Casarabonela descansa a 500m de altitud en la falda NE de Sierra Prieta, mirando desde la cumbre, porque Sierra Prieta es bastante extensa. Por Puerto Martinez hay un carril ciclable que cruza hasta Jorox, cortando por la mitad toda la montaña. Sería una buena opción para rebajar unos metrillos de desnivel.
Dejamos el coche donde comienza el sendero señalizado PR A 408, muy cerca de la Alcazaba. Es poca distancia hasta la cumbre, pero no te confíes… hay más de 1000m de desnivel a salvar… te arrastras por el camino durante un rato, sufriendo como un condenado a la miseria, y al mirar atrás a penas has avanzado doscientos metros en distancia reducida. Parece no tener fin la tortura. Esta cuesta es casi un resumen de la vida… es la tristeza de una persona joven con pocas esperanzas de futuro. Young Man Blues… Joe Bonamassa. Un blues es como un fandango, es lento y doloroso, es hondo en sentimientos, pero el fandango se resuelve rápido… el blues puede llegar a los diez minutos; Es como ascender estas malditas laderas cargados como mulas por un terreno que no ofrece ni sombra ni agua. Sólo piedras y matorral bajo, acompañado de fuertes escarpes de caliza.
Pero no toda Sierra Prieta es tediosa para avanzar… hay caminos que son un verdadero paraíso por descubrir.
Tomamos agua de la fuente de los Hornaos, que de esta se suministra la que hay en el llano de Cristobal.
La cumbre de esta montaña ofrece una panorámica envidiable. Es durísima de ascender… pero como nos alegramos de haber llegado hasta el Vértice, que por cierto hay dos bases, y un geocaché que encontramos rápidamente.
Después de un rato de contemplar el acrobático vuelo de cien vencejos, acometimos la vertiginosa bajada que nos lleva al Mojón de los Tres Términos, y en el único llano posible, paramos a descansar.
Tras la venteada noche, salimos temprano hacia el sendero que recorre las espectaculares y verticales Nortes de Sierra Prieta, donde una exuberante foresta nos acompaña durante toda la mañana. Habíamos planteado en un principio, ascender también la Cabrilla… pero desistimos para evitar pasar el calor del día anterior. Grandes paredes y enormes árboles nos darán protección en las próximas dos horas. Llegamos al primer collado, Puerto de la Madera, y por solana vamos hacia el segundo, donde nos volvemos a meter bajo buenas sombras, hasta el Mirador de la Campana, que es un arco calizo de espectacular caída al vacío, desde donde se tiene una gran perspectiva de Alcaparaín. Olvidamos decir que por la noche se veían las luces de Campillos o Yunquera con deliciosa amplitud.
Esta parte del camino, desde el mencionado mirador, es inquietante, porque va en curva de nivel, pero a tu derecha sólo hay paredes… ¿Cómo demonios se sale de aquí? Pues se sale subiendo por un hermoso collado, desde el cual es todo bajada hasta la población. Una bajada bastante acentuada en algunos tramos, y por la que suelen hacer enduro los ciclistas. El recorrido es maravilloso… sólo le falta un detalle importante: Agua.