miércoles, 28 de octubre de 2015

Sierra del Palo y Sierra de Libar

Aunque cabía la posibilidad de lluvia, emprendimos la marcha a las ocho y media de la mañana desde el punto limpio de Villaluenga, hacia el Puerto del Correo.
Llegamos a los llanos de Libar, y pasado el refugio, a nuestra derecha, veremos dos hitos que indican la subida al pilar del Saucillo.
Este camino es ascendente, precioso, jalonado por añejos quejigos y vetustas encinas, con un ambiente muy acogedor… tanto, que sin darnos cuenta habremos llegado a una oxidada cancela que se sitúa casi en un collado de la sierra del Palo, que separa nuestra divisoria de aguas de la que vierte al valle del Guadiaro.
Nuestro objetivo era El Tunio, pero al llegar a este collado, nos decantamos por ascender primero a un precioso torcal que se sitúa al NE.
Al encumbrar, hacía viento, frío, y al minuto empezó a llover. A penas dio tiempo de inmortalizar la lluvia por detrás del pico Ventana. El cielo, cubierto de oscuras nubes, nos invitó a negociar el recorrido, y como al regresar al collado, seguía lloviendo… poco, nos retiramos hacia los llanos de Libar. No teníamos ganas de repetir la gran mojada de hacía siete días en Sierra de las Nieves.
Al alcanzar el Puerto del Correo, la meteorología había avanzado de modo favorable a nuestros propósitos, por lo tanto decidimos girar al Norte, y buscar un camino, si lo hubiere, que transitase por la Sierra de Libar. Encontrado este, y al ser ascendente, vimos otras posibilidades, lo seguimos y trabajamos mejorando el marcaje con hitos más contundentes.
Esto nos llevó a una zona idónea para tomar el almuerzo, a cubierto del poco viento reinante. Con el estómago lleno y la mochila vacía se piensa y se camina mejor… decidimos subir hacia la cima de aquella elevación que nos había dado cobijo, y a través de lapiaces enormes y rodeados de torcales espléndidos, dimos, tras pasar un murete de piedras, con una de las cumbres que forman la sierra de Libar… y cayeron otras cuatro gotas.
Hay formas de diseñar una ruta… a nosotros nos va más la improvisación, pues es más sana para el estado de ánimo… menos estresante. Creemos que fue así como nació el plato Chino-Estadounidense Chop Suey… improvisando un poco en la cocina… muy acorde con la caminata de esta jornada: un poco del Palo y un toque de Libar. Chop Suey! es además una de las canciones más conocidas de la banda Armenia System Of A Down, quizá la más reconocida. Es brutal,  tiene unos cambios de ánimo, o de ritmo, que llegan al sobresaliente.


















martes, 6 de octubre de 2015

Puntal de Loma Pelada – Mulhacén y Mulhacén II

Aunque ya se haya ascendido una montaña, hollado una cumbre o descendido un puerto, a veces hacemos repeticiones, sólo por buscar la esencia de la vida, que no es otra cosa que disfrutar distintas emociones y sensaciones.
Nunca habíamos vivaqueado en la cumbre de Mulhacén, y aunque las nubes lenticulares no recomendaban la ascensión, como el Vasar de la Norte estaba cubierto de nieve, y por lo tanto peligroso; decidimos hacer algo nuevo y buscar un rinconcito donde encajar dos espaldas para intentar reconciliar un imposible sueño a 3475m de altitud.

Primeramente habíamos ascendido un Puntal de Loma Pelada que por momentos se cubría y se descubría… era como esa sensación de estar sentado en la mecedora, en casa de la abuela, mientras el visillo era bamboleado por el viento que entraba por aquella ventana y a veces se metía hacia el salón…

Comimos reposados en la pared lateral de un refugio de la Caldera, que por momentos se llenaba más… y no nos apetecía pasar una multitudinaria noche… estamos en la Montaña, por favor… Tras asomarnos a la vereda del Vasar, y comprobar que tenía bastante nieve como para hacerla con seguridad, y pensar en la posibilidad de algún desprendimiento rocoso provocado por el fuerte viento que reinaba en la montaña, tomamos la decisión “in situ” de hacer algo nuevo, pues subir a Mulhacén no debe convertirse en algo monótono y aburrido… hoyamos el techo peninsular, y nos acercamos a su pico hermano: Mulhacén II, donde el viento era incómodo y la sensación térmica bajísima. Retrocedimos hacia la masificada cumbre, y buscamos donde encajar dos espaldas, protegidos, en la medida de lo posible de aquel fortísimo viento.

Fue como un sueño… un sueño de acordes y melodías infinitas, como las que son capaces de transmitir los cinco miembros de Dream Theater, que siguen siendo uno de los grupos más técnicos y virtuosos del panorama mundial. Mike Mangini, desde luego, es un buen sucesor del carismático e impresionante Mike Portnoy, con las baquetas.

Sobre las cinco o antes, ese sueño se convirtió en húmedo, y es que se concentró una gran nube en la montaña, y como el viento era tan fuerte, toda esa humedad, captada por el nylon, al ser sacudida la tela violentamente, nos caía al interior humedeciendo todo el material… incluyendo los mullidos y cálidos sacos. Isabel permaneció nerviosa y preocupada, toda la noche… yo sin embargo, adopto la técnica del avestruz, y no quiero saber nada de lo que ocurre del techo para afuera… mañana será otro día.

Tras un luminoso amanecer, en menos de una hora desayunamos calentito, carbohidratados y supervitaminados, empacamos todos los enseres… el viento, al asomarnos al cambio de rasante que desciende por la Oeste, era tan brutal como nunca lo había vivido… casi nos tiraba al suelo, y a veces, por el efecto de la mochila, te giraba sin tu quererlo… en Las Posiciones y en la Carigüela, era algo similar.
Había fuerzas para llegar al coche, en la Hoya de la Mora; en 4h 15 min lo hicimos…  no cargamos ni agua durante el descenso, ya nos hidrataríamos en el bar.

 
Las primeras nieves en el Cerro de los Machos y nortes

Los Tajos de la Virgen


Cumbre de Puntal de Loma Pelada


Crestones de río Seco, Machos y Veleta alineados

Desprendimiento en la bajada a la Caldera

Laguna de la Caldera

Cumbre del Mulhacén II

Entre Mulhacén II y Mulhacén

Ocaso en el Mulhacén 

Laguna de la Mosca

Juego de Bolos desde el Mulhacén

El "hotelito" en la corraleta (antigua construcción)

Vista de Puntal de la Caldera desde el Mulhacén

El crepúsculo desde el Mulhacén





Las nubes cubren el Veleta





jueves, 1 de octubre de 2015

De Venta El Frenazo a Cala Arenas

Nuevamente salimos a pedalear desde Venta El Frenazo, en Los Barrios, punto de encuentro de ciclistas de la comarca del Campo de Gibraltar.
Comenzamos buscando el carril que nos lleva a Botafuegos, cruzando por un embalse del Prior bastante reducido con respecto a como lo vimos hace tan sólo 80 días… lo que se tarda en dar una vuelta al mundo, vamos.
Este día quedé con mi hermano y el amigo Jorge, con los cuales hicimos una rápida ascensión al Puerto de la Higuera, pasando por la finca Las Corzas. Continuamos la vertiginosa bajada al Bujeo, donde tomamos la N-340 sentido Algeciras, para girar a la derecha, al poco, por un carril en bajada que va buscando el Cerro del Tambor.
Llegamos a una carretera, asfaltada, en la cual, a tumba abierta descendimos casi sin tiempo de disfrutar del paisaje, pero aprovechando el instante emocionante de tumbar a tope la bicicleta y gozar en cada viraje… vi pasar por mi izquierda las famosas Pantallas… de forma casi borrosa… era la primera vez que las veía… y pasando estas, tomamos un carril que sale a la derecha en una curva cerrada, bajando vertiginosamente en un santiamén hasta la misma orilla de Cala Arena, en Punta Chorlito.
Un descenso espectacular, agotador, por un terreno desconocido para los tres, pero que derrochando un poco de valor, resultó muy gratificante. Altamente recomendable para disfrutarlo en bicicleta.
Mis dos compañeros montan en modernas bicis de carbono, mientras que yo soy fiel al acero… acero con el que se han librado miles de batallas… acero como el de las cuerdas de la guitarra de Andrew Stockdale, cantante de Wolfmother; banda de rock potente, fresca, divertida y original…. Igual que estas bicis.
Costeamos hasta el Faro de Punta Carnero, y llegamos por asfalto hasta El Cobre, donde nos metemos de nuevo en la Puerta Verde de Algeciras… y porque no decirlo… ya sobraba la subida que rodea el embalse del Prior… las ganas de llegar al final, donde comenzamos, eran notables.
Son 75 kms de disfrute, en apenas cinco horas, por lo tanto, da tiempo de sobra en una mañana a realizar el recorrido y luego quedarse por la zona a disfrutar de sus rincones y gentes.

Y el track, gentileza de Carlos: http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=10812449