viernes, 6 de marzo de 2020

Ascensión a la Covacha (2395m) por la Garganta de los Caballeros.


Dos días necesitamos para completar este maravilloso regalo que nos ofrece el Sistema Central, y concretamente la Sierra de Gredos… pero antes…
Estaban Don Miguel de Unamuno y Blasco Ibáñez asomados a un balcón del hotel del Louvre, cayendo la tarde. Luces violeta, coches a gran velocidad por los campos Elíseos, gente elegante sin prisa caminando por las aceras contemplando los escaparates de lujo… frente a la puerta del café de París. Y Blasco, le dijo a Miguel:
¿Dónde podremos contemplar algo parecido en belleza? París es el centro del mundo, y este balcón el centro de París. La tarde es tibia, la luz suave, y nos alcanza el perfume de nuestra civilización. Las más bellas y elegantes mujeres de París desfilan para que las admiremos. ¿Ha visto usted en su vida algo más hermoso que esto?
Y dijo Unamuno: Sí, amigo Blasco. He visto algo más hermoso que esto. Gredos, la Sierra de Gredos.
Unos minutos antes de empezar a caminar desde donde se puede dejar el coche, en la población de Navalguijo, un grupo de 7 onubenses, hacía lo propio mientras nos vestíamos las mochilas.
Se comienza por un camino señalizado, el PR-AV 40, entre robles y espigados pinos silvestres de evidente repoblación.
Los -4 grados de hacía un rato, al paso por Becedas, fueron subiendo hasta convertirse en un atípico y primaveral momento de final de febrero.
La garganta es hermosa, y tras cruzar una gran nava, arribamos a la Chorrera del Lanchón, donde el agua se precipita a una altura considerable… puede que unos 60 metros, entre unas lisas paredes de granito, muy cerca del pico de la Camocha, recogiendo el aporte de varios arroyos. Hay un desvío para acercarse, pero nuestra tarea es suficiente como para salirnos por tangentes.
Estamos a una cota de unos 1300m… todavía nos separa un millar de metros de nuestras intenciones. Vamos siempre paralelos a la garganta que da nombre a este excepcional camino, de hecho, podremos ir tomando agua de su torrente, o de algunos de los aportes, que nos van saliendo al paso. Nos encajonamos a la diestra, en una brecha espectacular repartida de pozas infinitamente bellas... tenía razón Unamuno.
Pasamos junto al refugio Choza Llanaillas, pequeño, al más puro estilo de Gredos. Lo están mejorando poco a poco. Unos metros más adelante vemos otra pequeña cabaña de planta circular, en proceso de restauración. Aquí comienza una dura subida, que deja a nuestra izquierda un congosto vertical y bastante profundo, y justo arriba, quedan vestigios de una antigua explotación minera de blenda, o esfalerita. Incluso podemos ver pesadas piezas del sistema de poleas empleado para la extracción del material. Imaginamos la dura vida de los mineros que estuvieron trabajando en esta zona, dedicados a la extracción del sulfato de cinc… aunque su oficina tenía un emplazamiento privilegiado, a nivel paisajístico.
Atrás quedan los vestigios de aquella industrialización de la Sierra, mientras va apareciendo al fondo… muy al fondo, nuestro objetivo. En el centro de la imagen, lejana, el Juraco, así como presidiendo el valle, con valentía granítica, aunque nuestro plan, queda a su diestra, según bajaríamos… y aparentemente más bajo… aunque la visión es unos 10 metros engañosa.
Pasamos junto a la fuente de Majá Baera… riquísima, y poco más adelante vemos por fin el refugio de Malacatones, donde dejamos nuestras mochilas, para ascender livianos a la todavía escondida laguna de los Caballeros, donde paramos a hacer café y comer, que ya son las tres de la tarde. Vemos a los de Huelva en la empinada ladera SO de la laguna, que parece estar complicada a juzgar por sus movimientos.
Tras la inyección de cafeína, vamos a por el Collado de la Ventana, complicado por el estado de la nieve. Una vez en el collado, es seguir el camino por la arista, hasta unos pasos de roca por donde bajaba agua, de la cual apetece un poco. La nieve, muy dura en las zonas venteadas entre Covacha y Juraco, obliga a poner los crampones. Las vistas son espectaculares: Laguna Cuadrada (congelada), Laguna del Barco (bastante baja de nivel); Alto del Corral del Diablo, donde nos encaramábamos hacía poco más de un año; la Sierra de Béjar entre brumas; el Alto de Castilfrío… ¡Que hermosa propuesta sale desde este desmochado vértice geodésico!
Sólo hay que regresar al refugio, donde llegamos a las 6 de la tarde. Lo limpiamos, como debería hacer cada persona que pasa por allí, y hasta las 7 no llegaron los compañeros… pero ellos debían regresar hasta el aparcamiento, lo que les tuvo que suponer una dura jornada.
Tras adecentar aquella pocilga, empezó a caer la temperatura y la luz… tuvimos la visita de un zorro pero se intimidó con nuestra feroz mirada, y el sopor invadió nuestros cuerpos tras una merienda… pero había que cenar algo, que la noche era larga.
De nuevo, otra oportuna visita nocturna, de un pequeño roedor esta vez, que con habilidad practicó un pequeño agujero en el bote de frutos secos que reposaba junto al catre. El curioso ratón, estuvo toda la noche rebuscando entre los paquetillos de plástico que había por el suelo… la comida ya estaba a buen recaudo, colgada del techo.
Tras una noche de sueños roídos y adornados por las melodías mentales de los murcianos Second, que tuvimos la ocasión de comprobar su calidad en directo en la capital pacense, en la gira de su último álbum, Anillos y Raíces y después de un copioso desayuno de montaña a base de buen jamón (también pacense), pan con aceite (pacense), café… dispusimos algo de comida para la despensa de nuestro pequeño amigo, tras comprobar su pasión por los piñones y emprendimos la bajada. Se puede empatizar con los ladrones, siempre que actúen por necesidad, pero no debemos olvidar que nunca hay que hacerlo con aquellos que lo hacen por ego y avaricia manifiesta, a costa del sufrido pueblo.








































4 comentarios:

  1. Muy buena esa introducción con la conversación entre Unamuno y Blasco Ibáñez... genio y figura Don Miguel. Y muy buena también tu reflexión final.
    Muy interesantes también Second, oigo mucha influencia de Santiago Auserón y Radio Futura en su cantante.
    Y la ruta a la Covacha me ha parecido muy completa, con el toque fluvial de las cascadas y los arroyos, y el espectáculo granítico que solo Gredos sabe ofrecer como nadie. Tengo apuntada esta cima en la agenda, para cuando me decida ir a Gredos, había mirado una ruta que sube por la Garganta de la Nava y que luego baja por la Laguna de Barco y la Garganta de la Vega, pero esta alternativa vuestra me ha parecido muy interesante, sobre todo porque te ofrece la posibilidad de pernoctar en refugio libre.
    Respecto al mal estado del refugio, hace unos años, cuando hicimos una travesía por la Sierra de Béjar llevábamos idea de hacer noche en el Refugio de Hoya Cuevas, pero estaba en tan mal estado que al final optamos por dormir bajo un bloque de granito en el Circo de Hoya Moros.

    Un saludo.

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    1. ¿Que tal, Daniel? Gracias por comentar.La Garganta de la Nava es preciosa, la hicimos el 3 de enero del año pasado. Llegamos hasta el Alto del Corral del Diablo, por encima de la Laguna de la Nava, y desde la cumbre, se ve perfectamente La Covacha, de hecho, se puede ir, subiendo o rodeando el Juraco, que es una trepadilla. Desde La Covacha, bajarías al refugio, y al día siguiente, en 3h y media estás en Navalguijo. Desde ahí, hay posibilidad de ir caminando por sendero señalizado hasta Nava del Barco, donde estaría el coche. Ambas gargantas son hermosas. La Nava tiene un congosto espectacular, con cascadas pequeñas... el circo de la Laguna de la Nava es impresionante. Esa la hicimos nosotros en el día, y llegamos justos de luz, siendo enero. La de los Caballeros, para un día, es larga... pero se puede hacer... lo que pasa es que pernoctando allí arriba, disfrutas más del entorno, porque vas más tranquilo.Yo no sabía que Unamuno era tan apasionado de Gredos... entramos en Béjar, en la biblioteca, porque había una exposición sobre él, y estuvimos un buen rato leyendo paneles, y ahí nos enteramos. Siempre que vamos a Gredos, pernoctamos en Béjar... es buen sitio, y en 25 minutos o menos estás en El Barco de Ávila.Second... si, es posible esa influencia... pero como pasa el tiempo que llevan ya 20 años... parece mentira. Dentro de poco tendremos a Los Enemigos en Algeciras.Un saludo, amigo.

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  2. Familia, veo que le estáis pegando fuerte a Gredos, os envidio de veras. Me encanta lo que veo , no conozco a penas la zona pero esas piedras verdosas me indican donde estáis. Aun tengo pendiente Almanzor, así que espero algún día no muy lejano visitar algunos de estos sitios que amablemente publicáis. PD. Monstruo Unamuno.

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    1. Salud, Salva.
      Son descriptivas esas piedras, como bien dices. El Almanzor tiene su aquel, por tratarse de la mayor elevación del entorno, y eso nos atrae como un imán. La primera vez que fui a Gredos, creo que en 2004, fui al Almanzor, y luego volví al tiempo, y repetí... no me había dado cuenta por aquella época, que lo más bello de Gredos, no es el Circo Central. El díua que hicimos la ruta de las 5 Lagunas, fue cuando nos dimos cuenta de que Gredos, es mucho más que la Plataforma. Este sector próxima a Barco de Ávila, es realmente más atractivo que el central. Si tienes ocasión, no lo dejes pasar, os va a gustar muchísimo.
      Un abrazo.

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