El
topónimo de esta montaña, probablemente, viene de la dificultad que supone
coronar su cima, que parece ser el mismísimo infierno.
Tras
el intento fallido del 23 de julio, el 25, replanteamos la subida a este macizo.
Salimos antes de las 7 de la mañana a caminar, desde el mismo lugar. No cabía
en nuestros planes volver de los Pirineos sin pisar mármol. Disculpad nuestra
osadía, parafraseando a Vetusta Morla.
Alcanzamos
los Ibones Azules con mejor horario que hacía dos días, y nos ajustamos el
material invernal para afrontar la subida al Collado de Tebarrai.
La
nieve está fotogénica en esta fecha, pues el mineral la mancha y tiñe a su
antojo, quedando más bella que cuando acaba de precipitar en invierno. Las
vistas de la impresionante veta de mármol de los Infiernos es espectacular, y
contrasta de lejos con el color bermellón oscuro de las rocas que la rodean; ya
el día anterior, al volver de la patria de Roland, la contemplamos
entusiasmados, oteando a donde pretendíamos subir al día siguiente.
Alcanzamos
sin dificultad el Cuello del Infierno y dejamos el material invernal en unas
piedras. El Ibón de Tebarrai está pletórico de agua, y el hielo flotando sobre
su superficie le confiere un toque muy primaveral; el pico del mismo nombre,
nos mira sugerente, invitándonos, pero no hay horas para todos pese a parecer
que están muy cerca… quizá los corredores de montaña tengan la capacidad de
poder alcanzar varias cumbres en una tacada, pero eso es para seres de otro
planeta… nosotros, simples senderistas que soñamos con ser alpinistas no
podemos abarcar tanto.
Aquí,
en el collado, empieza lo bueno, y empieza a complicarse nuestra ascensión, aunque
desde luego este lugar puede considerarse un buen fin de ruta.
Varias
son las trochas que ascienden hacia el Garmo Blanco, que muchos confunden con
el Infierno Occidental; por eso siempre vamos acompañados de un plano 1:25000
de la zona.
El
terreno se escarpa a cada zancada, y nos encontramos frente a un nevero, muy
tumbado, que arriesgaba el paso… así que, lo bordeamos ascendiendo, metiéndonos
en zonas de II grado. Isabel dijo que siguiera yo. Estábamos a +2900 metros,
así que continuamos separados. Isa dio la vuelta al asomarse a la arista y
contemplar la marmolera, rozando la cota tres mil…
Uno,
que es más inconsciente que las propias piedras, repechó con pasos expuestos
(muy expuestos), de III, hasta el Garmo Blanco, y de ahí, por la directísima
hacia el primero de los Infiernos (3075m).
Desde la cumbre, sólo tuve que cruzar la
arista afilada de mármol para alcanzar el Infierno Central (3083m). Lo había
conseguido. 9 años después, volvía a pisar las mismas piedras.
Para
siempre… nos sentiremos jóvenes. Igual que Bob Dylan se deja la voz en Forever
Young, porque sabe que no puede ser, nosotros nos dejaremos la piel en las
montañas… aunque una década no pasa en vano y la velocidad no es la misma… pero
lo hemos alcanzado.
Los
Ibones de Pondiellos, de color turquesa y cubiertos de hielo, la Basa de la Galabrosa,
el Gran Facha (3005m), Balaitús (3144m); Algas, Garmo Negro y Argualas… y un
sin fin de montañas que se yerguen por encima de los tres mil metros… la vista
desde lo más afilado del macizo “infernal” merece ser contemplada por cualquier
persona amante de la montaña.
Trece
horas después de haber comenzado la ruta, llegamos de nuevo a los baños de
Panticosa, junto a Alfonso y Josep, hermano del gerente de Cota Zero, empresa
que se dedica a la montaña y al kayak de mar en Vilanova i la Geltrú, con los
que descendimos los últimos y bellísimos metros de esta formidable ascensión. Llenaría
mi bidón de agua unas 4 veces de los muchos torrentes que bajan a diestro y
siniestro jalonando el recorrido: hay que llevarse dentro una parte de las
montañas.
Hemos
estado en el Infierno, también en el Cielo, ¿qué nos queda, si realmente
vivimos en el paraíso?
Ibón Azul Inferior |
Al fondo el cuello de Tebarrai |
Ibón y Pico de Tebarrai |
Marmolera desde el Infierno Occidental |
Ibones Azules desde el Infierno |
Ibón de Pondiellos desde el Infierno |
Infierno Central 3083m |
Arista Cimera de los Infiernos |
Contemplando el embalse de Bachimaña Alto |
Me alegro que subieras,aunque miedo me da. Precioso el lugar, ya lo comente el otro día. Veo que disfrutasteis de lo lindo, y que sois pertinaces.
ResponderEliminarGracias por tu alegría, Salva.
EliminarEs que una vez que estás en Pirineo, lo mismo te da quedarte unos días más, pues lo tedioso y costoso es ir desde aquí, pues queda lejos. La verdad es que desde los Ibones Azules, parece que te queda poco para la cima, y nos dijimos: vamos a volver dentro de dos días y lo acabamos. Así se hizo.
Es una ruta bastante dura Salva; nada que ver con subir a Mulhacén desde la Hoya de la Mora o La Maroma, pero paso a paso, parando poco (tiramos pocas fotos por no entretenernos) y saliendo temprano, tienes todo el día por delante. De todas formas, la mayoría de la gente que lo hace, aproxima hasta Bachimaña o vivaquea en Ibones Azules y al día siguiente hacen cumbre.
Lo dicho, no vayas al campo que hay mucho bicho...