viernes, 20 de enero de 2023

La Sierra de la Plata en construcción.

Cuando 2022 estaba dando sus últimos coletazos de historia, un recordado 18 de diciembre, día fresco y de viento un tanto desagradable, pudimos comprobar binocular en mano (8x32), como los majestuosos buitres leonados están atareados aportando ramas porteadas en su poderoso pico desde algún matorral hasta la privilegiada terraza de su próximo lugar de cría, en las vertiginosas paredes de arenisca del paraje conocido como la Cueva del Moro. O lo que es lo mismo, están haciendo el nido.

Esta maniobra de construcción es realmente interesante de observar. Uno de los puntos clave para la identificación en vuelo del buitre leonado, es verlos extender su tren de aterrizaje en pleno vuelo. El negro, por ejemplo, no suele hacer ese movimiento. Es difícil confundir, desde luego, un negro con un leonado, aunque para ello es necesario un mínimo de observación y lectura, además de la siempre recomendable asistencia a un curso de ornitología. Nosotros recomendamos fielmente un curso  (son muy económicos) con Birding Tarifa. Tanto Manuel Morales como Víctor Porras, harán que aprendas con entusiasmo, sobre una de las especialidades más agradecidas de practicar a diario, como es la identificación de aves. Las aves, son los únicos animales que puedes observar a diario, y sin llegar a salir de la habitación; con unos simples y económicos prismáticos se puede disfrutar de pleno de un mundo realmente apasionante. Desde ver casi todos los días un águila pescadora en la orilla de la Casería, en San Fernando, hasta poder identificar un milano real o un pequeño y escurridizo petirrojo en cualquiera de tus salidas a la montaña; sin desmerecer el avistamiento de cientos de correlimos comunes o unas docenas de correlimos tridáctilos en cualquiera de las playas que nos rodean… con el permiso de docenas de gaviotas reidoras o lavanderas blancas invernantes en la provincia de Cádiz.

Los minúsculos mosquiteros o las escandalosas currucas cabecinegras están ahora por todas partes, y no digamos los ajetreados aviones roqueros.

A la vuelta de la Sierra de la Plata, tras contemplar los buitres, volando o posados, y algún cuervo, cernícalo y milano, con el sonido de fondo de Blackberry Smoke, que nos tiene entusiasmados tanto o más que el plumaje invernante, dimos con nuestras botas en la arena y comprobamos la cantidad de basura que acumula la afamada playa de Bolonia. Un cero para el Ayuntamiento de Tarifa. Las playas hay que limpiarlas también en invierno.

Al regreso a casa, hay que entrar en La Janda, obligatoriamente, y observar bandos de cientos de poderosas grullas, que alcanzan en esta zona un censo de más de dos mil ejemplares. También veremos avefría, morito, espátula, elanio azul, halcón peregrino, cernícalo vulgar… por no mencionar tarabillas y cogujadas.

Con el paso de alguna gaviota sombría por la ventana, por encima de la pantalla de este ordenador, podríamos dar por finalizada la temporada 2022… pero todavía quedaba algún avistamiento en el aire.
















lunes, 16 de enero de 2023

Sierra de las Nieves y un Peñón que enamora.

1777m de altitud creo que es la cota que alcanzamos aquel día, aunque puede que fuese un poco menos… cuanto más avanzamos en ciencia, más controversia se nos pone a nuestra disposición.

Al escribir, hace un año justo que con nuestro amigo Fernan anduvimos justamente por este mismo vericueto de nuestro parque más querido; Fernan es un gran amigo, aunque la distancia impida más contacto. También es amigo común de Dani, con quien ascendimos a su montaña fetiche hace ahora mismo un año… un primero de enero; me gusta celebrar el año nuevo por lo alto. Saludos a ambos, desde el sur.

Nubes de condensación y viento; humedad que se pega a la vestimenta, apropiada o inapropiada, pues dicen que no existe el mal tiempo, si no la vestimenta errónea. “Humedad, cierta tristeza y algo más” siempre hay una canción(Barricada) para una ocasión… o para un peñón. Hemos podido comprobar como en diciembre, un 10 de diciembre, todavía los vetustos alpestris están provistos de hoja, incluso verde; y comprobar también lo poco que ha llovido por esta sierra, aunque pueda parecer lo contrario… y no hablemos de ver su apellido, porque ese escasea en todas partes donde debería caer.

Nuestro camino favorito de nuestra querida Sierra de las Nieves, se cierra, porque pocos se ciernen a él… y eso es bueno por una parte, pero tedioso por otra… aves si que escuchamos, aunque pocas se dejaron ver: herrerillos comunes y algún carbonero por ejemplo; y por supuesto, y contra todo pronóstico, cuatro buitres leonados desafiando la baja cota de nubes aprovechando el viento de ladera, porque térmicas, podemos asegurar que no quedaba ni una. Como no, el Picus sharpei hizo su habitual acto de presencia sonora… llevamos años escuchándolo.

Un día más, nuestros cuerpos soportaron las bajas temperaturas que dejan esos fuertes vientos serranos, aunque muy a gusto.

No despedimos 2022 con esta ocasión… todavía quedaban sorpresas… y además tuvimos la buena noticia de que en 2023 saldría mi foto en el calendario del Parque Nacional, Natural y Reserva de la Biosfera Sierra de las Nieves, y eso es de agradecer; igual que la que publicaron en el primer libro editado con motivo de la declaración de Parque Nacional. Mil gracias al Parque, por todo.


















lunes, 9 de enero de 2023

Conjunto dolménico de El Pozuelo.

Próximos a la rivera del Tinto y en término de Zalamea la Real, los habitantes de la pequeña población de El Pozuelo, gozan el privilegio de convivir en plena naturaleza, rodeados de buitres leonados, milanos reales, rabilargos, y un sinfín de especies importantes que aportan riqueza y biodiversidad a esta comarca. 

Además de los valores medioambientales, en este rincón onubense se disfruta de un legado histórico bastante recomendable de conocer.

Se puede hacer una caminata circular, que comenzaremos por una pista terraplenada que nos lleva entre jaras hacia una mina abandonada llamada El Chinflón. Sabremos que hemos llegado cuando alcancemos un collado con una casa a la derecha y una trocha a la izquierda que asciende por la loma. Desde la mina hay unas amplias panorámicas, que nos brindaron la oportunidad de otear el vuelo de 12 milanos reales.

Desde aquí arriba podemos ver el emplazamiento de los primeros cuatro dólmenes que vamos a visitar, pues los tenemos justo debajo.

El paisaje no puede ser más mediterráneo, y como tal, en estas fechas podemos aprovecharnos de sus ricos frutos, y así comer gratis y no contribuir tanto al tedioso capitalismo. Hay que comer de todo… esa es la base de una buena dieta que lleva el mismo nombre que el paisaje que nos rodea.

Dice Robe: “los recuerdos se fueron del tiempo que pasó, no recuerdo aquel cielo, ni tampoco su olor… que no, que no, que no, que no…” pero al soñar… puede aparecer algún recuerdo leve que nos haga refrescar memoria y poco a poco hilvanemos lo vivido. Hay que vivir y luego recordar lo vivido, pues si no, se pierde. El blog, en desuso últimamente, es buena herramienta para evitar que el maldito Alzheimer empiece a llenar de agujeros este queso al que a veces le ponemos un casco para evitar que se despeine. Nos gastamos dinero en peluquerías para mantener una estética, cuando en realidad lo importante está dentro. Pon tu melena al viento y mete la cabeza dentro de estos dólmenes, es realmente interesante.

Podríamos seguir citando a Robe, y llenaríamos no este blog, si no todos los blogs de este maldito mundo. “Si ella baila, yo encuentro una canción”, y tras visitar estos cuatro dólmenes que se alzan codo con codo en un paisaje evocador, volvemos a “pistear” entre “calistros” descubriendo setas alucinógenas y escuchando al petirrojo europeo por todas partes… sin lograr verlo.

Llevaba el gps en la mano, pues cada dolmen tiene un geocaché… nos pusimos las botas… la caminata mereció la pena sólo por el ego de ver como aumenta el número de encontrados en esa diabólica página mediante la cual utilizamos satélites de miles de millones para encontrar un “tupper” de plástico escondido en la naturaleza. Así es el ser humano…

A la vuelta, tras tanto ortostato y búsqueda, no tuvimos la suerte que a la ida, de ver cientos de rabilargos… un ave realmente preciosa que no se ve por nuestro lugar de residencia, y hay que salir a buscarla fuera. Si tu objetivo son los dólmenes, la prehistoria, las aves… caminar… ya sabes: El Pozuelo.


Mina el Chinflón.


Los primeros dólmenes de la mañana.

Bastante bien conservados, como se puede observar.

Pero en realidad, como todo en este país, se pone en valor y luego se abandona.

Las estructuras se componen de ortostatos de poco grosor.



Algunos de los dólmenes son de doble cámara.

Falta un poco de señalización y los paneles informativos están deteriorados.

La ciudadanía no colabora mucho y algunos incluso hacen sus necesidades dentro del conjunto.

Aun así, merece la pena visitarlos, sobre todo por la cantidad que hay.


Isabel tomando notas y apuntando avistamientos en observation.



Noche de setas...

...con una cantidad menor, hubiese sido mucho mejor.

Uno de los pocos paneles que se conservan en buen estado.



Y la iglesia de El Pozuelo.