Aprovechando el tiempo libre, salimos temprano hacia Sierra Nevada, y aparcamos el vehículo de apoyo en la Hoya de la Mora, a 2500m de altitud.
Día 1:
Bastante cargados, y bien ataviados para la helada ocasión, fuimos caminando “de a poco”, para entrar en calor, por la vereda que une el Peñón de San Francisco con Las Posiciones del Veleta, lugar por el que pasamos con bastante cansancio y ganas de comer, pues ya eran las 12 de mediodía cuando nos pusimos en marcha.
Contemplando la cabecera del barranco de San Juan, paramos a picotear algo dulce, y decidimos buscar un lugar más acogedor para el almuerzo, acontecimiento que no llegó hasta que arribamos al vivac de la Carigüela del Veleta, a 3200m de altitud, a las 5 de la tarde.
Por falta de aclimatación (a las 7 de la mañana salimos del nivel del mar), Miguel llevaba un rato viajando con dolor de cabeza, que cada vez era más insoportable, así que, decidimos pasar la noche en el mencionado refugio, encontrándonos solos en tan acogedora construcción de alta montaña. Comimos nuestros bocatas y tras buscar algo de nieve limpia para hacer agua, mientras gozaba de lo fotogénico de un atardecer a más de 3000 metros, preparamos la merienda-cena, pues vino todo seguido, y entramos en calor rápidamente.
Es un placer salir por la noche al exterior y observar los titilantes puntos de luz de Granada y el cielo estrellado, debido a la limpieza de un aire que debía estar a unos 6 grados bajo cero… aunque nosotros en
el calor del refugio, a 1 grado bajo cero, estábamos mucho más a gusto que en el exterior. A las 10 de la noche estábamos en el saco, pues había que descansar.
Día 2:
El gallo cantó a las 7 de una helada mañana, y dentro del refugio hasta se nos congelaron los tubos de los
sistemas de hidratación, igualmente caían por las paredes carámbanos de hielo que mostraban la baja temperatura de la que habíamos disfrutado en el interior, claro que embutidos en nuestros confortables sacos de plumón hasta pasamos calor, así que preparamos un suculento desayuno y té caliente, para ponernos nuevamente en marcha. Bajamos por el carril del collado Veleta en dirección al paso de los Machos, que se convierte en una delicada travesía en la estación invernal causada por la acumulación de nieve.
Este año las precipitaciones han sido escasas, por lo que cruzar este paso no supuso ninguna dificultad; con la ayuda de crampones y piolet, y pasando el portillón de los Raspones de río Seco, nos cruzamos con un montañero de Granada que practicando esquí de travesía venía de vuelta de pasar la noche en solitario, en el que a priori fue nuestro objetivo del día anterior y que no pudimos alcanzar.
Estamos situados en la divisoria de aguas más importante de Andalucía, pues al Norte de la cuerda principal de Sierra Nevada tenemos los barrancos de Guarnón, Valdeinfiernos y Valdecasillas, que vierten sus aguas al río Genil, y este a su vez aporta su flujo al Guadalquivir. Y en la vertiente Sur, por la que caminamos a escasos metros de la arista, las aguas caen por los ríos Veleta, Seco y Mulhacén, que forman el río Poqueira al unirse los tres; este último vierte sus aguas al río Trevélez poco antes de unirse al Guadalfeo, que aporta su cauce al Mediterráneo. Por lo tanto, la división de aguas de los Crestones de Río Seco, termina separando el líquido elemento desde Sanlúcar de Barrameda hasta Motril.
Al llegar a la curva de Loma Pelada, nos salimos del carril, para ascender al collado que da paso a la laguna de La Caldera; esta es la forma de acortar camino en vez de rodear toda Loma Pelada por el carril, pero debido a la nieve, la bajada a La Caldera se convierte en un inclinado corredor en el cual a personas con poca experiencia en este tipo de accidentes geográficos les puede ocasionar una caída, por lo tanto decidimos encordarnos para bajar con la seguridad que proporciona ir unido a alguien que controla un poco más.
Tras la vertiginosa bajada alcanzamos el carril y dejamos las voluminosas mochilas tras unas rocas, para afrontar sin pesadumbre la subida por la más popular de cuantas caras tiene el techo Ibérico de bellota.
No recuerdo cuantas han sido las ocasiones en las que he ascendido esta inclinada y larga cuesta, pero quizás esta haya sido la vez que más me ha costado y más larga me ha parecido.
Alcanzar el techo peninsular no es gratuito, supone un gran esfuerzo, pero si es una satisfacción contemplar desde su árida y nevada cumbre, los alrededores de esta entrañable montaña Nevadense.
Tras permanecer un rato en cumbre, emprendimos la bajada para buscar nuestros enseres y comer algo, que ya hacía falta.
La segunda noche en montaña la teníamos prevista en el refugio de Poqueira, y de las dos opciones de bajada, elegimos la del río Mulhacén, pues por la pista que baja hacia el alto del Chorrillo, aparte de ser menos atractiva, en invierno hay que travesear el paso de los Franceses, que queda muy expuesto por la acumulación de nieve convirtiéndose en peligroso. Llegamos a casita sobre las 7 de la tarde, a tiempo para instalarnos y cenar.
Día 3:
6:30 y el gallo volvió a cantar a 2500m de altitud… no se cansa el tío. Vestirse, recoger el saco, empacar de nuevo todo el material en la mochila, pero sin hacer mucho ruido pues la gente aún dormía y el refugio estaba lleno… desayunar, cargar agua… y ponerse nuevamente las botas:
These boots are made for walking
And that´s just what they´ll do
One of these days these boots
Are gonna walk all over you
Esta letra de la famosa canción que popularizó Nancy Sinatra es lo que se me vino a la cabeza pensando en lo que llevábamos caminado y lo que aún nos quedaba por caminar… pero como la dulce Nancy no reflejaría la dureza del recorrido, me voy a quedar con la versión del grupo MEGADETH, que conocí en los 80´s, antes de escuchar la versión original, que no era de Sinatra si no de Lee Hazlewood, quien demandó al grupo por variar la letra y convertirla en ofensiva. La peculiar voz del guitarrista, cantante y líder de la banda, Dave Mustaine, antiguo miembro de Metallica, confiere a esta suave canción un carácter agresivo.
Salimos de Poqueira a las ocho, y buscamos el río Mulhacén, para cruzarlo, no sin antes tomar agua de su cauce… aunque cada vez es más arriesgado beber de la montaña, pues es tanta la afluencia de gente y la deposición de heces es tan grande, que hay que tener mucho cuidado de donde se bebe.
Siempre hemos recogido los papeles de la limpieza post necesidad, y los guardamos en una bolsa en la mochila, pero ya hemos tomado la iniciativa de llevar un bidón donde guardar en una bolsa nuestros detritos; por lo menos vamos a aportar nuestro esfuerzo a mantener sana y limpia la montaña, pues resulta desagradable y poco saludable dormir en un refugio oliendo las mierdas de otros desaprensivos que no tienen escrúpulos en cagar junto a la pared del mencionado vivac. Si, claro, alguno me dirá que en condiciones de ventisca uno lo hace donde puede, pero eso no es una excusa, pues por la mañana, lo puedes recoger (estará congelado el zurullo) y meter en una bolsa con la ayuda del piolet… y por lo menos lo quitas de las proximidades de un lugar de convivencia. El monte es de todos… ¡se responsable con tu parte¡
Tras la parrafada escatológica, seguimos caminando atravesando el Horcajo Feo, para buscar el barranco de río Seco, pero en un momento, perdí el camino, y acabamos en el cauce del barranco, bajo el Pico del
Púlpito o Puntal de Terreras Azules, y tuvimos que ascender una preciosa pala de nieve para llegar a través de un collado al plató de las lagunas de rio Seco, este circo de río Seco está formado por los
Crespones, Raspones de río Seco y Loma Pelada, en éste circo en época de deshielo se forman tres lagunas glaciares que ahora no se aprecian por estar heladas. Como dijera Charlie Chaplin: me gustan mis errores… y no quiero renunciar a la libertad deliciosa de equivocarme; con esto descubrimos otra zona
muy alpina, y mereció la pena. Es impresionante la vista de los Raspones de Río Seco cuando se está llegando a la laguna por sus rocas puntiagudas y también impresiona la pendiente del camino que sube al carril, y una vez en él, tomamos el mismo camino que el de la ida, para regresar al collado del Veleta y bajar hacia los Albergues de la Hoya de la Mora.
Púlpito o Puntal de Terreras Azules, y tuvimos que ascender una preciosa pala de nieve para llegar a través de un collado al plató de las lagunas de rio Seco, este circo de río Seco está formado por los
Crespones, Raspones de río Seco y Loma Pelada, en éste circo en época de deshielo se forman tres lagunas glaciares que ahora no se aprecian por estar heladas. Como dijera Charlie Chaplin: me gustan mis errores… y no quiero renunciar a la libertad deliciosa de equivocarme; con esto descubrimos otra zona
muy alpina, y mereció la pena. Es impresionante la vista de los Raspones de Río Seco cuando se está llegando a la laguna por sus rocas puntiagudas y también impresiona la pendiente del camino que sube al carril, y una vez en él, tomamos el mismo camino que el de la ida, para regresar al collado del Veleta y bajar hacia los Albergues de la Hoya de la Mora.
Ficha Técnica
Localización: Parque Nacional de Sierra Nevada
Población: Monachil-Capileira (Granada)
Distancia: 48 Kms
Desnivel: 1900ms
Clima: Alta montaña
Trazado: Lineal
Impresionantes fotos. Vi la carpeta que compartiste conmigo en dropbox. ¡Qué paisajes tan increíbles!.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy buena ruta, y sorprendido tambien por la poca cantidad de nieve, que hay por estas fechas.
ResponderEliminarUn saludo.
Jose: las fotos las hace la máquina, nosotros solo hacemos la caminata, que no es poco.
ResponderEliminarRichi: cierto es que debería haber mucha más nieve en estas fechas. Como no llueva un poco en lo que queda antes del verano...
Gracias y salud.
Vaya pedazo de ruta compañero... Que envidia me dais. Enhorabuena.
ResponderEliminar¡Hombre Carlos!, a mi si que me da envidia vivir donde tu vives... a tiro de piedra de la Nevadense Sierra Granaina. Un saludo, compañero, y haber si nos hiciéramos otro corredor.
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