hasta situarnos bajo los imponentes Tajos del Canalizo (otro placer del que disfrutar), para buscar el camino que llega a la Cañada de las Ánimas. Este tramo es un poco difícil, pero con paciencia, se gana.
Un gran día, un precioso recorrido, una tranquilidad absoluta, y la sensación placentera de haber disfrutado de la naturaleza.
Lejos se antoja el Peñón de Ronda



Desde Cerro Alto: Enamorados (Antiguo Torrecilla) y Peñilla.


Siguientes objetivos: Peñilla y Peñón

Desde Peñón de Enamorados: Cerro Alto.

Arribando a La Peñilla.




En el Peñón de Ronda




Los Tajos del Canalizo.

viernes, 14 de marzo de 2014

Los Hardales en BTT


Todas las semanas salimos a pedalear por el entorno de la Bahía. Es tan sencillo como vestirte de romano y sacar la máquina por la puerta. Tras ocho días de levante fuerte, me decido a poner rumbo a la colada de los Hardales, para comprobar in situ una dantesca imagen que se repite cada vez que nos azota el viento de componente este.

Salgo hacia Chiclana, desde San Fernando, por el camino del tranvía, y pincho la rueda trasera antes de alcanzar la quesería. Una vez alcanzada la colada de los Hardales, y tras comprobar que han terraplenado el carril que une Puerto Real con Medina Sidonia, giro bruscamente a la izquierda para pasar por “Los Toboganes” y arribar al vertedero de Miramundos. 

En esta zona, la Ghost se defiende bastante bien, interpretando el terreno a su antojo, pues la doble suspensión hace mantener las ruedas de 26 pulgadas siempre en contacto con el suelo, permitiendo que me concentre únicamente en la conducción y en disfrutar de la trazada… abro a tope el amortiguador trasero y me relajo sintiendo el viento en la cara mientras bajo a toda velocidad… es como un baile, sujeto a mi bici y buscando los peraltes para aprovechar al máximo el camino sin tener que tocar las manetas de freno… I´m Shakin´ , ya lo refleja Jack White en un blues sublime, junto a un coro de voces femeninas sencillamente bestial.

Antes de Miramundos, compruebo, como otras veces, que el viento desplaza los plásticos a kilómetros del vertedero, destrozando alambradas, contaminando tierras de cultivo, ensuciando arroyos, y deteriorando un paisaje de campiña que da de comer a unas cuantas personas.

Entonces me pregunto: ¿de que sirven iniciativas como Coge3 o las campañas de recogida de residuos llevadas a cabo por voluntarios de SFK? La verdad es que no sirven de mucho, pues por otro lado, la administración no mete baza en la actitud de los responsables del vertedero, que bien nos cobran la recogida de residuos.

Como dije al comienzo, el panorama es dantesco.

Rodeo la Sierrezuela por carretera, pues la ascendí hace dos días, y no me gusta repetir camino  en la misma semana.

Rumbo a Puerto Real voy pensando en la libertad que me proporciona la bici, y la facilidad de su uso. Está claro que vivimos en un país de ciclistas; en todas las casas hay, al menos, una bici, pues es un vehículo básico y el más ecológico de cuantos existen. Habría que construir más carriles bici, para que la población pueda disfrutar sin riesgos del mejor de todos los deportes, el que más emociones provoca, sin malos rollos de rivales ni contrincantes… un mundo de camaradería y salud. De hecho, lo primero que te manda el médico de familia cuando se avecinan problemas cardíacos es muy simple: Monte usted en bici… que quien mueve las piernas, mueve el corazón… y el regalo que todos recordamos con cariño y emoción desde pequeños, fue nuestra primera bici.

¿Quién no se ha emocionado viendo pedalear a Marco Pantani?






miércoles, 12 de marzo de 2014

LAS CAHERUELAS Y LA GARGANTA DE PEDRO JIMENEZ


Cuando el viento de levante azota con toda su fuerza, incluso conciliar el sueño es a veces complicado.  El insomnio se define como la incapacidad o dificultad para iniciar o mantener el sueño, y pueden ser varios los factores que lo producen, entre ellos el ruido nocturno. Ya hace quince años que los finlandeses Insomnium irrumpieron en la escena musical con sus contundentes y melódicos riffs de guitarras, a la vez que Niilo Sevänen con su atronadora voz y su envolvente línea de bajo nos proporciona un ambiente sonoro especial… es por eso, que cada vez que no conseguimos dormir, nos proponemos a escuchar Death Metal relajante y melódico.
Después de varias semanas de mal tiempo se avecinaba un sábado soleado pero con unas predicciones de fuertes vientos del Este y si nos parecía poco nos fuimos a Tarifa, al reino del viento.
Partimos del Santuario de la Luz, del s. XIV y, que fue mandado construir por Alfonso XI  en conmemoración de la batalla del Salado donde las tropas castellanas derrotaron a los benimerines, último reducto norteafricano.
Cruzamos el río de los Molinos y vamos ascendiendo por la colada de Ramos hasta que llegamos al Puerto de la Cruz, en pleno Parque Natural de los Alcornocales, y cruzamos de nuevo el río de los Molinos para ir ascendiendo por toda la arista de la dehesa de las Caheruelas, terreno pedregoso debido a que nos encontramos en la formación del Aljibe, y donde los grandes bolos de areniscas adquieren un color rojizo, determinado por el oxido de hierro.
Desde arriba  divisamos  el gran valle que se forma entre las  sierras de Enmedio y  Fates a nuestra izquierda  y  la sierra de Ojén a nuestra derecha y al fondo la bella estampa que nos deja  la panorámica de la costa atlántica del Estrecho y donde podemos otear la costa africana.
Llegamos a la pequeña  aldehuela de las Caheruelas-Caballero, pequeño conjunto de casas dispersas, algunas de ellas se encuentran ya derruidas por el paso del tiempo; la dispersión por el suelo de gran cantidad de sillares nos indican que en su tiempo tuvo que haber sido  una aldea con una población considerable, otras se mantienen firmes. Y comenzamos a bajar por la dehesa de las Caheruelas y nos adentramos en un bosque de alcornoques donde se encuentra el complejo dolménico de dicho nombre.
Retomamos de nuevo la pista dirección a la garganta de Pedro Jimenez que comenzamos a subir por un pequeño sendero con una exuberante vegetación de helechos, alcornoques… y un caudal importante de agua que baja hacia el valle.
Llegados a una zona de complicado avance, nos separamos de Dani, y traveseamos hacia la ladera sur del cerro de la Parra, pero no nos reencontramos, así que bajamos por un cortafuegos, ya que el viento hacía insoportable el avance, llegando de nuevo a las casas de Caheruelas y tomando el camino directo al santuario, donde degustamos un relaxing.
 












domingo, 2 de marzo de 2014

Paseo invernal por Sierra Nevada


Decidimos ir a Hoya de la Mora, para acometer la subida a Villavientos, tarea que se vio truncada por la baja velocidad del grupo, aunque la visibilidad no acompañaba mucho, pero por esa zona es muy difícil perderse… hay veces que avanzas sin saber donde estás, pero pronto aparece entre la espesa niebla algo que te recuerda tu posición. Con la máscara congelada, y la pantalla del receptor también… de poco servía el gps, además, no llevaba siquiera un punto con las coordenadas del vivac.
Cruzando una de las pistas que baja de Veleta, se nos acercó una socorrista, y nos preguntó si sabíamos donde estábamos, a lo que respondí afirmativamente, pues sabía que cruzando dos pistas más, llegaríamos en breve a la Carigüela.
Hacía un buen rato que había empezado a nevar, la visibilidad era de unos 20 metros, y el viento… feroz.
De pronto, voy a dar un paso y veo un cortado delante de mi… quieto… esta es la divisoria de la vertiente Sur/Norte… el refugio debe estar por aquí cerca… miro atrás y no veo a nadie… espero un rato allí, al borde de la arista, y empiezo a vislumbrar las siluetas de Isa y Miguel entre la espesa niebla. Les grito e invito a acercarse donde yo estoy. Ambos, preocupados, empiezan a cuestionarse si seré capaz de encontrar el vivac… la ventisca es brutal. ¡Creo que estamos a salvo!.
Un semicírculo borroso aparece a unos metros. ¡Es aquí!. Isabel tiene miedo de bajar un talud de nieve polvo porque piensa que va a caer precipitada por el collado, que más que un collado, parece un muro de nieve.
Llegamos ante la puerta del refugio, y nos pusimos a la obra para retirar más de medio metro cúbico de nieve y así poder entrar con comodidad, aunque el interior no es nada confortable, pues hay mucho montañero, a los que les viene grande ese adjetivo, y no tienen respeto por las instalaciones.
La temperatura en el interior no sube de -2º C en toda la noche, pero metido en un buen saco de plumón, hasta pasamos calor. Miguel lleva un saco de plumas de Quechua, supuestamente confortable a -5ºC… pero el pudo comprobar que no era así. Los fabricantes no son tontos… si venden algo más barato, es porque no ofrece las mismas prestaciones.
A las 5:30 tuve que salir a vomitar, en medio de la ventisca y la noche… no se cual fue el motivo de aquella indisposición que no me dejó descansar. Pudo ser mal de altura, o el hecho de haber cocinado con nieve derretida… aunque a ambas situaciones estamos acostumbrados. Cualquier cosa te puede sentar mal, menos el hecho de escuchar a Garotas Suecas, grupo brasileño de rock que podemos escuchar de la mano de Vampi Soul Records, que seguro que con su ritmo tan alegre y sus matices musicales, hacen que nos olvidemos de cualquier mal.
Tras desayunar, con mucho esfuerzo y desgano, dos tercios de los componentes del grupo, deciden volver hacia abajo sin subir Veleta ni el Cerro de los Machos (objetivos a priori)… tras ver como la ventisca seguía azotando con fuerza a cotas altas, y levantando la nieve polvo que nos cayó la tarde anterior. La temperatura era de -8ºC, y la velocidad del viento, bastante alta… cercana a los 100km/h, por lo que según las tablas, la sensación térmica rondaría los 30 bajo cero…
De todas formas, no era disparatado haber subido al Veleta. A este ritmo, nos vamos a convertir en unos pisapraos (buscar definición de pisapraos en el foro Acimut).
Nos acercamos a la arista del Veleta, cerca del rapel de Las Posiciones, y es espectacular lo cargado que está todo el Corral. Esa zona está muy peligrosa, pues hay una capa de hielo vivo, cubierta con otra capa de nieve polvo de pocos centímetros. Tuvimos que descender de espaldas una rampa, hasta casi alcanzar la pista de fondo, para regresar en poco tiempo al aparcamiento.