Sierra del Endrinal y Peñón Grande

Levantarte por la mañana escuchando, a las seis, el último trabajo de Eric Clapton, ya debe ser un presagio de lo bien que puede llegar a salir el día. Ya, ni nos acordamos de cuantas veces hemos escuchado al gran “Mano lenta”… y también hemos perdido la cuenta de cuantas veces hemos subido el Puerto de las Presillas en esta temporada.

Ascendimos la primera, a las nueve y media, una cumbre de la sierra del Endrinal que por no tener, no tiene ni nombre ni hito, pues siempre tiran el hermoso promontorio de piedras que levantamos, aunque para eso subimos, para hacer otro.

Miguel hacía dos años que no caminaba por la pétrea caliza grazalemeña, y casi se le saltan las lágrimas al acompañar la brisa con su cuerpo por aquellas escarpadas laderas. La mañana se presentó fresca, y aprovechamos bien los 10ºC que nos regaló la meteorología en una mañana de junio.

Y, ¿dónde vamos ahora?... pues a los Llanos del Endrinal, y desde allí subimos a Peñón Grande (Ande o no ande), que aunque ya se ha subido en varias ocasiones, siempre por la pared, tampoco está mal, hacerlo alguna vez por la vertiente fácil, aunque de fácil tiene poco, ya que lo desdibujado de su camino, a punto de entrar el estío, hace que tengas que pelear con la vegetación. La parte alta, es una trepada con pasos algo expuestos, no aptos para sentimientos de vértigo y desequilibrio, pues podría desencadenar en un accidente de consecuencias trágicas… así que, mejor reservar los últimos pasos para una ocasión más protegida.

Desde la cumbre de Peñón Grande, lo más eficaz es caminar directos al Puerto de las Presillas, por un entretenido entorno entre sombras de pinos, mar de caliza y una vegetación exuberante.