Doñana era el coto de caza mas grande de la España del
s. XVIII-XIX, donde se daba cita la
realeza española y era propiedad del Duque de Medina-Sidonia que mandó
construir un palacio para su mujer Doña Ana de Silva, de ahí, que se le conozca
como “Coto de Doñana”, y ahora a la “nueva clase” política le ha dado por
utilizarlo como lugar de vacaciones.
En 1969 fue declarado Parque Nacional de Doñana y a lo
largo de estos años ha sido declarado P. Nacional y Natural, así como,
Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, gracias a todas estas medidas
proteccionistas se ha podido preservar el mosaico de ecosistemas que albergan
una biodiversidad única en su género.
Pues bien, para navegar por sus costas, que era
nuestro objetivo, tenemos que cruzar la desembocadura del río Guadalquivir o
río grande como lo llamaron los árabes, o si, preferimos Betis para los romanos, y lo hacemos a primera hora de la mañana,
desde la zona de Bajo de Guía.
Esta zona tiene un entorno muy bonito y marinero, las
barcas de los pescadores se mecen al son de las olas, que a veces no
distingues, por la amplitud del lugar, si estas en el mar o en el propio río. A
estas horas empiezan a bajar los primeros paseantes a darse su primer baño de
la mañana, así como, los deportistas a practicar su deporte, paseos, correr,
piragua, gimnasia, ciclismo…
Nos echamos al agua, y en menos de media hora, estamos
en la otra orilla, en Huelva, a la que pertenece la mayor parte del Parque.
Llegamos a la punta de Malandar formada por un ecosistema de playa, cordones
litorales no dunificados, dunas vivas y estabilizadas, y pequeños enclaves de
depósitos aluviales y ecotonos de marisma matorral, donde se encuentra ubicada
la primera torre que vamos a divisar, la
de San Jacinto. Estas torres del s. XVI, bastantes deterioradas, que
vamos viendo esparcidas a lo largo de la costa, son torres almenaras que
permitían la comunicación visual de posibles ataques marítimos por parte de los
berberiscos.
Vamos bordeando la punta de Malandar y poco a poco nos
adentramos en el estuario que se forma al llegar al océano atlántico y donde se
forma un gran oleaje.
Navegamos por toda la playa de Castilla y vamos
disfrutando de todo el sistema de dunas que recorre toda la costa,
desembarcamos para dar un descanso a los brazos, pero para ello, tenemos que
surfear una serie de olas con bastante frecuencia, pues aún quedaban los
resquicios de lo que ha sido el huracán “Gordon” a su paso por las Azores, y
aquí llego como depresión subpropical, que
se notaba su presencia en una rompiente “movidita”.
Una vez en tierra nos adentramos a través de las dunas
embrionarias, que son las primeras dunas que nos vamos a encontrar junto a la
playa, y forman un rico ecosistema de dunas móviles que vamos viendo como cambian
de forma, tamaño y posición por el efecto del viento, desde esta perspectiva
podemos disfrutar de un paisaje rico en enebros, sabinas, pinos piñoneros,
brezos, lentiscos y como no, de su rica fauna, donde nos encontramos muy cerca
del mar un ejemplar de gamo.
La línea costera de este paraje natural, con cuasi
treinta kilómetros de playa virgen, constituye una de las imágenes mas hermosas
de nuestra Naturaleza. Y entre los médanos y los cauces irregulares que se
deslizan entre las dunas buscamos un sitio para comer y donde nuestra vista se
perdía entre kilómetros y kilómetros de playa blanca y fina arena, imágenes
difíciles de olvidar.
Mientras comíamos podíamos observar a varios mariscadores
de coquina que realizaban su faena en la orilla, y es que, esta parte del
litoral onubense desde el año 2004 está declarada como Reserva de Pesca, y se
llevan a cabo varias modalidades pesqueras caracterizada por el arte de pesca
empleado y por la especie objeto de captura, así, la que nosotros pudimos
observar es el marisqueo a “pie en el intermareal”.
Este trabajo consiste en la captura de moluscos
(coquina) y se desarrolla en la orilla, donde el agua te va cubriendo hasta la
cintura, los mariscadores se colocan un cinturón ancho en la cintura y cogiendo
un armazón metálico con firmeza van caminando hacia atrás al mismo tiempo que
van arañando el fondo, a la vez que van realizando un movimiento de vaivén con
el mango, pura armonía entre el hombre y el mar, como la que nos transmite
Sigur Rós con su voz y su guitarra en la composición Salka.
Pero bajo toda esta armonía aparente se esconde una serie de
irregularidades que hacen que el Parque se vaya muriendo poco a poco, como son
la alta contaminación que sufre sus aguas por los vertidos incontrolados de las
poblaciones circundantes, el uso de pesticidas
no autorizados en los cultivos de los campos de los alrededores, caza de
especies en peligro de extinción, el dragado del río Guadalquivir, cultivos
ilegales de fresas que aíslan al Parque y compiten con el humedal por el agua
de los acuíferos, la ampliación de la refinería de la Rábida y el posible
oleoducto Balboa a Extremadura que aumenta el riesgo de marea negra por el
continuo trasiego de barcos petroleros y sobre todo al continuo trasiego de
todoterrenos y autobuses por el Parque.
Todos estos factores están haciendo que la
biodiversidad de especies que reina en Doñana vaya muriendo poco a poco, como
no se le ponga freno. Todos estos hechos ya los venía denunciando el alcalde de
Almonte por los años 90 del siglo pasado. Tanto tiempo ha transcurrido desde
Doña Ana, y seguimos igual: sigue siendo un Coto y no un Parque. Un coto para
que políticos y ricachones disfruten de vacaciones de ensueño, a costa de
refregarle en la cara a las poblaciones colindantes que ellos no pueden
disfrutar de esta riqueza bio cultural. Un coto para que turistas de élite
paseen en autobuses todoterreno, pesados y contaminantes, por el módico precio
que no podemos pagar los ciudadanos de a pié, que además se nos restringe el
paso. Estos autobuses deterioran el entorno mucho más que cualquier persona
caminando o en bicicleta. Un coto para que las hermandades rocieras acudan en
masa desde Sanlúcar hasta la aldea de El Rocío, y seguimos sin poder pasar los transeúntes
que no estemos agrupados en alguna hermandad, y más y más…
¡Pero qué bien lo cuentas, Isabel!
ResponderEliminarEstupenda entrada, nunca he ido a Doñana, tendré que poner remedio. Muy chula tu excursión y una pena que Doñana siga siendo patrimonio de unos pocos y no lo sea de todos, en fin...
ResponderEliminarUn besote guapa!
Gracias Patronio, ya veo por tu blog que el verano ha sido genial...
ResponderEliminar¡¡A seguir disfrutando del kayak¡¡
Un saludo
Gracias Pepa, Dañana merece la pena visitarla es Naturaleza pura, pero tienes que hacerle un buen hueco a la cartera, porque te lo cobran bien...
ResponderEliminarA veces y tú lo sabes bien que las cosas cambian de nombre pero las gestiones siguen siendo igual que en épocas ancestrales, evolucionamos muy poco...
Un besote.