lunes, 25 de mayo de 2015

Los Pinos (1395m) con luz tenue.

El estío se acerca inexorablemente, y casi no quedan ganas de caminar por la montaña. Es lo que tiene vivir el la zona meridional de la península. El monte se seca, el agua desaparece, y sólo las especies más fuertes son capaces de sobrevivir. Dentro de muy poco, habrá que guardar el material de montaña y practicar actividades de refresco.
Pero aún hay un resquicio aprovechable para salir a ascender una montaña, y es fraccionar la actividad en dos: 3 horas el viernes y 2 horas y media el sábado… por ejemplo. Con ese tiempo es suficiente para disfrutar, y eso es lo que hay que buscar en la montaña.
Todos sabemos que no está permitido acampar en nuestros parques naturales, así que hay que buscar las horas buenas…
Las últimas y las primeras luces de un día cualquiera, vistas desde la cumbre de una montaña, nos pueden llegar a sorprender. Merece la pena el esfuerzo.
9 grados de temperatura y un viento de levante, que en la cumbre, y por efecto de la orografía, hacen que se acelere y provoque rachas superiores a los 100 km/h... hay que vestirse de invierno, pues soportar esa sensación térmica de forma placentera necesita protección. Y dejarse llevar por ese mágico momento… como si estuviésemos escuchando a los vigueses Terronaut, encargados de transmitirnos emociones únicas, que no provocarán cansancio o aburrimiento en ningún momento. Sencillamente, son excelentes… como magníficos son esos momentos de orto y ocaso, y poder disfrutar del cono de sombra que proyecta nuestra atalaya.










2 comentarios:

  1. Preciosas imágenes y sensaciones para guardar en la memoria.

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    1. Muchísimas gracias, Chelo, por participar en nuestro trabajo.
      Es un placer compartir.

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