martes, 16 de noviembre de 2021

Los kayaks son para el verano.

Tiempo hace que en esta apartada orilla no se escribe nada sobre uno de los ingredientes que se tuvieron en cuenta a la hora de darle un nombre a este maravilloso espacio etéreo donde almacenamos experiencias vividas en la naturaleza.

Aunque aquí siempre hemos sido más devotos del estéreo, que de lo etéreo. Por eso, quizá sea conveniente, antes de dar una palada al agua, dar un agujazo sobre el vinilo y empezar con una atmósfera que invite a la relación humana… ya sea heterosexual, homosexual, … o lo que surja. Con esta tesitura, crucemos el atlántico y vayamos hacia Buenos Aires, donde los porteños Mustafunk se inspiran para ofrecer magia con sus guitarras. Argentina siempre ha sido un rincón especial a la hora de producir arte, y este quinteto no hace más que corroborar este hecho, así que, mate en mano, volvamos a cruzar el charco, que las costas chiclaneras de Sancti Petri, nos esperan para remar. ¿Remar o palear? Bueno… ya sabemos.

Uno de los días que mejor lo pasamos, fue cuando coincidimos en Sancti Petri con Coco, Eugenio, Jasper… les encanta surfear, y como a nosotros nos da un poco de miedo… nos conformamos con fotografiarles desde la ya mencionada orilla… ya sabes, donde la luna brilla.

Río San Pedro ha sido otro de los “puertos” que hemos escogido para dialogar con los movimientos mareales… nos agrada bastante este enclave, aunque tiene sus peros… no todo el monte es orégano, ni todas las orillas brillan… Allí hay un “canal de entrada de embarcaciones”, que está diseñado de una manera “brillante”: Estrecho, perpendicular a la orilla, y en uno de los enclaves costeros con mayor corriente, tanto llenante como vaciante… por lo tanto, es imposible entrar correctamente… a parte que la embarcación de Protección Civil, descansa en la orilla ocupando casi todo el “canal”. Bueno, pues todos los años tenemos algún contencioso con el personal de salvamento. Esto es Puerto Real. Al final, abandonaremos la idea de salir a palear desde esta playita. 

Quizá haya sido el verano que más veces hemos aprovechado el agua, y ya entrado el frío… difícil será volver a vernos remar por alguna playa… aunque este sea el mejor momento, por no tener que discutir con los canales de entrada/salida de embarcaciones.

Cierto es que cada año, el kayak pesa más… y planteamos muy a menudo el soltar amarras… por aquello de caminar más libremente, sin tener que renovar el alambrado de protección de las gallinas.


























lunes, 8 de noviembre de 2021

Gorgas de Alba.

Aun recuerdo de manera grata la mañana del 29 de julio. La jornada anterior fue muy placentera también, pues bajamos de dormir cerca del ibón de Gías tras una inolvidable y larga noche de tormentas pirenaicas. ¡Cuantos recuerdos te quedan tras visitar la cordillera más importante de nuestra querida España!

Amanecimos ese día en un nuevo emplazamiento, pues el camping Ixeia no fue de nuestro agrado. Hablamos con una familia de maños muy apañados, y grandes conocedores del valle, pues Luis, ya desde pequeño, con el club de montaña, hacía grandes excursiones por la zona… aquello si que era aventura y no lo de hoy, que es mero turismo. Lo tenemos todo masticado. Así que tras escuchar al experto, sin desayunar, nos fuimos a la carrera desde el mismo Hotel Turpí, hacia esas angostas cascadas… río arriba.

El recorrido está balizado, y encontrarás el nombre de las distintas especies que te acompañarán a lo largo del mismo. La musculatura no tarda en calentar, sin nada en el estómago, los pulmones, sin plumones, respiran libremente absorbiendo la humedad que brota del fondo del barranco. Pura vida. Conexión. Hay un ambiente bastante fresco.

A bastante distancia de las pasarelas desde donde se contemplan los saltos de agua, ya escuchas el estruendo, parafraseando a Havalina, y una vez en las potentes plataformas, serás rociado por el espray que producen estas enormes gorgas, al recibir esa ingente cantidad de agua… de vida… de alegría.

Ha sido la segunda vez en este periplo pirenaico, que hemos salido a correr por frondosos y tranquilos senderos… aunque para obtener esa recompensa, la soledad, hay que madrugar… pues estas carreras de recuperación muscular, se suelen llevar a cabo por los senderos más transitados de los parques.

El cuerpo agradece con placer un poco de ejercicio ordenado, tras tantos días de caminatas largas con exceso de peso.