En
la provincia de Málaga, hay un bello rincón compuesto por un complejo de
embalses y grandes paredes de caliza, que hacen la delicia del colectivo de
escaladores. Allí se dan encuentro los ríos Turón, Guadalhorce y Guadalteba, y
aunque es una buena zona para la práctica del kayak, es la escalada la que
representa la mayor de las aficiones que se practican en el Paraje Natural del
Desfiladero de los Gaitanes.
No
vamos a hablar de historia, de ingeniería ni de monarcas pues ya se habrá
escrito bastante sobre ello, pero si vamos a decir que geológicamente hablando,
se trata de una de las zonas con más superficie de placas verticales y
desplomadas de toda la región.
Nos
dispusimos a caminar en la misma estación de tren de El Chorro, buscando el
Camino de las Pedreras, que discurre a través de un pinar en dirección ENE,
acercándonos poco a poco a las enormes paredes que tenemos a vista. Llegará un
momento en que veamos unos grandes hitos, que nos marcan la aproximación a las
vías de escalada de la zona, y por aquí entramos a lo que se llama las
escaleras árabes, aunque no lo sean.
Por
aquí se accede al cortijo las Pedreras, y desde el collado, vimos el final de
la ascensión, pero aún quedaba un buen trecho por recorrer, pues la ascensión
suma mil metros en positivo, y eso no se hace en un rato.
El
calor empieza a apretar, por lo tanto, sombrero y manga larga se convierten en
nuestro mejor compañero.
Una
vez cruzamos el almendral, donde hay una era muy bien conservada, seguimos
hacia la senda en dirección a la cuerda del Huma, la cual parece no tener fin,
por su geometría. Se pasa a través de una brecha, que tiene pasos de tercero,
la cual nos deja en la planicie superior de esta hermosa montaña, que ha sido
mancillada por el trazado del Ave, que la atraviesa de una vertiente a otra a
200 km/h.
Desde
arriba hay una bonita vista del pico Capilla, y otras montañas andaluzas,
además de divisar los embalses. Toda la zona alta es, o mejor dicho era, rica
en fósiles de amonite, pero los transeúntes se han encargado de ir recolectando
piezas hasta el punto de ser muy difícil el hallazgo de una. Esta zona da pena verla debido a que los espoliadores
se han encargado de pasar los detectores de metales y podemos ver cada metro la
tierra removida en busca de monedas y demás metales de antiguos asentamientos.
Decidimos
bajar por otro lugar distinto al de subida, y acabamos inmersos en una eterna
pedrera, en el Tajo de Arrejanado, donde el calor empezó a hacer de las suyas.
Una
vez en el carril, me pasé el cruce que nos llevaría al Puerto de Flandes, para
bajar por la zona norte del cerro de los Hornos, y con el calor que hacía, no
apeteció lo más mínimo dar la vuelta y volver a subir, así que, salimos a la
carretera que baja hasta la estación de tren, donde dejamos el coche.
De
todas formas no te vas a perder, pues todos los caminos conducen a Roma…
Toda
la ruta estuve pensando en una gran canción que Etta James supo interpretar muy
bien, original de Albert Green que estos días he escuchado de la voz de Beth
Hart, acompañada de la grandísima habilidad de Joe Bonamassa a las seis cuerdas.
Este dúo promete convertirse en uno de los mejores conjuntos del mundo de la
música.
Sobró
tiempo, pues la actividad la comenzamos temprano, así que terminamos el día en
el yacimiento de Bobastro, muy cerca del embalse superior del Tajo de la
Encantada, desde donde se tiene una buena lectura de la montaña que acabamos de
subir.