Caminar por Asturias es moverse por un manto verde, como lo cantaba la voz inconfundible de Manzanita cuando cantaba…
Verde que te quiero verde
verde viento, verde ramas
el barco sobre la mar,
el caballo en la montaña
verde, que yo te quiero verde…
pero si ya lo haces por Somiedo, es como viajar al paleozoico, su diversidad de gamas de verdes es comparada a su diversidad litológica que va desde las añosas pizarras hasta las más recientes calizas, por eso se le conoce como el manto de Somiedo, nada tiene que ver con los demás parque naturales del Principado.
Debido a su altitud y a la presencia de los vientos del océano le confiere una climatología significativa con abundancia de nieblas que se entremeten en las cumbres y le confiere un aspecto fantasmagórico, todo este ambiente tornadizo es lo que le otorga una riqueza y paisaje vegetal inconfundible que te traslada a una época ancestral.
Por eso en él encontramos los valles típicos de la era glacial, así, en los circos se encuentran los lagos y lagunas a mas de 1600m de altitud, como el conjunto lacustre de Saliencia, al que se accede subiendo al alto de la Farrapona (1709m), frontera natural entre Asturias y León, desde donde podemos disfrutar de un agradable recorrido por sus tres lagos colindantes uno de otros, como son los lagos de la Cueva, la Mina, Negro y el lago Cerveriz que se accede a
ellos por inclinados senderos mientras que puedes contemplar la vega de Riondas y de Camayor, así como, todos los montes de Bustariegas.
Y si quieres alargar un poco el recorrido te puedes acercar al lago del Valle que es el mayor de toda Asturias tras pasar la sierra del Tarambicu que nos va a separar las dos cabeceras glaciares y contemplar así la acción glaciar en esta zona. También es esta zona puedes disfrutar del vuelo de cientos de Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris), son pájaros de tan sólo 15 cm, pero su voz son pequeños chirridos agudos que es lo que hace que el grupo se mantenga unido y al congregarse muchos en los roquedos produce un efecto particular y conmovedor. Con su vuelo veloz se va situando en las paredes de los vestigios de una actividad minera del hierro que se desarrolló en la zona, donde las diferentes tonalidades del color rojizo de las rocas sobresalta el paisaje.
RUTA DE LA BRAÑA DE MUMIÁN
Dentro del parque se pueden hacer varias rutas, todas muy interesantes, nosotros nos decidimos por ésta y por el Cornón que es el techo de Somiedo.
Partimos de la aldea de Llamardal donde dejamos el coche abajo y fuimos caminando por una pista asfaltada que va ascendiendo por la ladera de Peña Gúa y te lleva a la aldea (dos casas).
Sigue ya por un camino rodeado de lindes de piedras que va bordeando prados de siega que se encuentra ya en su fase de recogida, hasta que nos adentramos en un hayedo muy frondoso y con todo su arbolado alineado y recto para captar la mayor luz posible, aunque no es muy grande pero si lo suficiente como adquirir el aspecto hechizado característico de los hayedos. En estos bosques también podemos disfrutar de la presencia de fresnos, robles, abedules, acebos, olmos, tilos…
Cuando salimos del bosque seguimos caminando por el sendero que discurre entre muros de piedras característicos de los campos de aquí, donde cada parcela se separaba con su tapia de piedra, trabajo hecho a conciencia.
Desde cualquier punto de la subida podemos ir disfrutando de las hermosas vistas que nos ofrece el otro lado del valle, con sus Picu´l Mocosu y de la Siera´l Páramu, situados enfrente nuestra.
Llegamos a una braña de las muchas que se ven diseminadas por todo el parque, la Braña de Mumián, estas suelen estar situadas en las zonas más elevadas para aprovechar los pastos tras la trashumancia del ganado vacuno. Cuando llega la primavera se trasladan a estos lugares y permanecen allí hasta el otoño. Son cabañas construidas con piedras en su base y con techumbre recubierta de escobas negras (Cytisus scoparius) que se encuentra entre los piornales de toda la zona.
Por esta braña corre el agua fresca de la fuente´l Cañu, donde paramos un rato para charlar con otros montañeros que habían subido temprano, y estuvimos comentado el sistema de olleras que tenían para conservar la leche fresca debido al agua fría que corre, hasta que bajan
al pueblo. Estas olleras son construcciones realizadas también a base de piedras y dispuestas de forma lineal para que el agua circule de una a otra y donde se guardaban las ollas con la leche.
Una vez pasado la braña de Mumián el sendero empieza a descender y se adentra en el
hayedo de la Enraimada que lo cruza una pista que te lleva a la aldea de Urria..
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