sábado, 31 de marzo de 2018

Cascada de La Cimbarra.

Doesn´t Realy Realy Matter, una gran composición de los madrileños Anaut, aplicable a muchas cosas de la vida. Realmente, no importa, pero gusta a veces ver algunos espectáculos… y claro, aquí no venimos a hablar de otra cosa que no sea naturaleza.
La próxima vez que pases por Despeñaperros, que vaya nombre, no te olvides de desviarte hacia Aldeaquemada, cuyo topónimo también encierra lo suyo. Hablamos del Norte jiennense, y estamos ya muy cerca de Ciudad Real, esa zona casi áspera de paisajes eternamente lineales… pero ese paso de Despeñaperros, en los límites de Sierra Morena, es atravesado por el río Guarrizas, que produce una falla espectacular en la cuarcita que conforma este Paraje Natural, dejando a la vista un salto de agua de unos 20 metros, qué tras estos días de grandes borrascas, se ha recuperado de forma majestuosa. Es un espectáculo digno de ver, y seguro que no será ningún contratiempo por mucha prisa que llevemos.
El recorrido es muy corto, y la recompensa es extremadamente grande.
Si se dispone de más tiempo, sería aconsejable bajar a la junta con el arroyo de Martín Pérez y ver la Cimbarrilla. El entorno es sorprendente como ya se sabe.







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lunes, 19 de marzo de 2018

Chorrera y Castaños de Calabazas. Geoparque de las Villuercas.

Esta chorrera es fruto de la erosión que este arroyo (el Calabazas) produce en una zona donde encuentra capas de distinta resistencia. El cauce va buscando una falla SW-NO, atravesando capas de cuarcitas hasta encontrar capas blandas de pizarras, formando este gran escalón, qué en épocas de abundante lluvia, deja precipitar el agua creando un magnífico espectáculo.
A diestro y siniestro, veremos grandes pedreras o casqueras de cuarcita, donde aparecen icnofósiles (pequeños invertebrados marinos), que evidencian, el hecho de que hace cientos de millones de años, las arenas silíceas de aquellas playas, formaron estas estupendas cuarcitas.
El topónimo de este arroyo es de origen popular, ya que se referían a estas piedras como calabazas, por su gran tamaño.
Llegar es muy fácil, y se puede hacer en bicicleta o bien apretados en nuestras botas (casi mejor, zapatillas). A la salida de Castañar de Ibor, hacia Guadalupe, vemos un buen restaurante llamado Solaire. Desayunamos aquí, si no lo hemos hecho ya, y justo en frente, comienza nuestro breve recorrido. Es una pista ascendente, jalonada por cientos de castaños y otras frondosas.
Al cabo de una hora caminando, o algo menos, arribamos al maravilloso enclave de los Castaños de Calabazas, pasando el collado de Postuero. Un grupo de 17 castaños de un porte excepcional, algunos con más de 500 años, y uno, el mayor de todos, que posiblemente supere los 700 años, y al que llaman igual que al collado: Postuero.
Aquí el camino se convierte en senda, y rodeados de bellos ejemplares de loros, encinas, alcornoques, robles, helechos… vamos llegando a la chorrera. Recordar, que este enclave es de los pocos que albergan un pequeño reducto de loro, de toda la península. Es un tesoro, que ahora o nunca, vamos a tener la oportunidad de contemplar.
La senda, continúa hacia la zona de Navatrasierra, pudiendo configurar una travesía excepcional, si se dispone de tiempo. Tras empaparnos de biodiversidad y geodiversidad a partes iguales, nos volvemos sobre nuestros pasos… es una comarca muy rica en paisajes, foresta, agua, minerales, y repleta de caminos por los que perderse y descubrir un parque, que hemos visitado por segunda vez, y al que volveremos. Además, son pueblos acogedores y con una gastronomía exquisita de la que debemos disfrutar.
Hoy queremos hablar de Molly Hatchet, una banda de Florida, que lleva dando guitarrazos desde 1975… buen año. Es un estilo sureño con tintes de rock duro y matices de metal puro, que te mantiene a la escucha el tiempo que tú quieras, pues no son nada monótonos o repetitivos. Hacen una versión estupenda del Cross Road Blues de Robert Johnson, que se la habíamos escuchado a Clapton, Green, o miss Coleman, por lo tanto, no será una mala opción si se atreven con ella.

Nos gusta comenzar temprano.



El Castaño de Postuero

Es un ejemplar digno de admirar.





La Chorrera de Calabazas.

El Loro (Prunus lusitánica)





Magnífico robledal.

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viernes, 9 de marzo de 2018

Ascensión al Risco de las Villuercas. 1601m.

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El Geoparque Villuercas-Ibores-Jara, declarado con esta categoría por la Unesco, se extiende por estas tres comarcas cacereñas, y permite observar periodos geológicos que abarcan desde el Ediacárico al Silúrico, y los procesos geológicos ocurridos durante el Carbonífero, el Neógeno y el Cuaternario. La riqueza que nos ofrece a este nivel, es incalculable, por eso, se trata de una extensión de tierra muy delicada, a la que se debería cuidar muchísimo más de lo que se hace… y por supuesto, de lo que se ha hecho en el pasado, con aberraciones como la edificación de una unidad militar en su cumbre más alta.
Ahora se ha aprobado un presupuesto de 2 millones de euros, para renovar el firme de toda la carretera que asciende a cumbre, desde la ermita del Humilladero, en Guadalupe. ¿…? No se entiende, pues con ese presupuesto, se podrían llevar a cabo otras mejoras mucho más valiosas.
Se trata de un punto importantísimo a nivel hidrológico, ya que separa las aguas del Tajo y las del Guadiana. A pocos metros de la cima, nace el caudaloso río Almonte, entre otros de gran importancia, que discurre por un anticlinal muy descriptivo.
Las cadenas montañosas se alinean paralelamente; tenemos ante nuestros ojos la mejor representación de relieve de tipo apalachiano.
El valle sinclinal del Viejas es de libro, centrado entre el anticlinal antes mencionado y el del Ibor. Un espectáculo que sólo podremos contemplar en este Geoparque.
Era temprano cuando dejamos el coche, cerca de la ermita, el sol no asomaba aún, pero había bastante luz y cuatro grados negativos. Llevábamos un track, pero nos duró 100 metros, pues vimos a la izquierda un sendero del GR-117, así que… donde se ponga un sendero, que se quite una carretera.
Más adelante, el track cruzó nuestro camino, pero se iba por una amplia pista… que tampoco nos sedujo. Continuamos el precioso trazado del GR-117, tramo Guadalupe-Navezuelas, que entre roble melojo, pino, castaños, jara, brezo, y una riqueza geológica sin precedentes, nos va ayudando a ascender progresivamente, ofreciendo de vez en cuando unas amplias vistas hacia el Este. Nos sorprendió ver huellas de grandes neumáticos de motos de enduro… otra asignatura pendiente de los gestores del Geoparque.
Nos volvemos a encontrar con la carretera en el collado de la Arena, y aceptamos la invitación del mirador del Sinclinal del Viejas. Desde este collado seguimos por la carretera hasta la cumbre, aspecto que nos agradó menos, pero las vistas compensan a cada paso. Alcanzamos otro collado, el de la Portuguesa, y vimos dos montañeros que tomaban un camino tangente al nuestro… nos saludamos de lejos.
La cumbre, con una recompensa absoluta en cuanto al esfuerzo, tiene muchos peros, y es que hay bastante chatarra, además, se sube en coche hasta el mismo V.G. Disfrutamos amplias vistas, comimos, nos hicimos un té… y vimos aparecer los dos montañeros de antes.
Como uno de los dos, y no vamos a decir quien, siempre quiere meterse por donde no conoce y buscar nuevas alternativas, se decidió (por cansino), en el collado del Llano de San Cristobal, pasar al otro lado de la valla y descender por donde pensamos que habían subido esas dos personas. Aquí la decepción alcanzó techo, pues dimos con el vertedero de los que “ocupaban” la cumbre: botellas de vidrio a cientos, filtros de aceite de vehículos grandes o generadores, aerosoles, jarras…  y muchas cosas más… puede que fuesen de origen militar, o de los encargados de las instalaciones de telecomunicaciones, y es que cuesta mucho trabajo bajar la basura hasta Guadalupe.
Este collado pasa entre Pico Villuercas, al Este, y Risco de la Villuerca Chica (1512m), al Oeste. Toca bajar entre hermosos robles y abundante vegetación. El camino es estupendo, y con cierta incertidumbre vamos llegando al valle de la Celada, donde enlazamos con el collado de la Portuguesa. Vimos de lejos un precioso embalse, el de Ruta de los Molinos, del Guadalupejo.
Esos días había nevado bastante… Gredos se veía completamente cubierto de blanco y hacía una temperatura baja, pero nada que no se pueda atemperar con una buena dosis de Soul y R&B de la mano de Anaut, un grupo madrileño, liderado por Alberto Anaut, que nos presenta su gran talento con un nuevo disco.  Es un grupo que nació en 2013, y este año se defienden con una gira por salas que no nos vamos a perder. Nos gusta bastante porque es música pura, grabada con medios analógicos y tocando todos a la vez, por lo tanto, en directo suena igual que en estudio, no como esas músicas enlatadas, sin personalidad, que nos quieren meter a la fuerza en la tele y en la mayoría de emisoras de radio… música que nosotros no escuchamos, por supuesto… hay que saber elegir, igual que con los caminos… los hay buenos, y no tan buenos… es más, el hecho de que la mayoría siga una huella, no quiere decir que sea la mejor propuesta. Moraleja: No nos sigas, si no quieres verte envuelto en problemas.

Ha sido un acierto tomar el GR-117.

Guadalupe queda justo ahí abajo.

El color del bosque es espectacular.

Reparando hitos.

Hojarasca.

Nos metemos en robles hasta las cejas.

Sucesión de valles y aristas.

Las brumas especiales de las mañanas frías.

Un sinclinal espectacular.

La desvirtuada cumbre. Tiempos nuevos, tiempos salvajes.

Desde el Collado de la Portuguesa.

Al fondo se ve Navezuelas, otra variante para subir.

Panel explicativo. Hay varios.

El helipuerto de la cima y parte de las instalaciones.

Los escarpes de la zona cimera, son espectaculares.

V.G. Villuercas.

Anticlinal del Almonte.

Vista hacia el Valle de la Celada.

Las últimas nevadas, también se dejaron ver por las Villuercas.

¿Hasta cuando?

Dejando atrás el Risco, descendiendo por la vertiente opuesta a la de subida.

El robledal es muy tupido.

El 117 se desvía a la izquierda.

Guadalupe.