Tiempo hace que en esta apartada orilla no se escribe nada sobre uno de los ingredientes que se tuvieron en cuenta a la hora de darle un nombre a este maravilloso espacio etéreo donde almacenamos experiencias vividas en la naturaleza.
Aunque aquí siempre hemos sido más devotos del estéreo, que de lo etéreo. Por eso, quizá sea conveniente, antes de dar una palada al agua, dar un agujazo sobre el vinilo y empezar con una atmósfera que invite a la relación humana… ya sea heterosexual, homosexual, … o lo que surja. Con esta tesitura, crucemos el atlántico y vayamos hacia Buenos Aires, donde los porteños Mustafunk se inspiran para ofrecer magia con sus guitarras. Argentina siempre ha sido un rincón especial a la hora de producir arte, y este quinteto no hace más que corroborar este hecho, así que, mate en mano, volvamos a cruzar el charco, que las costas chiclaneras de Sancti Petri, nos esperan para remar. ¿Remar o palear? Bueno… ya sabemos.
Uno de los días que mejor lo pasamos, fue cuando coincidimos en Sancti Petri con Coco, Eugenio, Jasper… les encanta surfear, y como a nosotros nos da un poco de miedo… nos conformamos con fotografiarles desde la ya mencionada orilla… ya sabes, donde la luna brilla.
Río San Pedro ha sido otro de los “puertos” que hemos escogido para dialogar con los movimientos mareales… nos agrada bastante este enclave, aunque tiene sus peros… no todo el monte es orégano, ni todas las orillas brillan… Allí hay un “canal de entrada de embarcaciones”, que está diseñado de una manera “brillante”: Estrecho, perpendicular a la orilla, y en uno de los enclaves costeros con mayor corriente, tanto llenante como vaciante… por lo tanto, es imposible entrar correctamente… a parte que la embarcación de Protección Civil, descansa en la orilla ocupando casi todo el “canal”. Bueno, pues todos los años tenemos algún contencioso con el personal de salvamento. Esto es Puerto Real. Al final, abandonaremos la idea de salir a palear desde esta playita.
Quizá haya sido el verano que más veces hemos aprovechado el agua, y ya entrado el frío… difícil será volver a vernos remar por alguna playa… aunque este sea el mejor momento, por no tener que discutir con los canales de entrada/salida de embarcaciones.
Cierto es que cada año, el kayak pesa más… y planteamos muy a menudo el soltar amarras… por aquello de caminar más libremente, sin tener que renovar el alambrado de protección de las gallinas.