domingo, 27 de abril de 2025

Ascenso al Pico Bejenado (Bejenao), de 1854m, desde el mirador de La Cumbrecita.

Estaba el menda lerenda en casa completamente inmerso sin contemplaciones en el mapa de geocaching, volando sobre la isla de La Palma, buscando la inspiración acorde a los puntos verdes (cajitas) que iban apareciendo por territorio palmero, cuán de repente leo: Hiking La Palma 3: Bejenado. Y sí, es cierto que gracias al geocaching descubrimos sitios.

Se trata de una caminata breve, que desde el asombroso y pequeño mirador de la Cumbrecita (un balcón excepcional al que todo visitante de La Palma quiere acudir), se asciende a este pico, aún mejor mirador del interior de la Caldera de Taburiente, ese gran cráter que da nombre al Parque Nacional palmero.

Recorriendo los vericuetos de la red, vimos que para acceder en coche al mirador de La Cumbrecita, se precisa de una autorización de Parques Nacionales, con fecha (por supuesto) y con hora (como en el Teide). Pedimos permiso para el día 26 de 8:30 a 13:30. El problema es la falta de espacio en ese mirador… carretera muy estrecha y muy pocas plazas de aparcamiento, por lo tanto si pides un permiso para 5 horas, le estás quitando espacio a otras personas que quieran subir sólo para contemplar un rato las vistas, pero es lo aconsejado para este recorrido. El control de acceso se realiza a partir de las 8:30 hasta por la tarde… así que madrugamos, y a las ocho en punto estábamos pasando por la barrera (no había nadie)… para así terminar antes y no acaparar espacio.

En el mirador había algún coche y una camper que había dormido allí. A las 8:30 ya estábamos gastando suela por aquel escarpado y angosto tramo por el que se ascienden bastantes metros en muy poco tiempo. El sendero está señalizado y el panorama es realmente espectacular. Una parte discurre por el interior de la Caldera de Taburiente, hasta un collado en que se pasa a la vertiente sur, y giramos a nuestra derecha, hacia el Roque de los Cuervos, desde donde vemos el joven Tajogaite a lo lejos y siempre escoltados por enormes pinos canarios… los vigilantes perpetuos de la Caldera… los captadores de humedad y posaderos de chovas piquirrojas y pinzones palmeros. Los pinos de tres acículas.

Habría que añadir desde nuestra posición, que el Pinus canariensis es símbolo natural de La Palma junto a la graja (Chova piquirroja), respaldado por una ley canaria. De estas iniciativas deberían tomar ejemplo otras administraciones, y declarar más símbolos naturales, no sólo en zonas montañosas, si no también en áreas urbanas e incluso playas. Un ejemplo podría ser el chorlitejo patinegro, tan castigado por administraciones y por los propios ciudadanos, a los que no les importa en absoluto pisotear tanto los nidos como los pollos. Parafraseando a Sara Pérez Martín, canaria, "Presta atención a la vereda, no sea que te las pierdas".

Vamos tomando altura lazada tras lazada entre piedras de origen volcánico muy antiguas, de basalto, y rodeados de la vegetación rupícola típica de Canarias, y más concreto de esta isla en la que no falta el agua, además, teniendo la fortuna de observar en el otro extremo de la Caldera de Taburiente, picos como el Roque de los Muchachos (el más alto de la isla y uno de los más altos del archipiélago), y de otros menos conocidos como el Pico de la Nieve o el Pico de la Cruz, ambos de más de 2200m de altitud.

Hoyado el Bejenado, nos dispusimos a tomarnos un café de cumbre; café palmero que compramos el primer día y que nos acompañó en todas nuestras caminatas. Desde esta cima, vemos al sur todo el valle de Aridane y al fondo las cumbres que atraviesa la Ruta de los Volcanes. Al norte, la Caldera de Taburiente y el Barranco de las Angustias, a través del cual la caldera evacúa todas sus aguas.

Este espectacular edificio volcánico es visible desde todo el sector suroeste de La Palma, y su topónimo es de origen benahoarita. 

La bajada se nos hizo muy corta, sobrando tiempo de nuestra reserva de aparcamiento, resultando un paseo muy agradable de menos de cuatro horas, que nos permitió visitar la zona de Fuencaliente después de haber pasado por los Caños de Fuego, un centro de interpretación con una exposición muy instructiva sobre las coladas de lava del volcán San Juan de 1949.

Y no quería hablar de música, pero es que Shakra tienen unos riffs alucinantes… bueno, que me pierdo… vamos a comentar, si no lo hemos escrito ya, que conocimos una plataforma de ciencia ciudadana, que está tan ¿de moda? ¿en auge? ¿a la última?... no se… pero está. Es Observation.org, y en ella se puede meter todo lo que se vea por este mundo, desde una planta, un reptil, un molusco, una medusa, un lepidóptero, un arácnido… Funciona desde un ordenador, o descargando la app, cosa que yo no manejo, pues a día de hoy todavía me niego a usar teléfono smart. Va con coordenada, pero como mi capacidad de orientación es maravillosa, no necesito teléfono, si no que cuando arribo a casa, meto el dato en la web. Apuntas el nombre, la hora, puedes subir foto y tiene un sistema de iA que reconoce la especie… el estadio, la actividad, el método de observación… todo. ¿Y esto para qué sirve? Pues ciencia ciudadana. Es una ayuda a crear una gran base de datos con las especies que observas cuando sales a la montaña o a la playa… o a cualquier parte.

Desde Caminos y Caños llevamos tiempo colaborando. ¿Te apuntas al carro?

El aparcamiento de La Cumbrecita, balcón muy bestia a la Caldera de Taburiente.

Poco a poco le vamos ganando altura a La Cumbrecita, que aún nos supera.

En la Caldera se cocían temas a fuego lento.

Vista brutal del Roque de los Muchachos y toda la cresta de la Caldera.

Allí estuvimos casi en total soledad... sólo nos acompañó alguna graja (chova piquirroja).

Vistas al sur, a Tajogaite y Llanos de Aridane.

Llegando a la cumbre.

Al fondo incluso divisamos Jedey.

Cráter del nuevo Tajogaite (aún no es oficial el topónimo).

De lejos vemos a ratos la ruta de los Volcanes.

El camino es realmente interesante, pues la geología acompaña sorprendiendo a cada paso.

Lazadas de bajada, escuchando las grajas pasar.

Arriba queda el Bejenao, y cerca estamos del Roque de los Cuervos.

La orografía de la Caldera es como un mundo dentro de otro mundo.

La corteza despegada, suponemos que por nuestro paso. Vimos más de uno.

Un hasta luego a la Caldera que en unos días veríamos desde otra posición.

miércoles, 16 de abril de 2025

PR LP 5.1. Cubo de la Galga. Un paseo por los bosques primigenios.

Nuestra intención era adentrarnos en el bosque de tilos de San Andrés y Sauces por el camino que va a los nacientes de Marcos y Cordero, pero debido a un desprendimiento en la carretera de acceso a esta zona tan frondosa de La Palma, el camino lleva unos meses cerrado. Así que, cuando pasamos por el centro de Visitantes del Parque Nacional, que está en el acceso a La Cumbrecita, le preguntamos al chico (muy amable, que hasta nos regaló una hoja con las especies de aves que se ven por La Palma). ¿Qué opción teníamos para poder caminar por un bosque de laurisilva? Y nos mencionó el Cubo de la Galga.
Desayunamos temprano, y esta vez el destino estaba cerca… veinte minutos al norte de Santa Cruz; no se puede girar a la izquierda con el coche para acceder a la caseta de información, porque está entre dos túneles… hay que continuar hacia Barlovento y dar la vuelta donde esté permitido hacer el giro. Aparcamos, y como siempre, nos acercamos a la caseta de información.
Mucha gente no pasa por el punto de información, y después van por el camino preguntándole a todo el que se cruzan si es por aquí, si es por allá… en fin, que cada vez te cruzas por la montaña o el medio natural, a personas más desinformadas. Una familia me dijo: ¿Conoces esto, eres guía? Y le dije: no, es que he pasado por el centro de visitantes y la chica nos ha explicado. Sí… estoy criticando a esta gente. No me pesa.
En el centro, con la chica, estuvimos hablando de todo… incluso de vencejos, y por supuesto le mencionamos nuestro proyecto de recuperación de estas aves tan hermosas. El camino, al principio discurre por un tramo asfaltado y con bastante inclinación, paralelo a un barranco con altas paredes y una vegetación realmente exuberante. El tema vencejos salió porque allí tienen unos paneles con las aves de La Palma, y se ve el vencejo unicolor. Nuestra estrella más buscada.
El canto de los mirlos nos va a ir acompañando durante todo el recorrido, pero además pudimos ver un pequeño ave que jamás habíamos visto, por tratarse de un endemismo de esta isla, y es el Fringilla canariensis palmae, o pinzón palmero. Es una variante del pinzón vulgar con tonos más azules en sus coberteras y unas líneas amarillas, y desgraciadamente se ha domesticado bastante, pues viene a buscar a los turistas para que le demos un pedazo de algo que llevarse al pico.
Ya antes de haber comenzado la ruta, paramos en el mirador Barranco de los Gomeros y contemplamos junto a una pareja de alemanes, el vuelo de una pareja de busardo ratonero (los únicos que vimos en la isla). Cernícalo vulgar también avistamos sin bajarnos del coche, y es una de las aves que más hemos visto en La Palma.
Al llegar a lo que es el Cubo de la Galga, dentro del barranco del mismo nombre, tenemos la opción de continuar por un estrecho sendero hacia el mirador de Somada Alta, que es lo que hicimos. Hay buenas vistas desde ahí, de hecho se ve el mar. Al cabo de poco tiempo empezó a llegar gente, pues se trata de una oferta muy turística, pero también muy recomendable. Tomando nuestro café, apareció un pinzón palmero y se nos puso delante para rapiñar un cacahuete que por gravedad había tocado suelo.
El recorrido se puede hacer circular, pasando por La Galga… preferimos volver por el precioso camino de subida, y nos cruzamos con mucha gente, aún así mereció la pena el baño de bosque.
Las vistas desde este mirador, estuvieron un poco tocadas por la bruma… la humedad del mar, que por efecto insular, casi siempre acompaña. La Palma es una isla en la cual no falta el agua, y esto es consecuencia de la bruma… ¿Y si juntamos estas tres palabras? Delabruma es una banda de rock que emerge como la niebla, de proyectos como 13 Monos o Somas Cure. Es un grupo que lo forman músicos muy buenos y que han buscado un sonido compacto, técnico, y que seguro que le va a gustar a un público muy amplio, pues es una banda de rock que se aleja del metal y te invita a pasarlo bien. Creemos que se merecen una escucha, pues transmiten muy buenas sensaciones… como esa bruma canaria, o palmera, que nos acompañó casi todos los días.
¿Y para comer? ¿Cuándo y dónde se come aquí? Pues entramos en la caseta de información, y volvimos a hablar con la chica, que nos aconsejó un bar típico palmero en San Bartolomé, que se llama El Recuerdo... y la verdad es que va a estar haciendo honor a su nombre durante mucho tiempo, pues nos llevamos un gran y buen sabor de boca.
PD. "No has estado en La Palma si no probaste el Barraquito".
Escultura en el mirador Barranco de los Gomeros.

Paredes de la angostura del barranco Cubo de la Galga.

Laureles, helechos y brezos de portes gigantescos.

Pericallis spec.

Una formación geológica interesante.

La oscuridad dentro de este barranco es total.

Algunos ejemplares sobreviven agarrados a un clavo ardiendo.

Estrechamiento.

Frondosidad mires donde mires.



Ahí estaba comiendo, y se dejó fotografiar.

Y desde el mirador, si está claro se ve Tenerife.

Fringilla canariensis palmae.

De vuelta por el mismo camino, para buscar donde comer con un buen recuerdo.

sábado, 5 de abril de 2025

GR131 Ruta de los Volcanes. La Palma.

Hemos volado a la isla de La Palma para caminar, para observar, para aprender, para comer de lo lindo, para culturizarnos… sólo conocemos tres islas del archipiélago Canario, y La Palma se lleva el galardón de la más atractiva de las tres. Es una isla pequeña con una altitud máxima en el Roque de los Muchachos, de 2426m, lo que significa que es muy escarpada y que los senderos son bastante agotadores. Esa verticalidad es la que confiere a La Palma su singular climatología y que albergue ecosistemas únicos como los bosques de laurisilva, o el imponente pino canario, que resiste el fuego como si de un alcornoque se tratara… contra todo pronóstico.

El Pinus canariensis tiene además la singularidad de desarrollar tres acículas por cada braquiblasto, y tiene unas piñas alargadas y ovoideocónicas de tamaño mediano. En esta ruta se disfruta de un buen número de ejemplares de porte realmente majestuoso. Mucha precaución los días de fuertes vientos, porque la caída de una de estas piñas verdes en nuestra cabeza, puede mandarnos directamente para abajo. No reparamos casi nunca en esas precauciones… pero llevar siempre un casco en la mochila, no es nada descabellado… peor es quedar despeinado.

Pues vamos a la ruta. Esta caminata es parte del GR131, que sale desde el puerto de Tazacorte, junto a Llanos de Aridane, ascendiendo hasta el Roque de los Muchachos, y recorre toda la Caldera de Taburiente en círculo, bajando desde la Punta de los Roques hasta el faro de Fuencaliente trazando una línea casi recta que divide la isla de oriente a occidente y con un rumbo, desde el Pico de las Ovejas, marcadamente de norte a sur. El sendero se llama El Bastón, y realmente no sabríamos decir el motivo, pero intuyo que es por la forma del dibujo en el mapa.

Para que nos hagamos una idea, desde el puerto de Tazacorte (0 m) al Roque de los Muchachos (2426m) hay sólo 17 kms. Es por ello que no debemos subestimar la isla de La Palma, pues aquí se dan desniveles que superan a muchas rutas pirenaicas, y no hablemos de Sierra Nevada, que aunque sean “tresmiles”, subimos en coche hasta los 2500m. Al Roque de los Muchachos se puede subir en coche, o en bici… desde Santa Cruz de la Palma… lo que supondría con toda seguridad, el puerto de montaña con mayor desnivel de Europa (considerando que las islas son españolas, políticamente).

Para planificar la ruta (al día siguiente de llegar a la isla), ese día no alquilamos coche, pues usaríamos un servicio de taxi que nos llevase desde Santa Cruz hasta  El Pilar (zona recreativa con diversos usos, entre ellos, refugio). Al llegar al apartamento La Fuente, el cual recomendamos, se lo comentamos al propietario, y resultó que una pareja de chicos alemanes que estaban en las habitaciones de arriba, pretendían hacer lo mismo. Nos puso en contacto con ellos (Daniel y Marcé) y compartimos taxi y ruta. El conductor, Oscar, nos cobró sólo 36€ por la carrera (nunca mejor dicho).

Antes de las 10 de la mañana estábamos caminando siguiendo, entre la niebla, las indicaciones que te llevan hasta Los Canarios. Todo esto es el Parque Natural de Cumbre Vieja… os sonará este topónimo pues estuvo saliendo mucho en la tele en 2021. Pasamos cerca del pico Birigoyo, un volcán de 1809m que pertenece a la dorsal volcánica de Cumbre Vieja, estando situado en su extremo más septentrional. Casi llegamos a la cumbre; había que desviarse de la ruta de los Volcanes, y al alcanzar el primer hito, entre la niebla, Daniel sentía vértigo. Nos esperó. Seguimos un poco y ahora el camino bajaba y rodeaba todo el cráter. Un geocaché esperaba junto a la cima… pero dimos la vuelta, porque no era plan de dejar a Daniel tanto tiempo esperando… y la nube no nos dejaba ver nada, de todas formas.

Al cabo de un rato, tras una parada cafetera, veíamos mucha ceniza volcánica por el pinar. Yo estaba un poco perdido con la niebla, la verdad, y hasta bien abajo, que saqué el plano, no me di cuenta de que aquella zona era la afectada por las cenizas del nuevo volcán, el Tajogaite (2021). Una gran masa de pinar se vio afectada por aquella erupción que duró tres meses, y que tal como empezó, se apagó. La Palma es la isla más activa, de hecho, desde 1949 del San Juan, a 1971 del Teneguía y ahora el Tajogaite, no ha pasado tanto tiempo. 

Obviamos el pico Nambroque, de 1921m , que quedaba a nuestra izquierda, por no perder más tiempo, y ahora sí que hubiera merecido la pena acercarse, pues estaba más cerca del camino y despejado.

Tras el Nambroque, viene el cráter del Hoyo Negro, que es sobrecogedor, y seguidamente una bajada por la cresta del volcán Duraznero (el día anterior comimos en La Lonja, bastante caro para lo que sirven, te quedas con hambre o te gastas el presupuesto de la semana en una sentada, y tomamos vino Durazno). 

El volcán San Juan queda a nuestra derecha… el juego de nubes permite a ratos ver lo que se cuece a nuestros alrededores. Vimos bastantes chovas piquirrojas, o grajas.

Nos cruzamos con un PR que a la izquierda baja a Tigalate y a la derecha a Jedey… sí, también hay sendas que cruzan la isla de oriente a occidente.

Esta zona es preciosa, por los contrastes de color del pino canario y el suelo volcánico completamente negro, salpicado de bombas, de malpaíses y de pahoehoe, un tipo de lava basáltica con un nombre muy hawaiano, y otras zonas más rojizas del mismo tipo de lava.

El paso por el volcán La Deseada, se nota por la presencia de un vértice geodésico junto al camino, al cual subí para hacer una panorámica desde estos 1934m que me avalan. Al poco de esto, paramos a dar buena cuenta de las provisiones, junto a nuestros amigos germanos, y algún cuervo canario curioso.

Poco antes de llegar al volcán Martín, considerado de los más bellos por sus tonos rojizos, del año 1646 y ya en el extremo meridional de Cumbre Vieja, avistamos un pequeño bando de vencejo unicolor. Era la primera vez que veíamos este ave, ya que por la península, que yo sepa, no se le llega a ver.

Otro ave singular es el cuervo canario (Corvus corax canariensis), que acompaña a ratos con su vuelo y sus miradas… hasta llegar al punto de posarse frente a ti, mirarte, y llegar a cogerte el dedo con el pico en señal de amistad. Hacen cualquier cosa por conseguir un poco de comida. No son en absoluto agresivos, todo lo contrario. Nosotros no le dimos nada… no somos partidarios de alimentar otro ave que no sea el vencejo.

A partir del volcán Martín, la bajada es potente… hay que llegar a la población de Los Canarios, de 670m de altitud, y veníamos de estar a 1800m hace un rato. Ves el mar… pero lo ves como si estuvieras en un avión… no te dejes engañar.

Entramos ahora en un agradable bosque de pino canario con bastante matorral y un camino escalonado que ya se va haciendo pesado, pues la caminata supera los 19km. Por esta zona boscosa, vimos de nuevo un bando, de unos veinte vencejos unicolor. Esta vez pasaron muy cerca de nosotros, y fue un momento muy satisfactorio. Son algo más rápidos de movimientos que el vencejo común, que es el que conocemos, pues el unicolor tiene un tamaño algo menor. En vuelo no puedes determinar el tamaño, pero se aprende a valorar la envergadura en función de cómo se mueve. Recuerdo un caso en el que vimos 3 “garcetas comunes” mientras hacíamos el censo de espátula. Se iban a apuntar como tal, pero me fijé bien en el aleteo y dije que eso no eran comunes, si no garceta grande. Luego se corroboró que eran garceta grande con la foto que le hizo una compañera del censo. A mi me enseñó Manuel Morales, de Birding Tarifa, que para identificar un ave hay que fijarse en todo… el patrón de plumaje, en el color, en como se mueve, en como aletea, en los giros, en el canto o sonido que emita… en el pico… Aprender sobre aves previene el Alzheimer, porque se tiene que hacer trabajar el cerebro con la vista, el oído, y compararlo con la lectura de la guía de aves. Es buen ejercicio. 

Otra manera de prevenir el Alzheimer es la música. Conocer nuevas bandas aumenta no sólo nuestra cultura musical si no nuestro desarrollo cognitivo. Bueno, y si aprendemos a tocar un instrumento… ya es otro nivel. Por ahora, vamos a escuchar a Catalina Grande Piñón Pequeño, que tiene unas letras muy difíciles de cantar, pero con un mensaje buenísimo y muy crítico. Son irónicos a tope y muy cultos, pues estuvieron en El Vuelo del Fénix en una entrevista y nos dejaron muy sorprendidos por su calidad humana y musical. Es un rock potente con mucho verso, muy rapeado… y se atreven con todo, desde flamenco hasta ópera… una combinación que va a abarcar a mucho público… de hecho, dijo Juanma Sánchez que va a ser difícil verlos en directo porque lo tienen casi todo vendido. Y puestos a recomendar una de las canciones: Lorenzo Lamas.

Ya nos quedaba poco para terminar la Ruta de los Volcanes, porque habíamos cruzado una carretera que viene de un depósito de aguas, y empezamos a ver la población bastante cerca. Nos hicimos una foto los cuatro junto al monumento a los caminantes, y nos dirigimos a la parada de la guagua para volver a Santa Cruz por un precio de 2,60€ por cabeza para un trayecto de 26km y 40min. ¡No está nada mal! Y prácticamente sólo había alemanes en la parada.

En el área recreativa El Pilar comienza todo.

De los juegos de la niebla no vamos a decir nada.

Daniel y Marcé, cuya compañía nos agradó bastante. Primer hito del Birigoyo.

De nuevo en la ruta de los Volcanes.

Esa ceniza reciente es del volcán Tajogaite. ¡Cómo ha cambiado todo!

A esta zona no llegó la ceniza.

Los caminos de lava se erosionan mucho con el pisoteo.

Este es el cráter del Hoyo Negro.

Ese tronco no está muerto... está vigilante.

El cráter de La Deseada.

Oteando unas chovas piquirrojas con la emoción del primer día de pajareo.

Unos contrastes de colores realmente bellos.

Las capas de lava de La Deseada.

A pesar de la dureza, la vida intenta buscar un sitio.

La arboleda va captando humedad, y el aumento de masa es logarítmico.

Sales del bosque al negro a cada rato.

No hay mejor forma de sujetar laderas que con raíces.

Al fondo, el Roque de los Muchachos.

VG La Deseada. Como un loco, atraído por el poste.

Con este panorama podría uno pensar que es humo, ¿Verdad?

Y el Volcán Martín.


Dejando atrás el Martín.

El Corvus corax canariensis, tan confiado.

Y además indicándonos el rumbo. No se equivocó.

Ejemplares de pino realmente bellos.

Al fondo, el mar.

La población de Los Canarios, donde tomamos la guagua, o el bus.

Foto Finish de los cinco. Faltó el cuervo.