Enciendes el televisor, las noticias del tiempo te alertan de una ola de frío para el fin de semana, de fondo, el cantautor Silvio Rodríguez, que tantas veces nos ha alentado con sus canciones a soñar con estados más libres, canta su canción Testamento, que nos habla de no más fronteras y de banderas comunes que vuelen con la Historia (ojalá que nuestras futuras generaciones llegué el día que sólo conozcan una sola bandera que nos unan a tod@s).
Como nosotros no concebimos las fronteras desafiamos a la ola de frío y nos fuimos a la frontera de Bonales-Tentudía (Huelva-Badajoz). A las nueve de la mañana nos encontrábamos en Arroyomolinos de León, un pueblo que fue extremeño hasta las reformas provinciales del s. XIX que pasó a formar parte de Huelva. El termómetro marcaba -3ºC, nos dirigimos a la Iglesia de Santiago y accedemos al camino por la calle del Cerro que nos conduce al cementerio, una vez pasado éste, se inicia el camino histórico de la Cuesta de los Olivos, que une Arroyomolinos con Badajoz.
Es un camino empedrado y flanqueado por muros de piedra que son las antiguas lindes entre fincas que se extienden por toda Extremadura. Estas lindes son muros de piedra que se recogían del campo y se aprovechaba tanto para limpiar el campo de piedras, para así ir construyendo las dehesas, como para separar una parcela de otra y no romper con el entorno. Estas debían ser acopladas por el tamaño y formas, vemos que su construcción es perfecta no llevan entre ellas ningún tipo de mortero para su sujeción excepto en sus partes altas para que no se caigan. ¡Qué trabajo¡ Es una pena que este trabajo tan laborioso y tan pesado que han realizado las manos de muchos peones se vaya perdiendo, bien por el deterioro o cambiarlo por las espantosos vallas de alambres espinosos que en la mayoría de las veces son armas mortales para algunos animales.
Bien, avanzamos por el camino que cada vez más va subiendo la cuesta y gracias a ello vamos soportando el gélido viento que corría, así como las pequeñas gotas de aguanieve que a veces hacía su presencia. Desde el inicio del camino se empieza a divisar bastantes señales de “PR-A-43”, así que no hay problemas, hasta que se llega al cruce de caminos del Puerto de Gila (798m), aquí el ayuntamiento lo tiene mal señalizado porque si giras hacia la izquierda te sigues encontrando las señales de PR pero el camino te conduce a la carretera que te lleva al pueblo de Cabeza la Vaca, así que no nos vale, más que nada es utilizado por los ciclistas según nos comentó Cecilio el dueño de la finca el Robledal, por la que pasa el camino, que después de echar unas charlas sobre el aprovechamiento de los recursos naturales proseguimos nuestro camino, esta vez por el camino de la derecha. Este acceso como he comentado antes es histórico, es muy frecuentado por arrieros de la zona para realizar sus tareas agrícolas y ganaderas.
Arriero |
A nuestro alrededor se van extendiendo las dehesas extremeñas con sus alcornoques y encinas, también se divisan bonitos prados. El camino nos va a dar un giro a la izquierda que tras superar una cancilla se convierte en una vereda hasta que bajamos al molino la Mora que se encuentra ya derruido, el ascenso se
Molino La Mora |
realiza por un robledal despojado ya en esta época de sus hojas, al final de esta vereda cruzamos un amplio camino y en vez de seguirlo recto donde lo indica las señales nosotros atajamos hacia la izquierda por lo que empezamos una fuerte ascensión por una zona de rebollos o melojos (Quercus pyrenaica), que nos va a
Bosque de rebollos o melojos |
conducir a una senda de pequeños robles y vamos a desembocar al primer cerro de los Bonales (1055m), un hito de piedras con un palo clavado en vertical nos indica que hemos llegado al techo de Huelva, a un
Cima de Bonales (Huelva) |
lado del camino se dispersa los robles y al otro una zona de pinares. Si seguimos la senda unos metros más adelante ya en la provincia de Badajoz nos encontramos con otro pequeño cerro el Bonales este de 1062 m de cota, de ahí, que se conozca como Los Bonales. Desde este punto ya podemos divisar el Monasterio del Tentudía.
Empezamos a bajar por la cuerda del cerro que nos conduce a la carretera que va de Calera de León hasta Tentudía, hay que caminar por la carretera hasta el último tramo que te desvías hacia la derecha por una pista que te lleva hasta el mismo Tentudía, salvando antes claro está una inclinación de unos 200m de desnivel entre bajada y subida. Y te encuentras en el vértice geodésico que se alza sobre una cruz forjada en hierro (1105m), el techo de Badajoz, la provincia más grande en extensión de España.
Cima de Tentudía (Badajoz) |
El Monasterio del Tentudía del s.XIII, conserva un hermoso claustro mudéjar, así como su retablo policromo y con una rica historia medieval en sus muros que es interesante conocer.
Monasterio de Tentudía |
A pesar de la mañana tan frígida, el sol brillaba y, pudimos saborear nuestra comida contemplando a lo lejos las hileras de montañas que configuran la cordillera de Sierra Morena, que se van superponiendo, y a nuestro alrededor se extiende la dehesa extremeña. La dehesa es uno de los ecosistemas más equilibrados que existe hoy día en el clima mediterráneo, es un bosque, donde el hombre lo ha ido elaborando, agasajando paso a paso, lo ha limpiado de malezas, de matorrales, de arbustos, es decir, transformándolo a sus necesidades, a los biorritmos de un clima de fríos inviernos, a sus abrasadores veranos, a unos otoños lluviosos, como a una primavera exuberante de colorido. Por eso se me viene a la cabeza los versos del poeta extremeño Luis Chamizo cuando dice:
"Cuando con el jacha
Descuajo en la jesa,
Las ramas se runden,
La jacha se mella,
Y yo, que soy juerte,
Me queo sin juerzas…
Por eso, a través de los años el hombre ha sabido conservar, cuidar, mimar esos árboles centenarios de alcornoques y encinas para obtener unos recursos y aprovechamientos tanto ganaderos, agrícolas y forestales. El hombre y la dehesa siempre han vivido en sintonía. Si paseamos por medio de una dehesa, donde los espacios vacíos se suceden, el pasto es una alfombra vegetal que se extiende por el entramado del bosque, y así, podemos disfrutar en medio de un silencio estático de verdaderos monumentos naturales, donde cada árbol es único, cada rama es sublime y cada tronco es solitario, sólo es interrumpido por el gruñir de los cerdos, guarros, puercos, gorrinos, verracos, lechones, cebones que aprovechan sus exquisitos
Dehesa extremeña con cerdos ibéricos |
frutos y nosotros, a su vez, vamos aprovechando los suyos.. ¿pero hoy día conservamos y protegemos debidamente estas dehesas? ¿Respetamos el gran esfuerzo que ha tenido que realizar el hombre para llegar a tener esos ecosistemas tan ricos? La mecanización, deforestación, peste porcina, pesticidas, centrales nucleares, sobreexplotación agrícola, especulación urbanística… están haciendo que la dehesa, un día no muy lejano, quede reducida a lo que es un Parque Nacional más, al que hay que proteger.
Ficha Técnica
Localización: Límite del Parque Natural de la sierra de Aracena y Picos de Aroche y Sierra Morena
Población: Arroyomolinos de León (Huelva)
Altitud: 1118 ms
Distancia: 26,09 Km
Desnivel: 1274 ms
Dificultad: Media
Trazado: Lineal
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