lunes, 26 de agosto de 2019

Kilimanjaro. El sueño tanzano. Capítulo I. Un largo viaje para acariciar el techo africano.


-La ciudad de las culturas.
Despegamos desde el pequeño aeropuerto malagueño para aterrizar en el flamante aeropuerto internacional de Estambul. Una obra de ingeniería de dimensiones bíblicas, no por menos, se trata del ombligo del mundo… la ciudad que une dos continentes, varias culturas, y donde convergen en sintonía las religiones más importantes del ser humano… aunque todas son importantes.
Este nuevo aeropuerto absorbe la friolera de 2000 vuelos al día. Supera en 500 vuelos al de Atatürk, que era considerado el quinto más importante del mundo. Volamos con Turkish Airlines, la primera compañía del mundo en cuanto a destinos.
Estambul es la ciudad que tienes que visitar al menos una vez en la vida. Llevaba años soñando con ver las aguas del Bósforo… y por fin… aunque muy decepcionado por la cantidad de basura que albergan sus orillas, pues el ser humano no tiene remedio, pero hemos podido escuchar las llamadas a oración de los muecines, que acarician el aire a cada momento, ya que en esta región hay más de 3000 mezquitas. Es una ciudad asombrosa, llena de colores, olores, gentes… y agua… su. Su, es un disco de Mercan Dede, de 2004, recuerdo que fue número uno en las listas europeas… por aquellos años, Ramón Trecet fue quien me dio a conocer este trabajo, y junto a otros de Omar Faruk Tekbilek, llenaban las horas de mi vida… en este viaje he dado sentido a cosas que escuchaba hace 15 años, y ahora comprendo más esta maravillosa música, y la relación que tiene el islam con el flamenco… la música tradicional de mi tierra.
El paso por la ciudad de los dos continentes ha llenado de vida y fuerza nuestro espíritu… hemos vuelto más islamistas. 

- El extraño incidente de la cabina del avión.
Serían las 00:30, hora de Estambul, y nuestro avión viajaba a casi 11.000 metros… recuerdo que me levanté con mareo… el pasaje duerme… voy por el pasillo hacia la parte trasera de la cabina, abro los ojos y alguien me pregunta si estoy bien, a lo que contesto que si… no sé qué ha pasado… vuelvo a abrir los ojos, y dos miembros del personal de cabina me sujetaban las piernas en alto, mientras yo estaba echado en el suelo, mareado, y con un dolor en la sien, que permaneció unos días… había golpeado de cabeza contra algo, o alguien… no lo sabré nunca. Perdí el conocimiento, por una lipotimia, sin causa ni motivo aparente. Tantos meses de preparación, un largo viaje, y todo parecía dar al traste en aquel estrecho pasillo. Aterrizamos en el aeropuerto internacional del Kilimanjaro, sobre las cinco de la mañana. Todavía mareado arreglamos la visa, nos toman las huellas, y nos hacen el documento provisional de inmigración, válido para 3 meses. 
Nos llevan en coche al hotel… ciclistas sin luz, a los cuales adelantamos a apenas centímetros, motos que vienen de frente y que se tienen que apartar ante los adelantamientos de nuestro conductor, niños de unos 7 años caminando solos hacia el colegio cuando todavía no ha amanecido, personas corriendo por el arcén, no con afán deportivo, si no para acudir a su faena diaria… el viaje dura una hora, pero conlleva emociones para una semana… llegamos al hotel, desayunamos… la fatiga y el mareo no se me pasa… adiós, Kilimanjaro… he llegado a tus pies, y por algún extraño motivo, mi cuerpo no me permite saborear tus laderas, barrancos, torres y glaciares. 

- La entrada por la puerta Machame.
1800m de altitud, a los cuales llegamos en un autobús que nos recogió en el mismo hotel, el cual conducía un joven tanzano con muchísima prisa. Da igual que vengan de frente motos, bicis… se tienen que apartar… o un rebaño entero de ovejas… las cuales estuvieron a punto de salir volando.
Nos preparamos, firmamos, comemos… y los porteadores pasan por la báscula. El máximo permitido por las autoridades son 20 kilos por cabeza (o espalda). Acostumbrados a ir solos a la montaña, nos resulta extraño comenzar a caminar acompañados de 12 personas: 9 porteadores, un cocinero magnífico, y dos guías… uno para cada uno de nosotros.
El bosque de montaña es espectacular, y nos quedan por delante 5 horas hasta Machame Camp
El camino está totalmente urbanizado y es muy cómodo… no tiene pérdida ninguna, pues no existe otra posibilidad. Helechos de unos 4 o 5 metros de altura, y otras especies arbóreas realmente impresionantes en porte y espesura. Hemos pasado de los 2500m de altitud, y el bosque no merma en tamaño, esto es increíble. 
Al llegar, ya teníamos la tienda montada y nuestro equipaje dentro. Estamos en Machame Camp, a 2835m de altitud. El cuerpo responde bastante mejor que ayer, tras aquella pesadilla a 10585m de altitud, pero hay algo en mi interior que me dice que no lo conseguiré. El páramo del Kilimanjaro nos sorprende por su hermosura… sólo por eso, ya ha merecido la pena llegar hasta aquí. No lo podemos considerar un fracaso, de ninguna de las maneras.
Descansamos esta noche en nuestros mullidos sacos, porteados con cariño por Kelvin, con las cremalleras abiertas… es invierno en Tanzania, pero estamos muy cerca del Ecuador… aspecto que nos tiene desconcertados y desorientados totalmente… no sabemos el rumbo hacia Andalucía… tener el sol tan alto resulta un poco extraño. Las luces del atardecer, rodeados de brezos de 5 metros de altura, es mágico. Mañana será otro día… esperemos que el cuerpo se haya recuperado del todo… esto es exigente.


Aeropuerto.

Mezquita Azul.

Tumba del Sultán Ahmet.

Interior de la Mezquita Azul.

Mezquita de Sofía.


Puente de Galata. Navegando por el Golden Horn. Bósforo.


Taller de coches en Moshi. Tanzania.

Bosque del Kilimanjaro a más de 2200m de altitud.

Nico acompañando a Isabel.



Machame Camp. Lugar donde pasamos nuestra noche en la salida del bosque.

Va cayendo el sol, a las seis de la tarde.

Páramo del Kilimanjaro. Casi 3000m de altitud y los brezos superan los 5 metros.

Cae la luz con el Monte Meru, de 4600m de altitud, asomando por encima de las nubes.

Y por fin vemos la cima del Kilimanjaro y sus nieves perpetuas.

8 comentarios:

  1. Espero que ese dolor de cabeza haya pasado... uuuuff una aventura sensacional me alegro mucho con vuestras fotos y comentarios estamos disfrutando saludos de Petra y Carlos para ambos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Carlos, y Petra, por supuesto.
    Nos alegra mucho que hayáis disfrutado con nuestra aventurilla.
    Si, el dolor fue del golpe... no se con que fue, porque perdí el conocimiento un rato. No se ha vuelto a repetir.
    Iremos subiendo crónicas de este periplo, por etapas, para dar más detalle y que no se haga muy tedioso de leer.
    Muchas gracias por tu comentario.

    ResponderEliminar
  3. Buf, vaya momento malo el del avión. Suerte que quedó en un susto y que como dices el dolor de cabeza fue remitiendo con el paso de los días.
    Bonito relato de esta primera parte de vuestra aventura africana, dándole mucho protagonismo, y es que se lo merece, a esa escala en Estambul, una ciudad que anhelo visitar algún día, al igual que el Kilimanjaro...¿por que no hacer como vosotros y matar dos pájaros de un tiro?.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias, Dani. Sabía que te iba a gustar. La verdad es que buscando vuelos, vimos esa posibilidad de parar un día en Estambul. La compañía Turkish, si tu escala es de un día, te ofrecen 2 opciones: Hotel y transfer o Tour turístico con travesía por el Bósforo incluida la cena. Está incluido todo en el precio del billete. Además te dan de comer, y puedes beber lo que quieras durante el vuelo... no tienes que pagar nada. Sería una pena pasar por Estambul y no saborearla... incluso, a toro pasado, nos hubiésemos quedado 2 días, y hubiésemos quitado un día en Arusha... sinceramente, Arusha no tiene mucho que ver, con el paseo en todo terreno camino del Safari, tienes suficiente, de verdad.
      Nos alegra que te guste, y que tengas intención de ir a Tanzania... ya hablaríamos sobre eso... pues nuestros errores, te podrían servir de experiencia, para que ustedes no los cometáis.
      Salud.
      Pd. Isabel ni se enteró de lo del avión... iba dormida... yo de excursión sin conocimiento por el pasillo, y ella durmiendo, a pierna suelta... Me dijo: ¡Cuanto lleguemos a Cádiz, vas al médico! Pero no he ido... me encuentro bien... ya estamos saliendo en bici y en kayak...

      Eliminar
  4. Buenas tardes, Franeto. La otra tarde te dejé un largo comentario en cada una de las tres primeras rutas del Kili, se ha borrado por lo visto, soy un crack de la informática. Estambul es la perla de oriente, muy bella e intensa. Äfrica es otro mundo, y el mal llamado tercer mundo es muy diferente, cuando salimos de España es cuando nos damos cuenta de nuestros privilegios en el día a día, tenemos mucha suerte por vivir aquí. Lo que te pasó en el avión sería un síncope vasovagal, mejor no vayas a los médicos que son muy peligrosossss. Un abrazo, Franeto.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Fran, tocayo, amigo. Que vamos a decir de Estambul, ¿verdad? Recuerdo cuando hace años, Ramón Trecet decía que era la ciudad más importante del mundo, musicalmente hablando.
      África es brutal... todos deberíamos viajar allí, al menos un par de veces... se aprende mucho. Pero te das cuenta de como nos servimos de ellos para nuestros negocios...
      Lo del síncope vasovagal... no lo había escuchado nunca. Isabel me dijo que fuese al médico nada más llegar a Cádiz... pero bueno... estoy bien... lo dejaremos pasar, por esta vez.
      Un montón de gracias por tu comentario... sobre todo, por insistir después de haberse borrado. Saludos.

      Eliminar
  5. Fran, Isa me ha encantado la crónica, nunca es tarde en pasar por aquí si la dicha es buena. Que puedo decir, quizás lo primer oque me alegro que no sea nada, pero aun asi no lo dejes si notas algo fuera de lo normal. Del relato me encanta como lo habéis descrito paso a paso, muy interesante y encantado de leeros... Los siguientes capítulos los voy a saborear poco a poco como si de una novela se tratase. Saludos, abrazos y besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues muchas gracias, amigo Salva. Nos alegra que te guste el relato de nuestra aventura tanzana. A ver si un día te podemos contar algo en alguna caminata por la naturaleza. Un saludo, y espero, que te gusten las demás.
      Salud.

      Eliminar