domingo, 22 de octubre de 2023

La Braña de Mumián. Ascensión al Pico El Molinón.

Es la braña más conocida, posiblemente, de todo el Parque Natural de Somiedo. Es la más visitada. De hecho, coincidimos con tres vascos, los del día anterior en el camino al Muñón, y luego con un grupo de unas cuantas personas… no recordamos cuantas…, fue uno de ellos quien nos dijo el nombre del pico que habíamos ascendido… para hacer una buena panorámica para la página de los Horizontes.

La improvisación siempre está presente en cada uno de los pequeños viajes que hacemos, y hace años habíamos llegado a Braña Mumián desde Llamardal, pero recordábamos poco, quizá por aquella niebla; esta vez decidimos ni siquiera usar el coche, ya que Pola de Somiedo no parece estar muy lejos de la braña, y en los planos turísticos del Parque, aparece como opción esta caminata. Tuvimos que entrevistar varias veces por el camino… pues no lo teníamos muy claro, ni está demasiado señalizado. Casi mejor así… preguntando a los paisanos.

Y al rato de salir de Pola, atravesamos la pequeña y encantadora población de El Coto, donde volvimos a preguntar por la senda. Aquel camino cada vez era más inclinado. Menuda pendiente ofrecía el trazado… aunque la majestuosidad paisajística nos quita las penas, si apareciese alguna.

Son días de verdadera primavera a mediados de julio en esta comarca. Nada que ver con la quema sevillana de la cual nos informan desde el sur… aquello si que debía ser un infierno… menos mal que huimos a tiempo. Habíamos dejado vencejos por terminar de criar… pero en estos momentos debíamos ascender varias cumbres, antes de que la canícula nos atorase. Los vencejos debían esperar.

Aquella mañana, como casi todas, la gorriona venía a donde había cortado el pan (de masa madre, de Pola), y hacía acopio, que casi no le cabía en el pico… hasta limpiar la madera completamente de migas. Los petirrojos daban su llamada, con ese toque inconfundible, al igual que unos herrerillos, y su sonido más metálico… y las motacillas campeaban por el jardín con su coleteo incesante, entremezcladas con los mirlos y su mirada anillada. Incluso un erizo nos visitó de madrugada olisqueando en una bolsa que había dejado fuera. Tuve que salir antes que se comiese algo que le hiciese daño. Debemos ser cautelosos con lo que disponemos al alcance de los animales… podemos causarles la muerte, directa o indirectamente. 

Llueve… ¡por fin!... un día de llovizna para nuestros agradecidos espacios naturales… y continuamos ascendiendo por aquel camino ganadero completamente jalonado de foresta. Hace rato que dejamos abajo El Coto, y la visibilidad es muy escasa. Nos metemos cada vez más dentro de las nubes… es emocionante.

Llega un momento en el que se sale de la frondosidad, y los ojos empiezan a ver espacios abiertos, rodeados de grandes elevaciones… el caminar se vuelve más suave, incluso comenzamos a llanear, y a bajar un poco. Eso es que estamos ya encima de la braña. Empezamos a ver pajarillos volando y acompañando la alegre mañana. Hace frío, incluso. A lo lejos vemos La Peral, y acabamos de dejar atrás una elevación bastante sugerente, El Molinón.

Los teitos, las olleras, los muros de piedra seca, los pastos… todo el conjunto es acogedor. Hace frío. Nos retiramos tras una visita por la zona, y nos dirigimos hacia esa cumbre, incluso le encontramos una vereda.

Hace viento… no tanto como el día anterior en El Muñón, pero hace. Casi no llega el sol, y la humedad es palpable… un día fresco de estos, te deja el cuerpo nuevo.

Las vistas desde El Molinón llegan lejos, pues incluso se atisba el Albo Occidental, al que ascendimos hace unos días, y eso que sólo estamos a 1480m de altitud.

Llega la hora de deshacer el camino… y se nos acercó un perro, que por allí andaba suelto, y nos acompañó todo el recorrido. Al bajar, se despejó bastante, y el sol hizo su trabajo, incluso vimos una pareja de alimoches, o eso parecían; también un reptil que no habíamos visto nunca… una especie de eslizón por el brillo, pero sin patas. No sabemos identificarlo.

A la tarde, nos acercamos a Gua, a ver si veíamos el oso, que al parecer, todas las tardes pasaba por allí… pero esa tarde no pasó. No se si sería por el jaleo que armamos en aquel mirador, con Pepe, y los vecinos sevillanos… incluso había otros observadores quejándose de que liábamos mucho ruido… ¡pero y lo bien que lo pasamos! Además, vimos águilas calzadas (3, la familia completa) y algún buitre leonado… vencejos y aviones… golondrinas… creemos que el oso era lo de menos.


Pola de Somiedo

Hacia El Coto


El Coto

Reutilización.

También... reutilización.

Teito



Zona alta, cerca de Braña Mumián.


Llegando a la braña.



Las olleras. Para meter las ollas de leche y que no se caliente.


El Molinón.


Cumbre del Molinón.

De oso.

El Coto


Intentando ver al oso en Gua.

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