Este
recorrido comienza en Capilla y termina en La Haba, recorriendo toda la comarca
de La Serena. Nosotros, por cuestiones de logística ferroviaria, lo comenzamos
en Cabeza del Buey y lo terminamos en Villanueva de la Serena, recorriendo un
total de 96 kms en dos días de disfrute ciclístico, rodeados de paisajes pseudoesteparios,
dehesas, charcas, afloramientos de pizarra, amplios berrocales graníticos,
ovejas, abejas, una rica avifauna y un no menos interesante patrimonio
arqueológico, cultural, y gastronómico sin parangón.
A
este cóctel, hay que añadirle la experiencia enriquecedora de efectuar el
recorrido en tándem, lo cual estrecha lazos de compañerismo y empatía hacia el
acompañante… mucho más de lo que lo hace el ciclismo individual, en el cual
siempre tendemos a “competir” contra el otro/a. Y si ponemos una pizca de
música, de la mano de Joe Satriani, entonces el resultado es la plenitud
máxima.
Salimos
desde la Piscina de Cabeza del buey, por la calle de atrás, en la cual encontramos
un panel informativo del recorrido. Pronto habremos llegado a la ermita de
Nuestra Señora de Belén, lugar de obligada visita, ya que fue convento
Templario en el siglo XIII.
Continuamos
rumbo Oeste, y seguimos el camino ancho por el que veníamos pedaleando… sin
darnos cuenta de que el GR, lo acabábamos de dejar a nuestra izquierda. Nos
percatamos cuando llevábamos un buen rato sin ver marcas rojas y blancas. En el
gps, llevábamos unos puntos de referencia, y efectivamente, nos habíamos salido
del camino… pero la zona era preciosa, y el firme rápido y comodísimo, así que
decidimos seguir, para ver hasta donde nos llevaba, ya que el rumbo, parecía
bueno. Pasamos junto a edificaciones de defensa de la guerra Española, y a la
altura de Benquerencia de la Serena y su espectacular castillo, vislumbramos
una chimenea de lo que parecía ser una mina abandonada. Metimos el tanque por
aquel caminillo, que apuntaba a esas instalaciones, y sorpresa: justo en la
parte de atrás de las ruinas de la mina Somoza, había otra instalación, pero de
colmenas de abejas. Estaban un poco revolucionadas, y empezaron a toparse con
nosotros… nos tapamos bien y dimos media vuelta, pero una de ellas, se quedó
atrapada entre la cabeza y el casco… y picó. Inconveniente que solucionamos a
base de Oriare (orina y arena).
Volvimos
a nuestra formidable pista… dando pedales a dúo, como nunca lo habíamos hecho…
este es un Momento Imparable, como reza el título del álbum que nuestro músico
de referencia grabase en 2013… cruzamos la Cañada del Puerto de Mejorada a
Esparragosa… a nuestra diestra se abren infinitas extensiones esteparias que
son surcadas por innumerables aves, como cigüeñas, cernícalos, milanos,
aguiluchos cenizos… es muy fácil ver avutardas por estas tierras, pero no
tuvimos esa suerte… para ello hay que pararse a observar, y el tándem estaba
alcanzando un ritmo que nunca habíamos imprimido en una bicicleta normal.
Pronto
arribamos al cementerio de Castuera, y aquí nos unimos de nuevo al GR 115, que
entraba por nuestra izquierda… siempre es mejor la izquierda…
Estamos
en una población quesera, turronera y olivarera… entre otras delicatesen de
origen ibérico y cultural. Aquí aprovechamos para deleitar el estómago con buen
queso de la tierra (yo diría que el mejor de nuestra querida España) y pusimos
rumbo a Campanario, por el Camino Mozárabe, que viene de Monterrubio de la
Serena, y que en este punto de Extremadura, converge con el GR 115. Pasando el
Salón Ovino, giramos a la izquierda.
Es
el tramo más bonito y ameno del recorrido; un constante sube y baja curveando
entre encinas, charcas, retamas, estaciones de tren abandonadas, berrocales
graníticos…
Arribamos
a Campanario, y dimos una vuelta por la población… abandonando el GR. Nos
dirigimos al albergue, que está en la antigua estación de tren, la cual ha sido
restaurada y reconvertida en hospedería, y nuestra sorpresa no pudo ser más
grata. Es ideal para pernoctar, descansar, comer, conocer gente… tiene
habitaciones dobles y compartidas, lavadora, tendedero, bar-restaurante, un
silencio y unas vistas excepcionales, y una atención estupenda por parte de las
personas que lo regentan.
Continuamos
nuestra ruta, al día siguiente, tras un buen descanso y un paseo por el pueblo,
que estaba de fiestas; saliendo a pedalear poco antes de las nueve, por el GR
115, hacia Magacela, y pasando por un bello embalse de origen Romano, El
Paredón, y por la puerta del yacimiento arqueológico de La Mata, muy
interesante de visitar y en el cual hay una colección de molinos de mano
impresionante… y más que debería haber si no fuese porque algunos tienen las
manos demasiado largas y la inteligencia demasiado corta…
Pasando
La Mata, nuevamente, los “waypoints” que llevaba en el receptor, me mandaban
por el camino bueno… y las marcas del GR por otro en peor estado, pero hacia la
izquierda… y claro, no tuvimos más remedio que girar hacia el lado bueno de la
vida (la izquierda, claro). Disfrutamos de una zona de antigua explotación
minera.
Tras
la acertada decisión, llegamos en poco tiempo a Magacela, donde preguntamos a
unos magaceleños por la ubicación del dolmen.
A
partir de aquí, nos tocaba llegar a La Haba, para lo cual, dejamos el GR y
tomamos una cañada real, rodeando todo el pueblo por el arroyo de la
Higueruela. Llegados a La Haba, tomamos la decisión de seguir el camino
Mozárabe hasta Don Benito, donde podíamos tomar el tren de vuelta, pero tras
una breve visita a la localidad y comprobar que sobraba tiempo, arrancamos de
nuevo el motor de cuatro cilindros del tándem, y por la Vereda de Don Benito a
Villanueva de la Serena, llegamos a la estación de tren de esta última
población.
Nota
importante:
El
tándem es muy largo, y aunque viajó en el interior del maletero del coche, en
los coches de Renfe (o al menos en esta línea) no está permitido viajar con este
tipo de bicicletas, pues no cabe en los porta-bicis y ocupa el pasillo,
pudiendo llegar a ser peligroso para el resto de viajeros. Muy amablemente nos
lo advirtió el revisor del tren, una vez había arrancado este, con rumbo a
Cabeza del Buey.
Recomendación:
Llegar
en coche al albergue de Campanario, usarlo como campamento base, para no tener
que ir con alforjas en caso de hacer la Transerena en dos etapas, ya que estamos
en la mitad del recorrido. En caso de hacer los 96kms en una sola etapa (sólo
para ciclistas muy preparados), seguimos pedaleando hasta Villanueva o Don
Benito, desde donde volveremos en tren a Campanario. Otro consejo para la
segunda etapa es llegar pedaleando solo hasta Magacela, y volvernos hacia
Campanario, ya que este tramo es mucho más atractivo que el que discurre desde
Magacela a Don Benito, y hay muchas posibilidades de hacer una circular
preciosa por esa zona.
Aviso
a los andarines:
El
tramo que va desde Castuera hasta Campanario, es ideal para hacerlo caminando,
sólo son 20 kms, se puede regresar en tren y es, seguramente, el más bonito.
Ficha Técnica:
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