Hacía
unos años que no pasábamos por este maravilloso enclave, así que nos reunimos
en cónclave, pero no con la idea de nombrar un nuevo papa, si no con la
curiosidad de redescubrir este añejo y tradicional camino.
Este
río sigue siendo productivo a día de hoy, de hecho, el Molino de Escalona, como
se le conoce (aunque hemos leído por ahí, Molino de la Escalona, y creemos que
no es correcto) aun funciona con la fuerza del agua, aunque dotado de
motorización para seguir moliendo trigo en épocas de menos caudal.
A
penas 100 años atrás, eran varios los molinos que producían harina en esta
zona, y alguno de ellos, estuvo una buena parte de la historia reciente,
alimentando a los presos políticos para sus forzados trabajos de construcción
de infraestructuras. Prácticamente ese era el único coste que tenía aquella
mano de obra, explotada sin miramientos por un régimen aberrante y sin empatía
alguna por su pueblo.
Esta
situación de acoso y captura, como era normal, desembocó en situaciones de
guerrillas entre cierto sector adinerado de la población, y los maquis, que
para poder autofinanciarse, como se diría hoy, o subsistir… más bien, pues
incluso llegaron a secuestrar para pedir rescate, al hijo de una familia de
molineros.
Hoy
día podemos caminar por este sendero, sin temor a emboscadas… entre comillas,
pues el verano pasado, un incendio, arrasó una buena parte de la loma de las
Esclarecidas, llegando el fuego a orillas del río. Cuando alguien, por motivos
de discordia administrativa referente a sus lindes, decide “meter fuego”,
debería tener en cuenta que su mala actitud, podría costar la vida a un grupo
de personas que ese día deciden ir a disfrutar de la naturaleza… entre otras
cosas.
Por
la margen derecha del río, según ascendemos, tenemos un camino, que discurre al
principio por la zona carbonizada, y que abandona poco a poco la profundidad
del cauce, una vez disfrutado de sus chorreras, para ir tomando altura y ganar
la pista de Las Corzas.
Una
vez en la pista, como el tramo que bajaría por la garganta del Capitán está
bastante cerrado, según nos informó Alberto, decidimos caminar rumbo al Bujeo,
por la falda de Sierra Luna, hasta llegar a un llano a la izquierda del carril,
en el cual vemos una angarilla.
Ese
camino, baja a la senda de los presidiarios, que últimamente ha tenido una
intervención para ensancharlo, quedando bastante deteriorado, pues parece que
han querido construir una carretera en pleno corazón del parque… todavía no nos
explicamos esta brutal decisión. Debería, la administración, tener un poco más
de respeto y cuidado con nuestro patrimonio histórico… ese que fue construido
con el sudor no remunerado y la sangre de nuestros abuelos. En fin.
Si
seguimos este camino, volveremos a la barriada de El Cobre, en Algeciras, donde
comenzamos nuestra jornada. Jornada que podríamos amenizar con la música de
Diego García, El Twanguero, posiblemente uno de esos guitarristas que tanto en
banda eléctrica como en acústico solitario, nos llenará de swing… ese swing tan
necesario para continuar adelante.
15 años antes en el mismo mirador |
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