La
música es quizás la manifestación artística más popular, y la que menos
explicaciones necesita para ser entendida. A lo largo de la historia, se han
ido sucediendo cambios o evoluciones que han terminado en la aparición de
nuevos estilos, a veces no entendidos o aceptados por el público.
A
orillas del Ródano, crece la hermosa ciudad de Avignon, donde se construyó la
residencia de los recursos pontíficos en el siglo XIV, siendo este, el palacio
gótico medieval más importante de Europa. Durante el mandato del papa Clemente
IV, nació un nuevo estilo musical que
recibió el nombre de Ars Nova,
consistente en el canto al unísono, y que en principio no fue aceptado por el
pontífice, pues pensaba que el mensaje de la iglesia no sería bien entendido si
muchas personas cantaban al mismo tiempo.
Acabó,
este estilo, convertido en una revolución musical, de ahí que nos atrevamos a
decir que Aviñón es cuna del Rocanroll, pues del canto Gregoriano al Heavy
Metal, sólo hay un paso.
Desde
el puente inacabado de Saint-Bènezet, junto al Palacio de los Papas, comenzado
a construirse en el siglo XIII, es visible la silueta inconfundible del mítico
Mont Ventoux, gran atalaya de la Provenza y “meca” de todo aficionado de la
sana distracción del pedaleo. Fue en la ascensión a esta montaña donde falleció
Tom Simpson, un fatídico 13 de julio
de 1967, convirtiendo en, si cabe, más mítica aún esta subida del Tour de
France.
El
coche lo podemos dejar en el aparcamiento del Chalet Reynard, aunque si se
desea, la ruta se puede empezar más abajo, incluso en Bédoin. Dejando el chalet
a nuestra izquierda, vemos una especie de camino, que en invierno se convierte
en pista de esquí. No tiene pérdida, sólo hay que seguir los hitos, y poco a
poco alcanzaremos la arista. Es una montaña que siendo lo más frondoso que
hemos visto en la Provenza, en su parte alta desprovista de vegetación, se
convierte en una ascensión dura, por culpa de las rachas de viento que a veces
azotan sus laderas, que han llegado a registrar 320km/h con Mistral.
El
primer personaje que subió esta montaña fue Petrarca, en 1336, para disfrutar
de sus vistas. Desde Bédoin, un ciclista normal, pero bien entrenado, puede
hacer la subida en 2 o 3 horas, pero Ibán Mayo, en 2004, pulverizó todas las
marcas con 55 minutos de ascensión, para 1600m de desnivel, lo que es toda una
proeza… no intente hacer esto en su casa… parafraseando el título de uno de los
mejores álbumes de Soziedad Alkoholika, y mucho menos, lo que en 2006 hizo
Jean-Pascal Roux, que subió once veces seguidas, desde Bédoin, con más de
17000m de desnivel acumulado. Seguramente, pocas personas en el mundo estén
capacitadas para llevar a cabo semejante empresa.
Pasamos
el Coll des Tempètes, de 1841m, y ya casi tocamos la estación meteorológica,
visible desde toda la Provenza.
La
bajada la realizamos por carretera, para ver el monumento que le tienen
dedicado a Tom Simpson, víctima de las anfetaminas y el alcohol, que le
provocaron la muerte en unos años en los que no se sabía a ciencia cierta, que
consecuencias podría traer el dopaje. Más abajo, retomamos la arista,
atrochando, hartos de ver pasar centenares de bicicletas y observar como los
conductores no les tienen el más mínimo respeto. En toda Francia hemos visto
como el metro y medio, se las trae al pairo.
Mont Ventoux desde Avignon |
Mont Ventoux desde cualquier rincón de La Provenza. |
Mont Ventoux desde Caromb |