sábado, 29 de agosto de 2015

El Moncayo (2314m)

Cadenica de Oro es una canción popular aragonesa, una Jota... la letra habla de que se le perdió en La Mar, pero es difícil creerlo, pues ni Huesca ni Zaragoza ni Teruel tienen linde con el océano... Seguramente, en alguna deformación fonética, pues antes estas cosas pasaban de generación en generación, es decir por tradición oral,  y se cambió el "Lavar" por "La Mar"... es más creíble que se perdiera esa cadena en algún lavadero aragonés. Es muy recomendable escuchar la versión de Carmen París.
El reino de Aragón se une con el de Castilla y León en la cumbre del Moncayo, montaña perteneciente al Sistema Ibérico. Es, además de la cumbre de Zaragoza y Soria, la más alta del Sistema Ibérico.
Establecimos nuestro campo base en Épila, donde vive nuestro primo Carlos, y con su ayuda y compañía, nos dirigimos al Parque Natural del Moncayo, para pedir un plano en la oficina del centro de interpretación de Agramonte.
La mañana estaba nublada, fría, no se veía nada… todo lo contrario a los 40 grados que vimos el día anterior mientras bajábamos del Pirineo, al paso por la capital zaragozana.
Empezamos a caminar a través de un excepcional bosque de hayas, en el que encontraríamos bastantes acebos entre otras especies, habiendo dejado el coche en un aparcamiento habilitado (hay varios según se sube) junto a la Fuente de los Frailes.
Pasamos junto al Santuario del Moncayo, y es increíble la foresta que guarda esta solitaria sierra, visible desde mucha distancia.
Una vez salimos de la frondosa vertiente NE, y sobre los 1800m, se abre ante nosotros una de las maravillas del parque: El Circo de San Miguel, por supuesto de origen glaciar. El camino ahora, serpentea entre rocas y restos de pinar silvestre, parece que está acabada la ruta, pero aquí empieza lo mejor, además, la suerte de ver como salíamos de la niebla y gozar de un espléndido mar de nubes, típico del Moncayo, fue un gran momento.
Primero , al llegar a la cuerda ascendimos al Cerro de Morca (2274m), quedando el  Circo de San Gaudioso a nuestra izquierda. Volvemos sobre nuestros pasos y nos acercamos al Cerro de San Juan (2279m), por la arista, y continuamos hasta el Pico de San Miguel o del Moncayo (2314m).
Nos agazapamos en una corraleta en la misma cumbre, para comer, y vimos como las nubes se disolvían bajo nuestros pies, la presencia de una pareja de cuervos, ave de rapiña enorme y preciosa, puso un toque de entretenimiento a la solitaria cumbre… solitaria porque habíamos empezado tarde, ya que nos cruzamos con muchas personas que bajaban satisfechos.
Disfrutamos muchísimo de esta ascensión, ya que la compañía de Juan Carlos, el perfecto anfitrión, puso una buena guinda a un pastel que parecía inmejorable.
El Moncayo se merece una visita… es mucho más interesante de lo que pueda parecer. Su microclima, sus vistas desde la cumbre, que abarcan Soria, Zaragoza, Pirineos… y kilómetros de meseta…. Son un buen argumento para decidirse por ella.

Mucha precaución en esta montaña en época invernal.








Cerro de Morca



Hito de los Montañeros a la Virgen del Pilar

Cima de San Miguel o del Moncayo

Corraleta en la cumbre de San Miguel

Corvus corax en vuelo




Fuente de San Gaudioso


viernes, 21 de agosto de 2015

Pico Cerbillona (3248m) y Pique Longue (3298m). Vignemale

Desde Gavarnie, en la primera curva cerrada de izquierdas camino de la estación de esquí, sale una estrecha carretera por la tangente, que nos acerca a la Barrage d´Ossoue. Tras un arriesgado ascenso con el coche (el camino no es apto para un turismo, pero es lo que hay), arrancamos a caminar sobre las 5:30, a oscuras y con cierta incertidumbre. Al pasar junto a la presa, supusimos que el trayecto era el bueno, pues no hay otro embalse por la zona.
Vemos un directorio que nos indica 2h 45´ hasta el refugio de Baisellance por el GR 10. Tras la cola del embalse atravesamos la imponente morrena glaciar.
Estamos ante una de las grandes ascensiones del Pirineo, y más concretamente frente al pico más alto de la vertiente francesa, y poco a poco se va alumbrando la montaña con las luces de un nuevo y brillante día.
Tendremos que soportar un camino con bastante pendiente, atravesar neveros, pedreras, y por supuesto, el torrente que baja del glaciar de Ossoue, que lleva aceleradísimo el proceso de desaparición, desgraciadamente.
Casi toda la información que habíamos leído, apuntaba a hacer la ascensión de manera fraccionada, pero intentamos hacerla en una sola jornada, y aunque lleva más horas, es perfectamente viable.
Las primeras grutas de Russel, primer pirineísta en subir esta majestuosa montaña en 1861, nos las encontramos sobre las 8:15; no nos entretuvimos mucho, pero se puede entrar perfectamente. Es increíble el trabajo que llevaron a cabo en aquellos años, y a esa altitud.
Henry Russel fue el precursor del Pirineísmo. Aunque visto desde el punto de vista del “conservacionismo” actual pueda parecer una aberración excavar en plena roca en alta montaña con el fin de pasar allí los días; eran otros tiempos, y seguro que hoy, aun siendo más restrictivos en el aspecto de las intervenciones, ocasionamos muchísimo más daño a la montaña, y no sólo por la presión humana in situ y el vertido desmedido de porquería por parte de casi todos.
Seguimos ascendiendo junto a un espectacular torrente de agua, y desde hace un rato circulamos entre rocas, algunas de ellas totalmente pulidas, como por encargo de un cantero… un gigantesco e imponente cantero: El glaciar de Ossoue, que hace algunos años se arrastraba por donde ahora caminamos.
En la base del Petit Vignemale, llegamos al manto níveo que cubre el añejo hielo ennegrecido por el paso de los años. Nos ponemos crampones, nos encordamos, y pasamos a otro mundo.
La pendiente es todavía mayor, si cabe, que la que hemos disfrutado hasta ahora… hay que salvar más de 1700m de desnivel, en solo unas horas y con esa premisa es de esperar poco terreno llano.
Monferrat nos va recibiendo conforme nos acercamos al plató del macizo del Vignemale, donde descansa el glaciar, rodeado de picos impresionantes y muy sugerentes. Es quizá una de las montañas más bonitas que hayamos visto, por su cautivadora cromática y sus afiladas formas… le pasa como a Brittany Howard cuando canta Makin´Me Itch, con su grupo Alabama Shakes… tiene un poder de seducción inigualable, y una energía sorprendente.
Aquí comenzó el negocio, pues el objetivo era el Pique Longue, pero tiene un tramo muy, muy vertical, que nos asustó. “¿Hacemos el Pic de Cerbillona?”
No es posible plasmar en un papel la felicidad que nos aportó haber ascendido esta montaña… desde la atalaya del Cerbillona se ve el valle del Ara como si lo estuvieses sobrevolando… es realmente impactante la verticalidad de este magnífico macizo. El Infierno está tan cerca que casi lo podíamos tocar, y también el Balaitús y el Midi d´Ossau. Es de esas montañas de las que no quieres bajar, ese momento hay que vivirlo con total intensidad. Por unos instantes pisamos España, vimos la nueva estación meteorológica; también vimos restos de basura que podría llevar muchos años allí arriba… nuestras vergüenzas salen a la luz por mucho que las hayamos escondido… y volvimos a la vecina Francia.
Recuperamos mochilas, y nos separamos… uno glaciar abajo y otro por la rimaya basar del Clot De La Hount en dirección al VG del Pique Longue, bajo las tres impresionantes grutas de Russel, que muestran como ha retrocedido el glaciar en 150 años.
La vista no es muy distinta, sólo cambia la perspectiva del circo y la sensación de saber que has culminado dos picos de más de tres mil metros de altitud… La bajada del Pique Longue al glaciar, es bastante arriesgada y expuesta a la constante caída de piedras. Hay que extremar las precauciones en este tramo.
Rendimos homenaje gastronómico a nuestros emocionados cerebros a más de 3000m, en pleno glaciar y contemplando las luces y sombras que nos regalaba el poquísimo viento reinante mientras jugaba con las nubes de evolución que nos sorprendieron en la zona más alta del Pirineo.
No podremos olvidar la preciosa imagen que tuvimos de, el Casco, la Brecha de Rolando… y Marboré… hacía sólo dos años habíamos ascendido aquella montaña, cuya cumbre es tan amplia, qué según Russel, un pelotón podría maniobrar en su cima.
Era hora de deshacer nuestros pasos y despedirnos de Pirineos hasta otra ocasión, y tras trece horas de montañismo y haber disfrutado de las marmotas, dimos por buena nuestra empresa, con todos los objetivos cumplidos, y alguno más.



Dejamos atrás el embalse de Ossoue



Marboré al fondo





Grieta en el glaciar de Ossoue


Al fondo el collado de Cerbillona


Cumbre del Cerbillona 3248m

Bajo las grutas de Russel, Pique Longe arriba y Pitón Carré  a la derecha

Grutas de Russel


Pico de Cerbillona, Pic Central a la izquierda. Isabel en el centro del glaciar.

Infiernos, Midi d¨Ossau, Balaitus.... al fondo

Cumbre de Vignemale o Pique Longe

Montferrat y de nuevo Isabel en el centro del glaciar.







Grutas de Rassel



jueves, 13 de agosto de 2015

Pica d´Estats (3143m)

Es la cumbre más alta de la comunidad catalana, por lo tanto, se trata de una ascensión muy cotizada.
Desde Llavorsí, tomaremos la carretera que sube a Áreu, y pasando el pueblo, continuamos por un estrecho y pedregoso camino. Serían las 5 de la mañana cuando entramos en aquella oscura pista forestal, que nos llevó una hora y veinte minutos para recorrer unos 12 kms. Estamos ante una de las zonas más frondosas de la cordillera; y llegar a Pla de Boet, donde dejaremos el coche, ya es toda una aventura, de hecho, hay sendero para subir caminando desde el mismo pueblo, y muy recomendable para aquellos que no se atrevan con la alta montaña, o para quien se atreva con una ascensión clásica, sin apoyo de automóvil.
La vegetación es absolutamente impresionante… la cantidad de helechos enormes y todo tipo de foresta nos sorprenderá a los que vivimos en el Sur peninsular.
A los 15 minutos de haber comenzado a caminar, vemos el refugio de Vallferrera… vamos caminando por el majestuoso GR-10, y justo antes de cruzar el barranco de Areste, nos impacta la desolación que ha provocado un alud de nieve en la pasada primavera.
El sendero es bastante inclinado y el avance se hace lento a primeras horas de la madrugada, hasta que se entra en calor. Al rato pasamos a la vera del barranco de Sotllo, donde se suaviza la pendiente y la belleza paisajística aumenta por momentos. La travesía de Plans de Sotllo, proporciona una imagen inolvidable, sobre todo a la vuelta, ya que la luz es más intensa y el borreguil brilla con un verde único. Estamos ya a 2200m.
El siguiente paso a ganar, será el Estany de Sotllo, un lago glaciar enorme y precioso, que ya nos ofrece una perspectiva de lo que se nos viene encima. Se rodea dejando el lago a nuestra derecha. Sólo nos queda un esfuerzo más, y alcanzaremos el Estany d´Estats, desde donde nos impone la amplitud del circo que nos ofrece la montaña, con el Port de Sotllo (2884m) 400m por encima de nosotros, el Pic de Sotllo (3085m) a la izquierda, y la Pica a la derecha.
Una vez en el collado, parece que la ascensión ha terminado, pero aun nos quedan casi dos horas, pues hay que bajar al Estany de la Cometa, ya en la vertiente francesa, ganar el coll de Riufret, girar a la derecha, y por una zona mucho más suave, con un par de trepadas, nos situamos en el collado que separa el Pic Verdaguer (3125m) al NO y Pica d´Estats a nuestro SE.
Vamos a rendir honor al poeta catalán Jacinto Verdaguer, y vamos a subir primero a este respetable escudero de la gran cima de este macizo, el techo de Cataluña: La Pica d´Estats. Aquí termina la provincia de Lleida y la comarca del Pallars Sobirá, y comienza el departamento de Ariege, en nuestra vecina Francia, y por donde hemos estado caminando desde hace unas 2 horas. Estamos a tiro de piedra de Andorra.
Hace muy poquito que han instalado en la cima la estación meteorológica, que nos da información en la página de AEMET, pinchando en Montaña – Pirineo Catalán.
Las vistas: indescriptibles.
La bajada: mucho más rápida por la gran pedrera (tartera), pero igual de cautelosa en la travesía de los restos del glaciar de Sotllo. Recuperamos la mochila de Isabel, que se quedó hacía 4 horas en la pedrera (con el móvil, la cartera… y lo más importante: la comida), y nos dimos el gran homenaje: pasta a la carbonara de altitud.
La música: Jeff Beck, en directo en el Ronnie Scott´s.
La recomendación: Ir preparados para una jornada de unas 13 horas por un entorno increíble. Se puede tomar agua por el camino, y hay quien fracciona, haciendo noche en el lago.
El Track: No, pues el fichero da error. Tampoco hace falta si vamos atentos.
Desnivel: 1450m…