jueves, 20 de octubre de 2011

Vivac en el Aljibe (1092m)


Se llama vivac a la práctica de pernoctar en un ascenso. Haber calculado mal los horarios de nuestra ruta, una tormenta, un accidente o el simple placer de dormir en la montaña pueden llevarnos a la decisión de vivaquear, y cualquier montañero/a debe de estar preparado/a para ello.


Pero en la mayoría de los parques naturales a los que podemos acudir a practicar nuestra actividad favorita, resulta que está prohibida esta magnífica experiencia. La ley 8/2003, de 28 de octubre, de la flora y fauna silvestres, por citar una de las leyes y/o decretos que hacen mención a esto, prohíben acampar o dormir en el medio natural, salvo en zonas habilitadas para ello. Pensamos que por culpa de unos, al final pagamos todos. Vamos perdiendo libertades por culpa de la mala actuación de muchos seres humanos, y al final sucederá lo que nos canta Cutillas y los Autónomos en la canción de Juan el Cabrero.
"Una mañana temprano
Vino un hombre con sombrero
Que quería comprar el monte,
Sus paisajes, sus recuerdos…"


Cuando el viento sopla con fuerza en nuestro litoral, normalmente, en la montaña es aun mayor la velocidad de éste. El sábado por la tarde soplaba de levante (E) y en la sierra del Aljibe ocurre el mismo fenómeno que en la granadina sierra Nevadense: la humedad del aire proveniente del mar, hace que al subir a más de mil metros, se condense formando una gran nube visible desde la bahía de Cádiz. En el epicentro de esta niebla tuvimos el placer de levantarnos en la mañana del domingo, tras haber soportado toda la noche la placentera sensación de estar metido en la nube.
Como alcanzamos la cima a las 20:30, ya había oscurecido, y a las 22:15, tras la cena, subimos a la piedra donde se ubicaba el vértice geodésico a contemplar atónitos las luces nocturnas de las poblaciones de San Roque, La Línea, Algeciras, Vejer, Alcalá de los Gazules, Medina Sidonia, Paterna, Chiclana, San Fernando, Puerto Real, Jerez, El Puerto de Santa María, Rota, Benaocaz, Olvera, Casares… aunque es impresionante el balcón del que disponemos los gaditano/as a tan sólo 1100 m de altitud, también, es impresionante la contaminación lumínica que se desprende de estas poblaciones y el derroche de energía que se puede contemplar a esta altura ¿es necesario disponer de tanta iluminación durante la noche?
Como colofón de la actividad, a la bajada nos desviamos del camino para cavar un hoyo y plantar un quejigo


(Quercus faginea), que recibimos, gentileza de Landher, hace un año.

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