Es
muy extraño subir al Peñón Grande caminando… lo lógico es hacerlo por la pared,
de hecho, siempre que he llegado a su cumbre y por cualquiera de sus vías, ha
sido escalando… así que caminar hasta su cumbre, casi parece más una osadía.
Esta
vez, no hemos conseguido llegar a la cima, pero si a la antecima, ya que la
hora tope que nos pusimos como límite, llegó, y no hubo más remedio que renunciar
a la deliciosa cumbre y bajar para llegar a la plaza de Grazalema antes de que
partiera el autobús que nos debía llevar a Ubrique, donde dejamos el coche por
la mañana.
La
jornada, fresca al amanecer y calurosa a mediodía, dio de sí todo lo que pudo.
Dejando aparcado el auto junto a la fuente de los nueve caños, en la curtida y
legítima ciudad de Ubrique, comenzamos nuestra singladura por la calzada romana,
muy desvirtuada en sus inicios, pues el deterioro y la acumulación de rellenos
a base de escombro, le confieren un toque poco Romano y muy Andaluz, pero
bueno… esta vía que nos acerca a Benaocaz, casi sin darnos cuenta y en un
armonioso y suave ascenso, nos sirvió de calentamiento para lo que estaba por
venir.
Pasamos
por el precioso barrio Nazarí, y continuamos hacia Casa Fardela, habiendo
bebido antes de la fuente del Tejar, otro reducto histórico pues su pilón fue en su
día un sarcófago romano, donde viramos a nuestra derecha, para buscar la finca
Los Navazos y entrarle a la ascensión a Pocillo Verde. Realizamos la preciosa
bajada hacia el cancho de la Berejuela, y arribando a los Llanos del Endrinal,
nos decidimos a intentar lo que se comenta al principio de esta entrada: Peñón
Grande, ande o no ande… ya que si no, hubiésemos estado más de dos horas
esperando el autobús, en el pueblo.
La
“trepadilla” al Peñón es muy sencilla, corta, intensa, pero mirando el reloj y
con el nerviosismo de no poder perder el autobús, no se disfruta plenamente. El
resto de la travesía, es un agradable y cómodo paseo que merece la pena
realizar, aunque si se quiere hacer más cómodo, se puede tomar el bus por la
mañana en Ubrique, y hacerlo a la inversa, que casi todo es bajada, y no hay
estrés horario, pues el coche está esperando en la línea de meta.
Se
acercan fechas muy señaladas, ya que el esperado invierno, acaba de entrar para
quedarse, o eso esperamos, y a parte de esperar que hayamos disfrutado un feliz
solsticio, queremos recordar la canción/villancico Feliz Falsedad, de los
vitorianos Soziedad Alkoholika, una de las grandes bandas de Thrash Metal de
nuestra querida piel de toro.