martes, 9 de agosto de 2011

Naranjo de Bulnes 2519m


La historia del Alpinismo en España se escribe con “P”: De Picos, de Peña, de Picu, de Pidal y de Pérez.
Situado en el corazón del Parque Nacional de los Picos de Europa y aunando todas las miradas, es en la majestuosa peña caliza del Picu Urriellu, conocido por todo el mundo como el Naranjo de Bulnes, por el color que desprende al atardecer, donde se han vivido las mayores gestas alpinísticas de nuestra querida piel de toro.
Los dos personajes mencionados en el párrafo anterior: D. Pedro Pidal, marqués de Villaviciosa y D. Gregorio Pérez “el Cainejo”, pastor oriundo de Caín, haciendo las veces de guía del marqués, fueron los dos primeros en ascender a esta emblemática cumbre allá por 1904, (coincidiendo así con otro acontecimiento histórico de relevada importancia: el nacimiento de Cruzcampo) sin conocimiento en técnicas de escalada y mucho menos de aseguramiento. “Retroceder en aquel paso hubiera sido cobardía manifiesta. ¡Arriba hasta donde podamos, Gregorio!”.
Unos años antes, en 1892, el geólogo francés Aymart dÁrlot, conde de Saint-Saud tras un acercamiento al Picu, dijo: “nosotros no hemos ensayado a escalar esta roca vertical, que nos parece inaccesible con los medios actuales”.
Un poco de cronología del Naranjo:
Al final del estío de 1906, por los jous y canales de Picos de Europa, se veía al joven y discreto geólogo bávaro, el doctor Gustavo Schulze, miembro de la Escuela de Escalada de Baviera, haciendo estudios de su especialidad, y fue el quien protagonizó la segunda ascensión al Naranjo, pero en solitario, convirtiéndose además, en el primero en equipar con clavos la vía de descenso.
Hasta 1916 no se vuelve a subir: Víctor Mártinez, natural de Camarmeña, que se convirtió en el primer guía del Naranjo.
En 1923 Víctor Mártinez sube con un mástil de 5 metros para dejarlo en la cumbre con la bandera española.

Abastecimiento en alta montaña.

En 1954 se inaugura el refugio de Vega de Urriello, el primero de Picos de Europa.
Agosto de 1962, tras 5 días en pared, los navarros Alberto Rabadá y Ernesto Navarro realizan la primera escalada por la cara Oeste; la vía lleva sus nombres.
En esta etapa, se suceden en el Naranjo las cordadas sin guía, y la mayoría de ellos vienen de Madrid.
En el invierno de 1970, la cordada Lastra – Arrabal, tuvieron que ser rescatados tras un intento a la Rabadá Navarro en la que permanecieron 11 días bloqueados por encima del Gran Diedro. Fue el primer rescate con helicóptero realizado en España.
En febrero de 1973 se lleva a cabo la primera invernal de la Rabadá-Navarro por dos cordadas: Miguel Angel García Gallego y José Ángel Lucas, y César Pérez de Tudela con Pedro Antonio Ortega.
En 1983 tras 69 días de escalada ininterrumpida, lo que es aún el record mundial de permanencia en pared, los murcianos Díaz Vives y García Gallego realizan la primera ascensión de “Sueños de Invierno”, en el pilar suroeste.
Los hermanos Iker y Eneko Pou liberaron  la vía Zunbeltz, en octubre de 2003.
Después de todo esto y muchas más historias que darían para estar meses escribiendo en el blog, llegamos a la conclusión de que  en el mundillo de la escalada y el montañismo, si existe una meca, no puede ser otra que el Naranjo de Bulnes.
Actualmente el Picu Urriellu recibe unas 45000 visitas anuales, de las cuales unas 2000 son con intención de escalar.
Hace unos años (1986, creo) se abrió un camino mucho mas cómodo que llega desde el collado de Pandébano (1212m), entrando por Sotres, pero el camino clásico de aproximación al Naranjo siempre fue desde Poncebos (218m), junto a Camarmeña, camino que arranca bajando al río Cares, y comenzando el ascenso junto al arroyo del Texu , afluente del anterior,

Aguas transparentes

ascendiendo por la canal del Texu hasta la villa de Bulnes (647m), y en la cual podemos tomar el camino directo por la canal de Cambureru, en el que hay que realizar alguna trepadilla, o la ladera opuesta al Texu, que asciende entre hayedos hasta el colláu Pandébano, y de aquí con rumbo SO hacia la Terenosa.
Este fue el itinerario elegido por nosotros para subir a la meca del alpinismo hispano, disfrutando de la sombra de innumerables hayas, de la caliza, del agua, la niebla, el sol…y el esfuerzo, pues representa un desnivel de 1700m hasta el refugio J. D. Úbeda (1903m).
Una vez recorrido el primer tramo de la ascensión, al paso por la villa de Bulnes, 

Bulnes

entramos a tomar café en uno de los 4 bares que te encuentras.
Es un gustazo llevar hora y media subiendo montaña por un canal pedregoso junto a un caudaloso arroyo y llegar a un bar. Hay que tener en cuenta que antes de construir el millonario funicular subterráneo que lleva a Bulnes, los vecinos solo tenían este camino para bajar del pueblo y poder ir, por ejemplo a la ferretería de Arenas de Cabrales.
Lo que pasa es que cuando la administración competente decidió matar la mosca a cañonazos, en el pueblo solo quedaban 5 habitantes… digo yo que se podría haber construido 40 años antes… o haberle comprado una casa a esos 5 vecinos en otro lugar, que hubiese salido más barato que taladrar toda la montaña durante 2200m.
Tomamos el camino de la izquierda, el que no cruza el puente, y vamos en dirección sureste pasando por Carbiellu y La Helguera, casas de pastoreo, ascendiendo constantemente
paralelos al río Helguera hasta el collau de Pandébano, donde nos unimos a la ruta, mas masificada, que asciende en dirección suroeste y pasa por el refugio de la Terenosa. 

Hay que tomar un camino..

Hasta aquí todo es de color verde y además hemos dejado atrás bosques intransitables de no ser por una vereda como la que traemos bajo nuestros cansados pies. 

¿Dónde estás...?

El ref. de la Terenosa está arreglado y tiene hasta placas solares; no está guardado pero es muy buena opción para pasar la noche mucho más tranquilo que a pie del Naranjo, donde duermen doscientos más, y más de 1300 metros de altitud no están mal, para aproximarse al Picu recién levantados. 

Un mini poblado...  en alta montaña

 Llevamos en el cuerpo 1100 metros de desnivel, y seguimos caminando… la semana ha sido intensa, pues en Cádiz hace calor y no es posible andar por nuestras montañas; es por eso que hemos aprovechado estos días para caminar por lugares frescos… y distintos al nuestro, por lo tanto todos los días estamos haciendo largas caminatas aprovechando nuestra estancia en tierra astur, aunque andar por el parque nacional Picos de Europa es casi como recorrer el Parque Natural Sierra de Grazalema: roca caliza, karst, lapiaces, pedreras, chovas, buitres, ¿no habré pasado por aquí antes?..., no, no creo, esas enormes paredes totalmente escarpadas no las tenemos aquí abajo… Pues si, esa puede que sea la escasa diferencia geológica entre estos dos lugares separados por 750 kms… y por supuesto su extensión y los grandes desniveles que presenta el parque asturiano.
Alcanzamos el collado Vallejo, que estaba ocupado por media centena de senderistas almorzando con la vertiginosa vista que ofrece el lugar y la presencia de Chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus), que no pierden la oportunidad de robar comida al transeúnte. Quizás suene reiterativo, pero es aberrante dar comida a la fauna salvaje… ellos cumplen una importante función biológica y no debemos interferir en su dieta, por muy graciosa que quede la foto dando de comer galletas a un rebeco… es una verdadera necedad, ya que la fauna sabe buscarse la vida ella sola, y si metemos mierda (comida basura humana) en su dieta estamos alterando la cadena trófica y eso es un grave problema de salud para nuestros montes. Si acostumbras al cuervo a comer chocolate y galletas no va a querer comer carroña, y entonces esa carne podrida acabará por contaminar una sima y por ella el acuífero, del cual algún día nosotros llegaremos a beber.
Al pasar las Traviesas, bajo el Valle del Agua, el camino, cada vez más aglomerado de gente, empieza a tomar inclinación y el esfuerzo va castigando de a poco la musculatura de las

Se hace el camino.... andando

piernas… aún nos quedan 400m de desnivel y sin embargo estamos cerca… la niebla no nos deja ver la enorme mole de caliza vertical que se yergue sobre nuestras cabezas, aunque notamos su presencia ya cercana, y seguimos caminando al ritmo de una canción que sin

Nuestra compañera.

saber como, se ha hecho dueña de nuestro caminar, marcando el tempo de una ascensión durísima que hasta el momento no nos ha dado la satisfacción más valorada por el montañero: las vistas.
Al menos tenemos la suerte de poder contemplar la pedregosa subida de la Canal de Cambureru, y divisar como si de hormigas se tratase, el caminar de los valientes que tomaron la decisión de atacar la ascensión por esa vertiente. Son pocos, muy pocos, apenas una docena, comparado con las dos centenas o más que ascienden desde Pandébano. ¿Por qué tendremos esta sufrida afición?... subir, subir y sufrir.
Desde las seis de la mañana esperando a que me vieras y cuando por fin apareciste tuve que darme la vuelta, no pude decirte nada después de horas de espera. Tiene que haber alguna manera de que yo hable contigo quiera o no quiera. Debajo de las estrellas escondidos en la oscuridad estuve a solas con ella, y no pude decirle la verdad, que desde que nos conocimos no la he podido olvidar que desde el momento en que la vi no he pensado en nadie más......
Canción popular interpretada por  Los Planetas en su último trabajo, Una Ópera Egipcia.
 Y de pronto, como por arte de magia, las nubes empezaron a levantarse dando vueltas en círculo sobre aquella enorme atalaya, regalándonos aquella esperada imagen y por la que llevamos horas caminando. 

Aquí está...  robusto...    El Picu

Mereció la pena sufrir lo indefinible  para ver ante tus ojos una pared vertical y algo desplomada, de orientación oeste, y 550m de altura, en la que como hormigas se veían 4 cordadas haciendo la gesta de subir por esa enorme pared. Habíamos llegado a la Vega de Urriellu y eran más de las tres de la tarde, habiendo empezado a caminar un rato antes de las nueve de la mañana, así que nos buscamos una mesa de roca caliza para comer todo lo que llevásemos en las mochilas y comenzar la bajada; no he encontrado mejor canción que describa ese instante. 

No nos resistimos a la foto.

En la bajada conocimos a Javier, un cordobés que se había venido hasta aquí para escalar el Picu, y así lo hizo, por su cara sur, cumpliendo así con uno de sus sueños. Con él, nos bajamos hasta el collau de Pandébano, donde tenía su coche, y nos hizo el gran favor de acercarnos desde aquí a Poncebos a por el nuestro, y nos quitamos de descender 1000m de desnivel pues ya estábamos bastante cansados con los 30km que habíamos recorrido en una jornada, terminando el día en uno de los bares que hay a orillas del río Cares, rodeados de fotografías de algunos de aquellos montañeros  de los que hablamos al principio de esta crónica.                   

2 comentarios:

  1. Antonio Moreno ha dejado este comentario:

    Hola:

    Tendría unos 16 años, cuando hice con los scouts (según mi madre en los scouts me metieron la forma de pensar tan atea, jejeje) la ruta del Care, y visité esos parajes, ya ha llovido desde entonces, ahí más que aquí seguro...

    Era una de mis primeras rutas y unos de mis primeros pasitos fuera de casa (sin mis padres). Entendí entonces como los seres vivos se adaptan al lugar donde vive. Íbamos con mochilas de la Infantería de Marina, un lujazo de la época. Íbamos muertos y nos adelantaban las personas mayores cargadas con material dentro de unos sacos de tela, y no veas como andaban.

    Aquí, también me echaron mi primera bronca senderística. Por ese camino tan sinuoso que se ve, nos cruzamos con unos hombres que iban tirando de burros cargados y yo me aparté para dejarles sitio, pero por la parte de fuera del camino. El hombre se paró y me dijo que me pusiera por dentro del camino, que si alguien debía caer ese era el burro. Toda una lección.

    Amig@s gracias por contarnos vuestras rutas, ya sean por mar o por tierra. ¿Cuando las de por aire?

    Un saludo y nuevamente gracias.

    Antonio.

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  2. Muchas gracias Antonio. Ya contaré la ruta del Cares. La verdad es que cuando te mueves por estos caminos tan vertiginosos te das cuenta de la ilusión,esfuerzo y trabajo que llevaron a cabo nuestr@s antepasados para poder acceder a cualquier sitio y del legado natural que nos han dejado. Por eso creo que debemos de tener la responsabilidad de cuidarlo y protegerlo para las futuras generaciones. Y no ver en lo que se está convirtiendo nuestros montes, en acumulaciones de basuras y mucho hormigón..
    Por ahora con estos dos medios donde nos novemos está bien, no des muchas ideas... que si no vamos a tener que formar otro club...

    Un saludito. Isabel.

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