“Y por las noches me meto en el sobre, y me acuerdo cuando estaba yo en Graná… ¡que a gusto estaba yo en Graná”. Grupo de Expertos Solynieve.
¿Podríamos pasar la sexta noche en montaña en dos meses? Así se pensó dos o tres días antes del sábado 15 de mayo. Se celebraba una década de aquel famoso 15M, y no encontramos mejor manera de celebrarlo que concentrarnos todos (los dos) en la montaña que presume tener la cota más elevada de Málaga, la vecina y adorable provincia.
Aquella primera vez que la ascendimos, fue por el Robledal, y ya hacía más de una década, así que, a repetir trazado, que ya lo habíamos olvidado por completo.
La memoria se activa con los primeros y cargados pasos, y aunque no somos dueños de nuestras emociones, podemos intentar que estas sean más agradables. Las mochilas son grandes y pesan, pues hacia donde vamos no encontraremos una fuente con agua, a no ser que nos desviemos hacia la fuente de la Tacita de Plata, opción que en principio no contemplamos, y que luego vimos que hubiese sido la mejor alternativa.
Se puede decir que somos adictos al aire que respiramos, a las tardes de anaranjadas siluetas montañosas y a las noches oscuras cargadas de estrellas que se confunden en el horizonte con las luces de los navíos que cruzan el Mar de Alborán. Adictos a las cumbres de montañas altas, donde en realidad tenemos más cielo que tierra.
Tuvimos tiempo de sobra en la cumbre de la Maroma para limpiar estupideces humanas, como harapos amarrados a la torre del Vértice Geodésico, vidrios rotos, y otras lindeces poco montañeras. Estuvimos un buen rato en la cumbre, buscando el respeto a la montaña… pero no lo encontramos por ninguna parte. El respeto por las montañas se ha perdido… o ha muerto.
También aprovechamos para izar el cartel de “Fin de Sendero” que se encontraba descansando en horizontal, sin utilidad alguna. Sólo era cuestión de fabricarle un hito que lo aguantase con fuerza.
Atardecer y amanecer en lo más alto de la sierra de Tejeda, fue un gran regalo, y se lo agradecimos enormemente a esta montaña.
Desde la cumbre, cuando nos disponíamos a cenar hicimos una prueba de comunicación por el canal 7-7 de montaña, y sonó el aparato. Establecimos contacto con Arturo, de Dos Hermanas, que estaba con su grupo del blog AlfaBravo.org en la lejana cumbre de Sierra Mágina, y se disponían a acercarse al refugio de Miramundos para pasar la noche. Una vez en casa, en la web de Horizontes Ibéricos comprobamos el alcance de nuestra conversación: 105 kms con un pequeño walkie Motorola. El canal 7-7 une personas, y te puede ayudar en caso de extrema necesidad. Sienta bien hablar con alguien que tiene tus mismas inquietudes, aunque estés tan lejos. Eran los mismos con los que establecimos contacto una semana antes en Sierra de las Nieves.
No había oscurecido del todo, y llegaron tres chavales a los que saludamos, pero se bajaron a dormir cerca del cruce con la fuente antes mencionada, con su grupo.
Sería cerca de medianoche cuando volvimos a ver luces. Un grupo de cuatro personas buscaba sitio para dormir. Abrí la tienda y les indiqué cual de los vivacs era el más adecuado… lo acababa de limpiar antes de elegir otro para nuestra tienda.
No se si eran las dos de la noche, cuando llegaron dos chavales de Málaga, también dispuestos a pasar la noche en la cima de esta estupenda altiplanicie caliza.
No eran las siete de la mañana, cuando ya no aguantaba más dentro del saco y mi inquietud fotográfica me empujó hacia el exterior buscando, como dice Robe en ese majestuoso Mayéutica, “un instante de luz”.
El frío viento de la noche no impidió que descansáramos, incluso que durmiésemos profunda y cálidamente en aquel reducido vivac de piedras amontonadas por otros montañeros con la misma pasión, aunque en algunos casos, confundidos por vertederos, por otros pseudo montañeros con distintas inquietudes y ninguna pasión. No seas de esa clase, y mantén limpia tus montañas. Es tu obligación.