Los
servicios meteorológicos tenían anunciada para el fin de semana una entrada de
aire siberiano con rachas de viento que oscilarían entre 80 y 113 km/h, unido a
una bajada de las temperaturas que aconsejaban a la población a no realizar
actividades que pudiesen comportar algún riesgo y menos aún al aire libre.
Tomando
las debidas precauciones el sábado a las 7 de la mañana arrancamos el vehículo
para realizar la aproximación a Sierra de las Nieves, donde llegamos pasadas las
9 horas, y al bajarnos del coche, recibimos una bofetada de aire más que
gélido, pues el termómetro marcaba -6ºC y la velocidad del viento cumplía con las predicciones.
El coche lo dejamos en el mismo lugar que elegimos para realizar
la ruta del Cambullón de Vélez, y comenzamos por el mismo itinerario hasta el
Llano de la Laguna, tomando el desvío hacia el Pinsapo de la Escalereta, pero
en el bosquete de pinos donde nos desviamos hacia el mencionado monumento
natural, hacemos caso omiso a las indicaciones y continuamos recto, ascendiendo
suavemente hacia el Puntal de la Mesa, donde era insoportable parar a
contemplar el Cambullón, así que, pasamos de largo junto al pinsapo de la falsa
Escalereta, de dimensiones gigantescas, hasta llegar a una zona en la que, a
socaire, pudimos establecer un rumbo, pues las vistas de toda la vaguada que
marca el Arroyo de los Quejigos, nexo de dos tipos de sustrato de los cuales ya
hemos hablado en otra entrada (río Verde), y la perspectiva de los 2 objetivos
del día, pudo hacer que nos decidiéramos por una desdibujada vereda que sale a
nuestra derecha, que se dirige hacia el primero de los tres cerros que
configuran el Alcojona.
Al
alcanzar la arista cimera, tuvimos que aguantar nuevamente una sensación térmica que estaría en -15º C o así. A todos se nos
congeló el tubo del “sistema de hidratación en marcha”; si se tiene la
precaución de soplar para vaciar dicho tubo de residuos de agua que quedan al
beber, no se nos congela.
Una
vez en la arista no hay perdida es sólo seguir cresteando por donde mejor
podamos, eso sí, es aconsejable hacer el primer cerrete, pasar al segundo y una
vez en éste atacar de frente el techo del Alcojona y así vamos esquivando la
multitud de aulagas que nos vamos a encontrar; en todo momento tenemos detrás
el Torrecilla, Alcazaba y a la derecha tenemos el cortijo de la Nava con su
frondoso pinsapar y un bosque de matorral mediterráneo; y al fondo los pueblos
del valle del Genal.
Una
vez emprendemos la subida del Alcojona que se nos muestra como un cerro coniforme de un lapiaz muy erosionado de roca
caliza y donde en su cumbre han construido una serie de hitos enormes, con una
altitud de 1420 ms, las vistas son muy bonitas y más un día totalmente claro como el que nos tocó, que se podía divisar toda la serranía de Ronda y Cádiz, aunque el viento era tan fuerte que no te dejaba opción a la contemplación.
Así que, pusimos rumbo al collado del Puerto
de los Capuchinos, donde perdemos unos 200ms de desnivel y desde este collado
volvemos a tener de nuevo las hermosas vistas que te depara el Arroyo de los
Quejigos encajonado entre las dos vertientes y enlaza con el nacimiento del río Verde, que
recibe también las aguas del Cambullón de Vélez y que verlo con agua tiene que
ser impresionante y no totalmente seco como se puede contemplar ahora.
Una
vez pasado el collado nos encontramos que la subida al Abanto está cerrada ya
que se trata de una finca particular y esta cercada por una doble valla en todo
su perímetro. Comenzamos el ascenso por la parte exterior de la valla y
conforme vamos ascendiendo la valla te deja muy poco espacio de movimiento, por
lo que no recomendamos mucho su ascensión por lo peligroso del terreno y su
verticalidad, un mal paso puede terminar
en una tragedia.
Desde
arriba puedes contemplar perfectamente la línea divisoria entre la caliza y la
roca rojiza de la peridotita. Este tipo de roca es la que se encuentra en la
capa inferior del manto superior de la corteza terrestre y los movimientos
tectónicos la han hecho aflorar en algunas partes de la superficie terrestre y
entre ellos se encuentra en la sierra Bermeja y aquí.
Conforme
vamos ascendiendo a la cumbre del Abanto de 1475ms vemos en nuestra margen
derecha en pleno valle del Genal una gran masa de humo que asciende hacia el
infinito. Hacía una hora estábamos soportando las inclemencias meteorológicas
en la cumbre del Alcor, y vimos como por encima de Pujerra, se estaban quemando
rastrojos, posiblemente despojos de castaños, y ahora, esa quema se había
convertido en un infierno… fue estremecedor ver como se estaba quemando el
monte, una zona de alto valor ecológico
de mas de 750 hectáreas la mayoría incluida en la zona de reserva de la
Biosfera Intercontiental del Mediterráneo y el Valle del Genal y esta zona
había sido propuesta como futuro Parque Natural de Sierra Bermeja por la
riqueza que conservaba.
En
la zona aérea veíamos como los servicios de actuación contra incendios no daban
abasto; 2 helicópteros con Bambi Bucket, 2 aviones Canadair, y no sabíamos
cuantos medios terrestres se habían desplegado por la zona, de eso nos
enteraríamos luego, en casa. Viendo el mar desde estas montañas rojizas, y a su
vez empañando la vista con esa gran masa de partículas flotando en el aire en
forma de humo, sólo se me ocurrió el título de una canción que a lo largo de la
historia del rock se ha erigido como himno del mismo, incluso del heavy metal:
Smoke on the Water, del disco Machine Head de Deep Purple, inspirada en el
incendio del escenario durante un concierto del gran Frank Zappa en Montreux en
1971. Si señor, humo en el agua fue la sensación.
Tras
un copioso avituallamiento de altura, y contemplando estupefactos como
evolucionaba el incendio, descendimos de Cerro Abanto para alcanzar de nuevo el
puerto de Los Capuchinos, y pusimos rumbo a Río verde sin llegar a él, tomando
una vereda que desciende por la ladera norte del Abanto, y buscando la
vaguada
vamos hasta una bifurcación en la cual tomamos la senda de la izquierda, y que
nos va llevando hacia la ladera sur del Alcojona, tras cruzar el arroyo de los
Quejigos y volver a pisar caliza, de esta forma podemos volver nuevamente al
Puntal de la Mesa, por un estupendo sendero, y sin necesidad de, como hacen
muchos, complicarse la bajada del Alcojona por su norte y hacia el cortijo de
la Nava, teniendo que bajar así por una complicada pedrera. Este camino elegido
por nosotros incluso puede usarse para subir, y luego bajar cresteando desde
Alcor hasta el Puntal de la Mesa.
Al
llegar al coche, el incendio continuaba devastando monte, y nuestro termómetro
seguía estando en la zona negativa, a las 5 de la tarde, hora taurina.
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