El arroyo Guadalquitón junto
al río Guadiaro agonizan entre dos colosos inmobiliarios. En su margen
izquierdo lindan con la lujosa urbanización de Sotogrande y por su margen
derecho con la urbanización La Alcaidesa.
La urbanización de
Sotogrande hizo su aparición en el año 1964 con la construcción de un campo de
golf, propiedad del empresario estadounidense McMicking, hoy día dispone de
cinco campos, y ésta se fue consolidando con la construcción de un campo de
Polo y un puerto deportivo de embarcaciones de lujo, ello supuso la desaparición de parte del
sistema de dunas de la playa de Torreguadiaro y la alteración del delta de
dicho río. Así como la contaminación del río Guadiaro y sus arroyos donde se vierten
aguas provenientes de los riegos del césped del campo de golf.
En el mismo término de San
Roque y una vez pasada la playa de Guadalquitón empezó a surgir en los años 90
la urbanización La Alcaidesa a imitación
de Sotogrande, para una clase media, que iba surgiendo “de querer y no puedo” y
que utiliza a su vecina como reclamo turístico para ir creciendo y creciendo….
Si nos damos un paseo por
esta pequeña playa de Guadalquitón con
tan sólo 2.200ms de longitud podemos contemplar la barbarie inmobiliaria que se
está llevando a cabo en la zona, donde los pocos escrúpulos de los empresarios
del ladrillo arrasan con las pocas dunas fijas que conservaba esta playa, para
la extracción de arena para la construcción, provocando así, que los niveles
freáticos queden al descubierto.
Adentrarnos en este
pequeño bosque es ir disfrutando de un bosque mediterráneo aún virgen, percibir
desde la playa un bosque de alcornoques, acebuches, lentisco, laurel
rododendros … un patrimonio natural que no lo encontramos en ningún otro lugar
de Andalucía.
Este pequeño bosque se trata de un corredor
verde que une el estuario del río Guadiaro-Guadalquitón con el Parque Natural
de los Alcornocales y que desde distintos foros se viene pidiendo que ésta zona
sea declarada por la Consejería de Medio Ambiente como Corredor Verde, en la
red de Espacios Protegidos, para la conservación de un monte mediterráneo con
una riqueza florística, faunística y
arqueológica.Comenzamos nuestro paseo
por la playa de Guadalquitón con su fina arena negruzca y nos
“Llego la primavera con
regalos para todos
un ventilador, fue el
primer regalo
Pa´que se quiten los días
grises en los días malos
Que se lleve la basura de
los aires contaminados
Pa´darle fresco a los
animales de los documentales
La primavera trompetera ya
llegó…”
Vamos bordeando la finca
donde nos encontramos a parte de los
alcornoques con algarrobos, acebuches, coscojas… vamos siguiendo el cauce del
arroyo que nos lleva de nuevo a la playa y mientras aprovechamos la altura de
las dunas para divisar el hermoso paisaje y la solitaria playa de Guadalquitón.
Muchas de estas crestas de dunas han sido producidas por la extracción de
arenas, destinadas a la construcción de la zona, produciéndose así grandes
lagunas en
las que se han instalado algunas especies de aves y flora lacustre.
A lo largo de la costa se
ubican una serie de bunker secuelas de la guerra civil española para proteger
la zona franquista; y conforme nos vamos
alejando el bosque de alcornoque se va transformando en un sotobosque rico en
jaras blancas y amarillas, lentiscos y arbustos espinosos.
Nos acercamos a la finca
de Borondo y a unas instalaciones militares abandonadas donde posiblemente sea
el último reducto de sotobosque mediterráneo sin ningún tipo de construcciones
a su alrededor y desde donde las vistas son inmejorables tanto del Peñón como
de la playa.
Llegamos a Punta Mala donde se encuentra el faro de Torrecarbonera, donde en el s. XX se construye el faro sobre la base de una torre del s. XVII y corresponde al modelo de almenara de planta circular y cuerpo cilíndrico.
Llegamos a Punta Mala donde se encuentra el faro de Torrecarbonera, donde en el s. XX se construye el faro sobre la base de una torre del s. XVII y corresponde al modelo de almenara de planta circular y cuerpo cilíndrico.
No hay comentarios:
Publicar un comentario