Al Sur del valle de Ojén, se eleva en dirección NW-SE una gran barrera silícea que lo defiende, y es la responsable, en parte, de su humedad: Las Sierras de Saladavieja y Ojén. Es una constante observar agarradas las condensaciones provocadas por el viento de Levante a las crestas de esta pequeña sierra, ello le confiere a nuestra caminata la premisa de que seguramente tengamos que lidiar con la escasa visibilidad, lo que a su vez nos lleva a llenar la mochila con algo de vestimenta adecuada a capear el momento. La velocidad del viento en esta zona suele estar un punto por encima de lo que se considera en líneas generales como desagradable.
Tomamos la CA-2213 desde Facinas, y una vez pasado el PK13 giraremos a la siniestra para recorrer un centenar de metros más y poder dejar aparcado el vehículo, si es que hemos hecho uso y abuso de él, ya que esta ascensión, perfectamente se podría llevar a cabo en un vehículo mucho más agradable, como la bicicleta.
Para que la redacción nos quede bien, y para que el montón de chatarra no moleste demasiado la posible labor de los vecinos, lo vamos a dejar en un llano que encontramos pasado un camino que asciende hacia la ventanilla del copiloto, según se sube, de manera, que al comenzar la caminata, retrocedamos unos pasos y nuevamente a la siniestra giremos para no abandonar este buen camino en, prácticamente, todo el día.
“Siniestro” es porque antaño nos asustaba todo lo que no era común, por eso a las personas zurdas, consideradas malignas por tener predominio de habilidad en la mano “equivocada”, lo cual no podía ser otra cosa que obra del mismísimo diablo, se las estigmatizaba, y no fue hasta hace mucho que se intentaba por todos los medios, al menos en nuestro país, que los jóvenes aprendieran por imperativo legal a escribir con la diestra. Grandes músicos zurdos ha dado la historia reciente, y uno de los mayores exponentes es el guitarrista Tony Lommi, que habiendo perdido las puntas de los dedos anular y medio de su mano derecha en una máquina de corte, con sólo 17 años, se las ingenió y se esforzó para seguir tocando su guitarra. Llegó al punto de bajar la afinación a un tono más grave, para que esa menor tensión de las cuerdas le facilitase su labor, y de esa manera nació el sonido del Heavy Metal, cuando Black Sabbath contó con su habilidad y personalidad para incluirlo en la banda. Más siniestro imposible.
Mucho alcornoque es lo que veremos por esta zona, hasta llegar a un frondoso pinar de repoblación, que nos acompañará hasta el cortafuegos de la divisoria, el cual tomaremos en sentido ascendente, hasta pasada la garganta de Pedro Jiménez, donde tendremos nuestro objetivo, de nuevo a la siniestra. Habrá que trepar y negociar un rato.
Me alegro de nuevo veros por aquí. Me gusta mucho ver esas entradas en las que uno ha tenido la suerte de estar, es verdad que el último tramo se puede hacer pesado entre tanto matorral bajo y alguna que otra alambrada. Pero he tenido la suerte de disfrutar dos veces ese vértice para gozar de las vistas al valle de Ojen. Lamento ver que el Levante hizo de las suyas pero apuesto que de alguna manera u otra la diversión estuvo asegurada.
ResponderEliminarUn saludo afectuoso, nos vemos.
Hola Salvador, un saludo desde el encierro... desde el burladero de la pandemia.
ResponderEliminarEstos días he estado liado con la informática, he tenido que formatear el aparato, porque se quedó pensando eternamente... y yo no tengo tanto tiempo como para esperarle... o tanta paciencia, así que: borrón y cosas nuevas.
Aquel día, nos la dimos de listos y salimos demasiado temprano... como siempre, y claro, ya sabes como actúa el Levante: al volver al coche estaba ya más que despejado. Si, ese tramo de repecho es un poco tedioso, pero es que elegimos mal la subida, nos precipitamos... si hubiésemos estirado un poco más el cortafuegos, hubiésemos dado con una vía más despejada, que es por donde bajamos, y dejamos un hito de referencia, por si van otros que no les pase lo mismo.
Ciclistas vios unos cuantos por esas pistas. Es muy buen terreno para pedalear.
Buano, Salva, esperemos que este infierno acabe pronto y podamos dar un paseo por cualquier parte, que creo que todos lo necesitamos ya.
Salud.
El vertice de la Utrera y todo ese cortafuegos son un tanto particular, es de esas zonas donde las nubes aveces se toman un descanso. Pero bueno, a mi me gusta el campo como esté y esa zona con vistas a la zona de Tarifa les tengo un especial cariño.
EliminarLO de salir, que decirte, pues si, la verdad que deseoso... Ya hablamos
Me alegra ver de nuevo vuestras entradas al blog, magníficas como siempre. Siempre os lo digo, pero es que me encantan la descripciones que hacéis, y el vocabulario que empleáis. Por cierto, yo soy de los de la siniestra, de los malignos... Espero que estéis bien. A Fran llevo sin verle por las redes desde antes de toda esto, y ello me preocupaba, pero entiendo, al ver vuestro blog, que es sólo desconexión de toda esta locura. Nosotros, los adictos al outdoor y los espacios abiertos, siempre hemos valorado lo que hemos tenido, pero ahora se valora mucho más. Espero que podamos pronto seguir disfrutando de lo que nos gusta, y vosotros contándonoslo en vuestro blog. Un fuerte abrazo y mucha salud.
ResponderEliminarDani, me alegra muchísimo leerte. Muchas gracias por comentar. Doy fe de todo lo que dices, esta locura nos ha ayudado a valorar mucho más lo que tenemos. A principios de año nadie se imaginaba por el encierro que íbamos a pasar, y cuanto íbamos a echar de menos lo que nos da vida, y a lo que le debemos la vida. La naturaleza, esa maltratada naturaleza, ha tomado ahora un valor muchísimo más poderoso que el que ya le dábamos, algunos más que otros. Ahora, desde el sofá (Concierto para Do Mi, en el So Fa, como dijese el Peña) apreciamos mucho más cada raíz, cada rama, cada tronco, cada piedra, cada arroyo... cada minúscula gota de niebla casi congelada en nuestra cara... cuanto se echa de menos sentir (o mejor dicho, no sentir) los dedos congelados y el ensordecedor y gélido viento golpeando nuestros tímpanos.
EliminarDe esta pandemia debemos sacar muchas cosas positivas, y preocuparnos por lo que realmente merece la pena y es importante. Desaparecí del facebook porque ya no soportaba el estúpido debate político, del que muchas veces soy partícipe, pero sinceramente, participo por joder... porque se que hay gente que se molesta... siguiendo aquella máxima de "si no quieres lentejas, pues toma, el plato lleno" pero realmente, lo importante en la vida está ahí fuera, bajo las copas de los árboles... no en una pelea de barra de bar donde los mejores expertos en TODO arreglan países a golpe de palillo de dientes sobre un mostrador.
Nos hemos vuelto una sociedad patética... y quizá hasta nos merezcamos 10 coronavirus como este... hasta que la sociedad no aprenda que un árbol es más importante que el PIB... no vamos a avanzar nada.
Así que, vamos a seguir propagando el virus de lo verde, de lo lógico, y esperando que la humanidad se vuelva más paciente y respetuosa con el planeta. Arriba las ramas y abajo las banderas. Un abrazo, Dani, y espero que pronto podamos salir a recorrer senderos... que tienen que estar cerrados de hierba, de no transitarlos.
Fran, me has emocionado tío. Yo no lo hubiese expresado mejor, y suscribo todas y cada una de tus palabras, en todos los temas que has tocado. Me ha encantado eso de propagar el virus de lo verde...Seguiremos haciéndolo mientras podamos. Yo estoy teniendo una pequeña válvula de escape, una bici indoor en una pequeña terraza, pero te confieso que lloro casi a diario cuando montado el ella, siento el viento pegando en mi cara, imaginándome que estoy sólo en el Torreón, o rodando por alguna pista de Los Alcornocales. Por cierto, ese cuarteto que mencionas sea quizás el mejor de la historia... Lo dicho, un fuerte abrazo, mucha salud para los dos, y ojalá nos crucemos pronto en algunos de nuestros rincones preferidos.
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