lunes, 28 de marzo de 2016

GR -115 ´ Transerena

Este recorrido comienza en Capilla y termina en La Haba, recorriendo toda la comarca de La Serena. Nosotros, por cuestiones de logística ferroviaria, lo comenzamos en Cabeza del Buey y lo terminamos en Villanueva de la Serena, recorriendo un total de 96 kms en dos días de disfrute ciclístico, rodeados de paisajes pseudoesteparios, dehesas, charcas, afloramientos de pizarra, amplios berrocales graníticos, ovejas, abejas, una rica avifauna y un no menos interesante patrimonio arqueológico, cultural, y gastronómico sin parangón.
A este cóctel, hay que añadirle la experiencia enriquecedora de efectuar el recorrido en tándem, lo cual estrecha lazos de compañerismo y empatía hacia el acompañante… mucho más de lo que lo hace el ciclismo individual, en el cual siempre tendemos a “competir” contra el otro/a. Y si ponemos una pizca de música, de la mano de Joe Satriani, entonces el resultado es la plenitud máxima.
Salimos desde la Piscina de Cabeza del buey, por la calle de atrás, en la cual encontramos un panel informativo del recorrido. Pronto habremos llegado a la ermita de Nuestra Señora de Belén, lugar de obligada visita, ya que fue convento Templario en el siglo XIII.
Continuamos rumbo Oeste, y seguimos el camino ancho por el que veníamos pedaleando… sin darnos cuenta de que el GR, lo acabábamos de dejar a nuestra izquierda. Nos percatamos cuando llevábamos un buen rato sin ver marcas rojas y blancas. En el gps, llevábamos unos puntos de referencia, y efectivamente, nos habíamos salido del camino… pero la zona era preciosa, y el firme rápido y comodísimo, así que decidimos seguir, para ver hasta donde nos llevaba, ya que el rumbo, parecía bueno. Pasamos junto a edificaciones de defensa de la guerra Española, y a la altura de Benquerencia de la Serena y su espectacular castillo, vislumbramos una chimenea de lo que parecía ser una mina abandonada. Metimos el tanque por aquel caminillo, que apuntaba a esas instalaciones, y sorpresa: justo en la parte de atrás de las ruinas de la mina Somoza, había otra instalación, pero de colmenas de abejas. Estaban un poco revolucionadas, y empezaron a toparse con nosotros… nos tapamos bien y dimos media vuelta, pero una de ellas, se quedó atrapada entre la cabeza y el casco… y picó. Inconveniente que solucionamos a base de Oriare (orina y arena).
Volvimos a nuestra formidable pista… dando pedales a dúo, como nunca lo habíamos hecho… este es un Momento Imparable, como reza el título del álbum que nuestro músico de referencia grabase en 2013… cruzamos la Cañada del Puerto de Mejorada a Esparragosa… a nuestra diestra se abren infinitas extensiones esteparias que son surcadas por innumerables aves, como cigüeñas, cernícalos, milanos, aguiluchos cenizos… es muy fácil ver avutardas por estas tierras, pero no tuvimos esa suerte… para ello hay que pararse a observar, y el tándem estaba alcanzando un ritmo que nunca habíamos imprimido en una bicicleta normal.
Pronto arribamos al cementerio de Castuera, y aquí nos unimos de nuevo al GR 115, que entraba por nuestra izquierda… siempre es mejor la izquierda…
Estamos en una población quesera, turronera y olivarera… entre otras delicatesen de origen ibérico y cultural. Aquí aprovechamos para deleitar el estómago con buen queso de la tierra (yo diría que el mejor de nuestra querida España) y pusimos rumbo a Campanario, por el Camino Mozárabe, que viene de Monterrubio de la Serena, y que en este punto de Extremadura, converge con el GR 115. Pasando el Salón Ovino, giramos a la izquierda.
Es el tramo más bonito y ameno del recorrido; un constante sube y baja curveando entre encinas, charcas, retamas, estaciones de tren abandonadas, berrocales graníticos…
Arribamos a Campanario, y dimos una vuelta por la población… abandonando el GR. Nos dirigimos al albergue, que está en la antigua estación de tren, la cual ha sido restaurada y reconvertida en hospedería, y nuestra sorpresa no pudo ser más grata. Es ideal para pernoctar, descansar, comer, conocer gente… tiene habitaciones dobles y compartidas, lavadora, tendedero, bar-restaurante, un silencio y unas vistas excepcionales, y una atención estupenda por parte de las personas que lo regentan.
Continuamos nuestra ruta, al día siguiente, tras un buen descanso y un paseo por el pueblo, que estaba de fiestas; saliendo a pedalear poco antes de las nueve, por el GR 115, hacia Magacela, y pasando por un bello embalse de origen Romano, El Paredón, y por la puerta del yacimiento arqueológico de La Mata, muy interesante de visitar y en el cual hay una colección de molinos de mano impresionante… y más que debería haber si no fuese porque algunos tienen las manos demasiado largas y la inteligencia demasiado corta…
Pasando La Mata, nuevamente, los “waypoints” que llevaba en el receptor, me mandaban por el camino bueno… y las marcas del GR por otro en peor estado, pero hacia la izquierda… y claro, no tuvimos más remedio que girar hacia el lado bueno de la vida (la izquierda, claro). Disfrutamos de una zona de antigua explotación minera.
Tras la acertada decisión, llegamos en poco tiempo a Magacela, donde preguntamos a unos magaceleños por la ubicación del dolmen.
A partir de aquí, nos tocaba llegar a La Haba, para lo cual, dejamos el GR y tomamos una cañada real, rodeando todo el pueblo por el arroyo de la Higueruela. Llegados a La Haba, tomamos la decisión de seguir el camino Mozárabe hasta Don Benito, donde podíamos tomar el tren de vuelta, pero tras una breve visita a la localidad y comprobar que sobraba tiempo, arrancamos de nuevo el motor de cuatro cilindros del tándem, y por la Vereda de Don Benito a Villanueva de la Serena, llegamos a la estación de tren de esta última población.

Nota importante:
El tándem es muy largo, y aunque viajó en el interior del maletero del coche, en los coches de Renfe (o al menos en esta línea) no está permitido viajar con este tipo de bicicletas, pues no cabe en los porta-bicis y ocupa el pasillo, pudiendo llegar a ser peligroso para el resto de viajeros. Muy amablemente nos lo advirtió el revisor del tren, una vez había arrancado este, con rumbo a Cabeza del Buey.

Recomendación:
Llegar en coche al albergue de Campanario, usarlo como campamento base, para no tener que ir con alforjas en caso de hacer la Transerena en dos etapas, ya que estamos en la mitad del recorrido. En caso de hacer los 96kms en una sola etapa (sólo para ciclistas muy preparados), seguimos pedaleando hasta Villanueva o Don Benito, desde donde volveremos en tren a Campanario. Otro consejo para la segunda etapa es llegar pedaleando solo hasta Magacela, y volvernos hacia Campanario, ya que este tramo es mucho más atractivo que el que discurre desde Magacela a Don Benito, y hay muchas posibilidades de hacer una circular preciosa por esa zona.

Aviso a los andarines:
El tramo que va desde Castuera hasta Campanario, es ideal para hacerlo caminando, sólo son 20 kms, se puede regresar en tren y es, seguramente, el más bonito.
































Ficha Técnica:

http://es.wikiloc.com/wikiloc/view.do?id=12760745&utm_source=social&utm_medium=facebook.com&utm_campaign=badge

lunes, 14 de marzo de 2016

Desde Puerto del Boyar al Navazo Alto

Hoy vamos a proponer un sencillo y agradable paseo por la sierra de Grazalema. Aparcaremos el coche en el puerto del Boyar, a 1095m de altitud, ascenderemos al collado de las Presillas, de 1257m, buscaremos la casa del Dornajo (ruinas), girando a la derecha en el paso antes mencionado. Llegaremos a la fuente que tiene nueve pilas, por encima de la casa de Fardela; ascenderemos suavemente al collado de las Víboras, para ir virando con cautela hacia el puerto de los Navazos. Esta zona, de preciosas navas y pasos angostos entre pilares de caliza, es emocionante, y sin darnos cuenta habremos llegado al Navazo Alto, donde el ganado pasta con toda la mañana por delante… desde aquí hay dos hermosas maneras de ascender a la cumbre del Navazo Alto (el topónimo se repite, aunque no sea el mismo lugar), donde se yergue el Vértice Geodésico más decorado de cuantos hemos conocido… ahora le toca lucir los colores de Andorra, aunque girados.
De las impresionantes vistas de esta, una de las cumbres más elevadas de la provincia de Cádiz (1395m), no vamos a hablar, pues lo realmente impresionante es que Iggy Pop haya hablado con Josh Homme y Dean Fertita, de Queens of the Stone Age y Matt Helders, de Artic Monkeys, para unir sus fuerzas y sacar un discazo al mundo. Homme es uno de los músicos de referencia en la actualidad. Es compositor, cantante, guitarrista, batería, bajista, y milita en varias bandas de las más grandes de la escena musical mundial. Además, ejecuta mantras de una manera virtuosa como pocas. Eso es lo realmente impresionante… la caminata por estas sierras gaditanas, es sólo una pequeña anécdota sin transcendencia.





















viernes, 4 de marzo de 2016

Ventisca y Sentido Común

En los ´70, Steely Dan era una banda bastante virtuosa, compuesta por músicos de calidad. Músicos de la categoría de Mark Knopfler han pasado por sus filas, y temas como Reeling In The Years, ofrecen un solo de guitarra excepcional, a cargo de Elliot Randall. Recordar esta magnífica banda, nos parece imprescindible. Y recordar otras cosas también.

Según la R.A.E., Ventisca:
Borrasca de viento, o de viento y nieve, que suele ser más frecuente en los puertos y gargantas de los montes.
¿Dónde está el límite de la capacidad mental? A veces… muchas, cuesta entender que estamos a punto de sobrepasar una línea que va a comprometer la seguridad. El hombre es un animal que responde al estímulo de la adrenalina y la testosterona… por eso, la mujer, desde tiempos inmemoriales, ha sido siempre mucho más sensata que el hombre. En todo grupo montañero es conveniente que exista matriarcado. Una mujer debe ser, en casos extremos, la que tome el bastón de mando… pues si dejamos que las hormonas masculinas lideren la situación, probablemente vamos a conseguir avanzar hacia una muerte segura.
El sentido común no debe ser cosa de mujeres, de hecho, todo homínido debería practicarlo en situaciones que pueden llegar a ser muy comprometidas, con el simple hecho de que alguien se tuerza un tobillo.
La nieve polvo recién caída y arrastrada por vientos que superan los 110 km/h, en la montaña, puede llegar a tener un fatal desenlace si alguien sufre el mínimo percance. No puedes avanzar con comodidad, no vemos bien, se nos congelan las partes de nuestro cuerpo que están expuestas a la intemperie, no podremos trabajar con el plano en caso de necesidad, si soltamos un guante podemos perderlo, por lo tanto hay que llevar otros en la mochila, así como unas gafas de repuesto. El tubo de hidratación se congelará, cuando estemos desfallecidos, el simple hecho de parar a comer algo, se convertirá en una labor complicada, incómoda y de riesgo de hipotermia, por haber parado la actividad.
La euforia se hará dueña de nuestras sensaciones, y tomar la decisión correcta, puede que no sea nuestra prioridad, arrastrados por esa falsa sensación de control, sobre todo, de control masculino, ya que como dije antes, las mujeres… suelen estar al tanto de la situación en todo momento.
Recomendamos a todos los montañeros que tengan la oportunidad de vivir una situación de ventisca, que la vivan, pues es muy emocionante, pero rogamos a todos esos montañeros, que nunca se dejen llevar por la testosterona y sepan renunciar al placer de ese caramelo meteorológico a tiempo, pues de la felicidad al desastre, sólo hay un paso.


Foto tirada a más de 500 de velocidad.
Se observan los trazos que describen las partículas de nieve.