lunes, 29 de septiembre de 2014

Facinas - Tarifa (Cádiz)

Habíamos planeado esta ruta con una buena “grupeta”, y así se realizó, en armonía y con un ambiente de disfrute y compañerismo entre todos.
Salimos a pedalear desde Facinas, pasando por las ruinas del “Regimiento Facinas”, que queda a nuestra derecha según avanzamos por la carretera que se adentra al valle de Ojén y rodea el embalse de Almodovar.
En el kilómetro 4 de esta carretera, nos desviamos a la diestra para avanzar hacia el Puerto de la Torre del Rayo,  tomando un desvío a la siniestra junto a las casas de Cañada de la Jara, y ahora si… ahora si que vamos a disfrutar de un espléndido carril de tierra.
La gran ventaja de la bicicleta de montaña es que prácticamente te puedes adentrar en cualquier enclave, y recorrer en muy poco tiempo una gran distancia, lo que hace de esta actividad un eficaz medio para conocer mucho territorio sin sufrir y disfrutando de todo el recorrido.
No sabemos si decir que la mañana era perfecta, pues nunca llueve a gusto de todos, pues windsurfistas y otros amantes del viento estarían aburridos, pero para nosotros, si que era perfecta: ambiente fresco, ausencia total de viento,  una luz espléndida… y ocho bicis, ocho… avanzando en armonía… y en ese momento me viene a la cabeza Miss Europa… canción de Eladio y Los Seres Queridos grabada con una orquestación excepcional en los estudios Cata, en Madrid. Totalmente aconsejable, igual que la práctica del “Mountain Bike”.
Cruzamos (volviendo al recorrido) por la garganta de Pedro Jiménez, frondosa y húmeda como cualquier canuto de los Alcornocales, donde es inevitable parar y saborear el momento. Avanzando a base de dar vueltas a los pedales, que era lo único que daba vueltas esa mañana de domingo, pues la calma chicha forzaba a los aerogeneradores a permanecer en el más absoluto y atractivo silencio, arribamos al Mirador del Estrecho, no sin antes, ascender con brío por el camino de servicio de una hilera de viejos cacharros electromecánicos que “adornan” la arista que cae desde el Pico Cabrito hacia el Sur.
Estamos a poco más de 400 metros de altitud y las vistas merecen el esfuerzo… la bajada es peligrosa, pues la velocidad, si no tocas los frenos, es vertiginosa.
Ahora toca extremar la precaución y circular por la N-340 en dirección a Tarifa, en bajada, pero pronto abandonamos este intranquilo lugar para volver a disfrutar de la soledad de la Cañada de Matatoros, buscando, y rodeando el Cerro del Cascabel, pasando nuevamente junto a viejas instalaciones militares, tristemente abandonadas a su suerte… infraestructuras totalmente aprovechables para otros menesteres como por ejemplo escuelas talleres, centros de recuperación de aves, hoteles rurales… pero para eso hace falta compromiso y sentido común, y desgraciadamente, nuestra administración carece de ellos, por lo que aquí se puede comprobar.

Los restos de un incendio reciente dan un toque dramático al momento, y nosotros ascendemos una fuerte rampa, haciendo uso y disfrute del 22 x 32 y llegamos al Cerro del Cascabel, donde se yerguen los “Cañones de Navarone”. Impresionantes estructuras de acero, herrumbrosas, en un desuso lamentable… que sin defender su uso bélico, pues estas baterías están obsoletas, si que podrían ser recuperados por la Junta, para reconvertirlos en observatorios de aves, en vez de construir unos nuevos…. Ahora que tanto nos quieren promocionar el reciclaje, la responsabilidad y el uso sostenible… por ejemplo.
Tras recrearnos, rodeados de enormes boñigas de ganado vacuno (parece un campo de minas) nos ponemos de nuevo en marcha para bajar (y volver a pasar junto a viejas infraestructuras de defensa) hasta la ciudad más Meridional de Europa… esa que se convirtió hace años en “Wind Capital” y que tantos atractivos turísticos posee, pues es nexo de unión de dos mares.
Nos hidratamos un poco y continuamos por la playa de Los Lances, cruzando el río Jara, y entrando de nuevo por la carretera, que pasando por la ermita de la Luz, nos permitirá arribar a Facinas, donde nos espera una buena comida… no sin antes haber ascendido de nuevo, y por la otra vertiente, el Puerto de la Torre del Rayo… donde las fuerzas ya no eran las mismas de las que disponíamos hacía seis horas.
























sábado, 20 de septiembre de 2014

Puente de la Pepa (Cádiz)

El segundo puente sobre la Bahía de Cádiz, con una altura de 69 m y una longitud total de 5 kilómetros, lo que le convierte  hasta ahora en el puente más grande de España, está muy avanzado, aunque todavía falta mucho para que el primer vehículo cruce por ahí arriba.
Aunque la obra debía haber sido entregada en 2012, ya lleva dos años de retraso… y lo que queda.
Cruzar con kayak por debajo de ese espectacular tablero, impone. La sombra que proyecta sobre el agua es sobrecogedora, y la imagen de tanta estructura metálica encima de tu cabeza, digamos que te hace pensar. Todos los pilares que lo mantienen en pie son de hormigón pretensado, que en los estribos centrales a penas se aprecia debido a la cantidad de andamios que les rodea.
Quizás lo que le da más personalidad a este puente en su tramo central donde se sitúa el puente atirantado, desde abajo se aprecia el final de los tirantes y sus cierres te llaman la atención por su tamaño. Por su altura considerable van a poder pasar los barcos por el canal de Navegación sin tener por ello que elevarse sus tableros como ocurre en el puente Carranza.
Lo que no llama mucho la atención desde abajo es su anchura, teniendo en cuenta  que está previsto que circulen cuatro carriles y dos de vías férreas del tranvía Metropolitano que comunicará las poblaciones de la Bahía.
Desde diciembre de 2012, creemos que no pasábamos por ahí, y el panorama ha cambiado bastante. El puente es visible a kilómetros, de hecho, cuando pasamos en bici por El Portal, lo vemos, y no digamos desde la Sierra de San Cristóbal.
Bridge to Better Days es una preciosa canción de Joe Bonamassa, que esperemos sea un augurio de lo que esta grandiosa y costosa obra de ingeniería  pueda ofrecer a la movilidad y la vida en la Bahía.


Vista del castillo de Doña Blanca con el puente La Pepa al fondo














lunes, 15 de septiembre de 2014

Caños intermareales en kayak

Todos sabemos a estas alturas, pues nos informa bastante bien Mónica López, que la luna ha estado en el perigeo, que es el punto más cercano al centro de esa órbita elíptica que describe el astro al que tantos músicos han cantado.
Esto ha provocado mareas vivas, de coeficientes altísimos, tanto, que el camino que discurre paralelo al tren en el tramo entre Puerto Real y San Fernando, ha sido inundado en todo su ancho.
Todas las semanas salimos por este carril una o varias veces, y no suele suceder este fenómeno.
En la tarde del viernes, hemos podido llegar a golpe de pala, hasta un mirador de madera que se sitúa junto al caño Talanquera, atravesando la bahía y así adentrarnos en el entramado de caños que son vías por donde entran y salen de las marismas las aguas mareales, esta red de caños se extiende por todo el Parque Natural de la Bahía de Cádiz formando una red que comunica las marismas  y las salinas entre sí y con las aguas de la bahía.
Este verano, por suerte, hemos tenido poco levante y mucho poniente, lo que acumula grandes cantidades de basuras flotantes en la zona de isla Verde y caño de San Fernando. Un mal difícil de atajar.
Con la guitarra de Nils Lofgren de fondo, queremos dar a conocer este rincón de la Bahía gaditana y aconsejar su uso y disfrute… tanto en kayak como a pie… aunque la mejor opción y desde la cual abarcamos sin esfuerzo toda la bahía al completo, es la bici.

Desde el kayak, nos desplazamos en silencio, y podemos disfrutar del avistamiento de aves con bastante facilidad, y de una perspectiva diferente de nuestro entorno… si no fuese por lo engorroso de su manejo fuera del agua y lo complicado del porteo y almacenaje, saldríamos más a navegar… y recomendaríamos más su uso, sin lugar a dudas.