Popa
Chubby es uno de los guitarristas de blues rock contemporáneos que más me
gustan. Neoyorquino, grande y gordo con unas manos enormes, no sé como es capaz
de atinar a pisar la cuerda en su sitio. Tiene una sensibilidad punteando que
está fuera de lo común, llenando minutos y minutos de dulces melodías
combinadas con escalas pentatónicas veloces y unos riffs con un swing
majestuoso.
Ha
sacado nuevo disco… lleva desde principios de los 90 alegrando la vida de
muchas personas, y por eso, aunque no siga este blog, queremos, desde aquí,
darle las gracias.
Cuando
empecé en esto de la montaña, lo hice a la aventura, con un plano de papel en
una mano, la brújula en la otra, y el corazón latiendo con ganas de subir a lo
más alto… hoy, enemigo del track de GPS, sólo llevamos el aparato para
registrar nuestra huella y conocer la estadística, y como no, tener esa potente
herramienta para, en caso de pérdida o desorientación (nunca me he perdido, por
ahora) poder replantear la posición correcta en mi plano de papel (el de
pantalla sirve para poco) y salir de ahí…
En
la sierra de Cádiz, nadie se va a perder, pues es tan pequeñita, que empiezas a
caminar para abajo, y llegas a una carretera…
El
objetivo era investigar la zona de Coargazal, cerca del famoso Salto del
Cabrero (¿será verdad que el “Cabrero” dio un salto tan grande?, O será más
bien exageración andaluza…), y para ello, dejamos el coche en el Puerto del
Boyar, y subimos hasta el Puerto de las Presillas, donde los buitres, todavía
reposaban en algunos picachos de caliza.
Cruzamos
la cancela, por la que se accede a la casa de Dornajo, y vimos una “verea” que
bajaba… muy atractiva, así que le hicimos caso, y llegamos hasta el camino del
Salto antes mencionado, justo a la altura de la cabreriza de Albarrán.
Pues
continuamos por este popular sendero, hasta que divisamos una trocha,
ascendente, y tras consultar el plano, parecía que podría ser por ahí. Está muy
desdibujada, pero hay algún hito, y
muchos más que pusimos nosotros, y hacía unos días habían estado desbrozando por allí, así que conseguimos llegar a las paredes del Coargazal.
La
arista es espectacular, de hecho la recorrimos cuasi entera, buscando un
boquete de caliza, especie de túnel, que hace unos 6 años, o 5, me habló de su
existencia mi amigo Fali “el Coleta”.
La
zona es muy atractiva, y poco transitada, con unas vistas extensas y desde
donde se reconocen todos los picos cercanos.
Después de “jalar”, continuamos por el sendero, más marcado en esta vertiente, hasta atravesar un pinar escondido, muy coqueto, salpicado de encinas y de mucho encanto. Este camino serpenteante y rodeado de caliza y de una veintena de picos de entre 1200 y 1300 metros, nos
lleva a otra vaguada, por donde podemos ir ascendiendo a buscar el camino que viene de la Casa Dornajo y por este último, hasta el lugar donde teníamos aparcado el auto.