viernes, 18 de enero de 2019

Ascensión al Corral del Diablo (2366m)

Te subes al coche con tres grados negativos, y al bajar el Puerto de la Hoya marca -8… hay inversión térmica, y en la oscuridad nos cuesta encontrar el lugar donde teníamos previsto comenzar la jornada… Nava del Barco es una población pequeña, pero de noche, todos los gatos son pardos. Se puede comenzar en la misma población, quizá sería lo más recomendado. Más adelante hay un buen aparcamiento, donde comienzan casi todos los que la acometen… el camino es estrecho y si se cruzan dos vehículos… pero es 3 de enero, los días son cortos, y decidimos continuar 1,5 kilómetros más y aparcar junto al puente de la Yunta, que libra la Garganta de Galín Gómez. Unos metros más abajo se une a la Garganta de la Nava, a 1150m de altitud, más o menos.
Comenzamos y el astro rey todavía no resplandece por el horizonte… y aunque aparezca, tardarán en llegar sus rayos a nuestra cabeza… y no digamos a los pies… se comienza por una pista, hasta pasar una cancela… el camino está complicado pues hay hielo vivo por todas partes.
Las vacas pastan alto para la fecha, y es que no nieva… la garganta de la Nava trae poca agua. Pasamos dos pequeños refugios, Navacasera y Losa, que tiene una fuente unos metros por debajo, buscando el río. Dato interesante para la vuelta. La preciosa acequia luce seca.
El camino empieza a tomar inclinación llegando al espectacular cañón de granito que el hielo ha ido conformando a lo largo de la historia. Desde la salida vemos las cumbres nevadas, y ese es nuestro objetivo. El PR-AV-39 termina en la laguna, represada artificialmente, y justo aquí empieza a calentarnos el sol. Tomamos la vía de la izquierda, pues no nos conformamos con la laguna, y es más fácil que la que rodea por la derecha. Unos metros por encima de ella, nos cambiamos de herramientas, junto a un arroyo a tramos tapado por puentes de nieve y pasto congelado. La nieve está muy dura y siguen apareciendo chorreras heladas a nuestro paso.
Una gran pendiente con una nieve que apenas deja clavar las puntas, es el terreno ideal para acercarnos a la arista… pero antes, llegamos a una zona de escobones en la cual dejamos todo el material y continuamos hacia la cima, livianos. Los vientos ya limpiaron la arista cimera en su día.
Espléndidas vistas nos ofrece esta diabólica atalaya, y el sonido del silencio es tan emocionante… como el que nos ofrece The Raconteurs, que han vuelto tras una década… Jack White se reúne con sus viejos amigos, y aseveramos nuestro placer… además, la primera entrega que hemos escuchado, nos define bastante bien: Sunday Drivers (en castellano, algo así como dominguero) aunque la ascensión la llevásemos a cabo un jueves.
En la cima nos acordamos de Fran, de Pisando Cumbres, pues él nos motivó a realizar esta descriptiva ascensión. Lo de descriptiva viene, porque la formación glaciar es de libro. Tuvimos una ausencia total de viento... Maese Viento, como le llama nuestro amigo, y unas vistas de la zona Central de Gredos y Sierra de Béjar, envidiables.

Al cabo de unos minutos de comenzar, el sol alumbra las cumbres hacia las que apuntamos.

Estos refugios pueden servirnos para guarecernos en caso de necesidad.

Hay hitos... y nos vamos acercando a la angostura.

El frío es intenso estos días en Gredos.

Contemplamos preciosas chorreras, con muy poca agua.

Se agradece el calor del día. 

Desde aquí se aprecia toda la subida que nos queda hasta la laguna.

La laguna está bastante seca, y la presa muy mancillada... tiene nombres por todas partes.

Dejamos la laguna bajo nuestros pies, y seguimos. Quedan unos 400m.

Vamos sorteando neveros en la medida de lo posible.

No es posible demorarlo más, y nos metemos hasta las cejas.

Nieve muy dura y hielo vivo. ¡Caution!, ¡Precaution!... todo cuidado es poco.

Medias laderas incómodas en la vaguada.

Si es que los crampones a penas marcan...

Se asciende rápido por esta nieve tan dura.

Ya asoman los picos de la zona central de Gredos.

Agotador... el esfuerzo empieza a provocar ganas de dar la vuelta...

Pero queda muy poco... es tarde, y podemos recuperar algo de tiempo bajando.

La arista ha sido entretenida, pero por fin estamos arriba.

Imagen cenital de la laguna.

Foto Finish. Corral del Diablo. Almanzor detrás.

Hacia el Oeste.

Esa es la Sierra de Béjar, donde dormimos. Solana de Ávila quedaría ahí abajo.

Almanzor, La Galana... los preciosos picos del Circo Central.

El Barco de Ávila y Nava del Barco... por donde quedó el coche.

La Garganta de la Nava.

Se empieza a nublar... pero ya hemos comido buen queso extremeño.

Ángulos y triángulos.

Chorreras preciosas en el Corral del Diablo.

La vertical angostura de la Garganta de la Nava.

Ya queda poco para terminar una jornada de 10 horas.


lunes, 7 de enero de 2019

Bruçó. PR8 MGD. Antigo Quartel y mirador Aldeadávila. Río Douro.


Aún no ha amanecido y el día viene con algo de niebla. Cruzamos la frontera hispano-portuguesa por el salto de Saucelle, camino de Bruçó, la pequeña y encantadora población del país vecino, inmersa en el Parque Natural do Douro Internacional. Hemos tardado en llegar, debido a la espesa humedad que lo cierra todo. Dejamos nuestro coche a la entrada de la población y vamos a seguir las indicaciones de la propuesta que nos traemos entre manos.
Hace frío… comenzamos por caminos perfectamente ciclables… hay bastantes posibilidades para conocer el entorno a lomos del tándem, de hecho.
Muros de piedra seca, históricos, y enormes berrocales graníticos, acompañados de una agradable vegetación a cargo de robles, algún pino, escobones… pasto… incluso olivos, y la espesura que reina en el ambiente, promete disiparse antes de arribar a los enormes acantilados que el paso del Duero ha configurado por este rincón incomparable.
La presa de Aldeadávila nos sobrecoge, y en la otra orilla, el país vecino nos ofrece unos acantilados realmente difíciles de gestionar.
Desde aquí las vistas son enormes, y eso que no se trata de un recorrido ascendente.
Nada hacía imaginar aquel 28 de diciembre, que íbamos a despedir el año y comenzar el recién estrenado 2019, con un concierto en directo de Pedro Abrunhosa Comité Caviar. Fue una grandísima sorpresa. Es una formación muy sólida, con 2 guitarras, bajo, teclados, coro femenino, batería y sección de viento. Tienen un sonido bastante limpio, y Pedro transmite mucho sentimiento con su tono grave de voz. Una banda portuguesa que no habíamos tenido la oportunidad de escuchar y que nos brindó cambiar de año a través de su trabajo, y hacerlo mientras sonaban los fuegos de artificio que se lanzaron en la Avenida Dos Aliados, tocando precisamente Vem Ter Comigo Aos Aliados, es una muestra de su calidad musical y emocional.
El entorno del concelho de Mogadouro merece una visita y una caminata, pues se trata de una comarca agradable y acogedora. Tanto a pie como en bicicleta, disfrutar de las orillas del Duero, o Douro, va a resultar muy gratificante. Son zonas muy poco pobladas en las cuales, la sensación de aislamiento y soledad, producen paz interior… al igual que la música que ofertamos hoy.

Se comienza  en el casco urbano de Bruçó



Camino pasa entre fincas delimitadas por muros de piedra

El paisaje está salpicado con enormes berrocales.

Llegada a los acantilados del río Duero

En la otra orilla vemos las centrales hidroelécticas.

Vistas de la impresionante presa.

El acceso a la presa es a través de túneles.


Antigua casa cuartel.

Puente confeccionado con materiales naturales.



Construcciones típicas de los pueblos portugueses.