miércoles, 21 de marzo de 2012

Benaocaz – Circo de Dornajo – Simancón


Otro sábado más en la Sierra del Endrinal, dejando esta vez el vehículo de apoyo en la encantadora población de Benaocaz, situada a 793 metros de altitud y desde la cual se tienen unas vistas envidiables que abarcan desde el Sur hacia el Nordeste.
Nos adentramos en las calles de uno de los pueblo blancos de la serranía Gaditana, buscando las empedradas calles del barrio Nazarí, donde buena parte de sus ruinas fueron recuperadas gracias a la intervención arqueológica realizadas en el año 2000, gracias al proyecto Arqueosierra. 
Aunque la antigüedad de ésta población data de época neolítica y romana, su situación estratégica en la falda de la montaña y rodeado de las sierras Alta, la del Endrinal y el Caíllo la configuran como un lugar idóneo de protección en la época de los reinos de Castilla y de Granada en el s. XIII. Conforme va avanzando la conquista la zona se va fortificando y Benaocaz juega un importante papel en la defensa del lugar, así, vemos como las casas de éste barrio forman calles estrechas y serpenteantes, favoreciendo el factor defensivo. Como está situado en una ladera escarpada, hace que sus gruesos muros, carentes de vanos 


anchos, resulten más altos y sirvan de defensa. Los accesos tanto por su parte este como oeste son estrechos por lo que la caballería no podía pasar, por lo que la población estaba protegida. Paseando por sus calles vemos que el barrio ha sufrido una transformación en su entramado urbanístico y la incorporación de nuevos materiales en la construcción a partir de los s. XVII-XVIII.
Bueno pues a través de una de estas calles principales del barrio nazarí nos vamos acercando a la última curva a izquierdas que es donde comenzamos nuestra subida, por la calle Nazaríes. El camino discurre entre dos muros de piedra, tapizados de musgo y yedra, rodeados por la generosa sombra que proporcionan las encinas y pronto llegaremos a la Fuente del Tejar, a 839m de altitud, cuyo pilón, dicen que era un antiguo sarcófago Romano. Junto a la fuente conviven una higuera y tres chopos.


El camino continúa en constante y suave ascenso por una zona rodeada de encinas, y observando paralelo a nuestro marchar, y al Sureste, la impresionante sierra del Caíllo, con sus vertiginosas paredes y corredores. 


Atravesaremos una cancela de hierro, que debemos dejar cerrada, y pronto cruzaremos un arroyo que da paso a Fardela. Cerca de la casa de Fardela, hay otro gran pilón destinado a


 abrevar el ganado. Paramos a tomarnos un turrón y reponer algo de fuerzas, pues desde las siete y media que desayunamos en casa, ya había pasado un rato. Después de darle trabajo a la musculatura facial, tomamos un marcado rumbo Norte, por una preciosa vereda, que va ganando en frondosidad y por lo tanto en sombra, para acercarnos a la casa del vecino de Fardela, que no es otra que la archiconocida casa del Dornajo, pasando claro está, junto al pilón que tiene cerca la estancia, y en el cual podemos observar como viven los tritones, indicador de que podemos beber del chorro que lo llena (escasamente en este año).


Hay que tener cuidado al meterse en las ruinas de la casa del Dornajo, pues se ha deteriorado mucho en estos últimos años y nos podemos llevar un buen susto si se nos caen unas piedras.


Cruzando la era nos vamos acercando entre enormes encinas y pinchudos majuelos al circo de Dornajo, ascendiendo con cautela por su inclinada pedrera, y buscando una portilla de madera que avistamos hacía un rato en la misma arista, a través de la cual pasamos a un gran llano de formación kárstica, y buscando un marcado sendero con rumbo Este. 


Seguir por este camino nos llevaría a Pocillo Verde, pero no es esa nuestra intención, pues por ahí pasamos el 1 de enero, así que, en el cruce de senderos, tomamos el que se dirige al Norte, ascendiendo con unas vistas preciosas hacia el collado que separa el Simancón de los Navazuelos Fríos, y una vez en el collado, decidimos encaramarnos en el pico de 1492m que se sitúa al Oeste del Cerro del Simancón y a 570 metros en línea recta. 


Según la cartografía de la que disponemos, este pico no tiene nombre, y sin embargo ofrece una buena panorámica de la zona, además de ser muy afilada su arista y por lo tanto posee un gran atractivo desde un punto de vista alpinístico. 


Salimos de casa sin un destino definido, dos personas, todo lo contrario que Arizona Baby y Los Coronas: Dos bandas y un destino, cuyo resultado final ha sido un grupo majestuoso donde mezclan un poco de surf, country, y rock básico con nombre propio: Corizonas.
Sacamos bombona, quemador, taza para el té, bocatas… y nos dimos el homenaje gastronómico para tomar energía y poder afrontar la retirada con éxito, y tras la comilona, emprendimos la bajada por donde mismo subimos, avistando una pareja de cabras montesas que mantenían la distancia con nosotros. 
Llegados a Navazuelos, continuamos con rumbo Sur, y pasamos por una sima que es por donde entra todo el agua que recoge este polje, para emprender la bajada a través de la cuesta de Fardela, en la cual hay 2 abrevaderos que se alimentan de un gran pozo, y de aquí buscamos nuevamente la casa de Fardela, rumbo Oeste,  pasando por la fuente de las 9 pilas. 
A partir de aquí bajamos por el mismo camino de subida, hasta llegar a Benaocaz, donde compramos unas buenas teleras de pan, para aprovisionar la semana… siempre nos traemos productos autóctonos y de elaboración casera, para comer durante la semana, así amortizamos el viaje, comemos productos de calidad y colaboramos un poquito con la sostenibilidad del lugar. 

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