sábado, 12 de octubre de 2024

Ascensión a los Picos de Urbión (2228m), donde nace el Duero.

Malum consilium est, quod mutari non potest. (Mal plan es aquel que no puede modificarse). Publio.

Texto extraído del título: Dale una vuelta a tu mundo, de Álvaro Neil (Biciclown). Porque si hay alguien de quien puedes fiarte, es de montañeros y de ciclistas.

Pues se da nuestra segunda ascensión a esta estupenda cumbre rodeada de lagunas glaciares y donde nace, como hemos dicho, uno de los ríos más importantes de la península ibérica.

Esta caminata fue una grata sorpresa… un brusco cambio de rumbo tras un intento de ir a Pirineos, y que las tormentas no nos dejaron fructificar. Por eso, aunque no teníamos plan B… nos lo inventamos por el camino, pasado ya Tarazona, camino de Neouville… nos dimos la vuelta buscando Soria, mientras escuchábamos en la radio los estragos de las tormentas de estos días… y viendo las previsiones que venían.

Hubo una primera vez en Urbión en julio de 2013, y llovió y tronó como nunca… pero esta vez fue otra cosa… un disfrute para los sentidos… una geología que se dejó acariciar sin prisas, y una avifauna más comprendida y fácil de identificar. Y todo esto, un lunes 9 de septiembre, pues el domingo hubo un campeonato del mundo de ultra trail… y preferimos no participar y recrearnos en Numantia y el arqueológico de Soria… entre otras delicatessen arquitectónicas de la capital. Vaya ciudad bonita, dicho sea de paso… y cuanta poesía se respira en sus calles y callejas.

Pues no serían ni las ocho de la mañana, y ya estábamos contemplando una lavandera cascadeña en las orillas de la preciosa Laguna Negra, a la cual ya dedicó sus pensamientos Antonio Machado. Continuamos.

La preciosa canal por la cual se asciende y se sale de este agujero de origen glaciar, está fresca y se sube muy cómodo, hasta llegar al altiplano por el cual continuamos, contemplando carboneros garrapinos y una laguna llamada Larga, de origen glaciar, y desde donde se derrama el río Revinuesa. Recordamos que este enclave que disfrutamos se cataloga bajo el nombre de Parque Natural de la Laguna Negra y Circos Glaciares de Urbión.

Las vistas se describen solas. Seguimos escuchando pajarillos, como el tizón de cola roja, entre otros. Continuamos, y vemos volar un par de buitres leonados (Gyps fulvus)… y un quebrantahuesos (Gypaetus barbatus)… ea… pues ya nos podemos ir a dormir… pero antes, continuemos.

Aviones comunes en las paredes por las que el camino pasa rozando, dejando una amplitud visual bastante buena a nuestra diestra… y al fondo, ya se atisba el objetivo de la mañana, con esa enorme piedra de silueta paquidérmica, y que una década atrás nos sirviera de recurso para capear aquella efímera tormenta que todavía retumba en nuestras cabezas. Las tierras rojizas de estas laderas dan un aspecto muy interesante a la caminata. Vemos muy poco personal… pero no creas… aquí sube bastante gente.

Tomamos café y fruta fresca bajo la panza de ese elefante pétreo de millones de años, y repusimos el extraviado geocaché de Urbión. Nos acercamos a la cumbre y parloteamos con unos vascos muy salaos. Menudas vistas tienen estos picos.

Tras recoger de la cruz un par de exvotos que me pueden ser de utilidad, fuimos vaguada abajo a buscar el nacimiento de un río que dicen que desemboca en Oporto, y donde un fin de año de hace 6, vimos un concierto de Pedro Abrunhosa & Comité Caviar, que todavía recordamos con gratitud. Te vimos aportar al mar, y de nuevo te vemos nacer… robándote un poco de tu ser, que nos traemos en nuestros cuerpos. Qué sería de nosotros sin el Duero… y sin agua.

La montaña estaba bastante fresca, y es que unos días atrás había llovido algo, de hecho, vimos el Duero bastante marrón al paso por algunas poblaciones, como San Esteban de Gormaz.

El nacimiento del Duero es un lugar de obligada visita para cualquier habitante de la península ibérica, y al que Gerardo Diego le dedicó alguna de sus letras. Desde aquí subimos de nuevo por una ladera, sin camino, con rumbo SE, para alcanzar la cuerda que separa la vertiente del Duero y la del Revinuesa, y desde la cual se observa en planta la preciosa Laguna Larga. Alcanzada la cúspide de esta loma, paramos a comer, contemplando el mundo que nos rodea. Un mundo lleno de odio y de ira… de ambición por encima de la humanidad. Un mundo negro. Un mundo en el cual no cabe la dulzura ni la poesía. Un mundo nefasto de pocas esperanzas de supervivencia. Un mundo rodeado de lagunas glaciares… de aves… de música… de retos deportivos… de caminatas y de aire puro. Un mundo en el que debería caber todo… menos la maldad.

Desde lo alto de este mundo enrarecido, y con los estómagos llenos de salud, apuntamos nuestros pasos hacia la Laguna Helada, que forma el tercer vértice del triángulo de lagunas que hemos recorrido hoy.

Bajando, vimos collalbas grises, de todos los colores, persiguiéndonos y posando para nuestros agradecidos ojos. Desde el collado de esta pequeña sierra, llamada del Mojón Alto, ya se aprecia casi todo el recorrido que nos espera hasta Laguna Negra, y por donde seguimos caminando y observando alguna lagartija que se asoleaba aprovechando el día.

Laguna Negra.

La lavandera cascadeña, está por ahí.

Echando una foto desde el filo.

Esta foto.

Laguna Negra desde arriba.

Acantilados perfectos.


Por aquí se vieron carboneros garrapinos.


Y por aquí, un quebrantahuesos.

Y aquí vimos hitos.

Y la laguna Larga.


Los Picos de Urbión, arriba.

Un camino precioso.

Un valle glaciar de manual.

Tramo final de ascensión.

La piedra perfecta.

Donde nos refugiamos hace 11 años de la tormenta.


Y por fin la ansiada cumbre. Demostración de fuerza.

Laguna glaciar de Urbión.

El mundo desde Urbión.

Paso medidor del límite de engorde. Si no pasas: dieta.

Señalando algo... o simple postureo, que queda guapo.

La otra cumbre... por aquello de "picos" de Urbión.

Tras ver el nacimiento, iremos a la cumbre del fondo. A conquistarla.

¡Qué pasada! Qué sitio más guapo.

Poesía de Gerardo Diego.

¿Notarían en Oporto que robé un poco de agua?


A por otra cumbre. Cuerda del Mojón Alto.


Conquistada por un momento... el momento de yantar. 

Hay que dar tributo al queso de oveja y el embutido extremeño.


La collalba gris.

Lagartija roquera (Podarcis muralis)

Laguna helada.

lunes, 7 de octubre de 2024

Parque Natural Hoces del río Riaza. Maderuelo.

Estando en Riaza, y tras haber dado buena cuenta del Pico del Lobo, la visita a esta zona era necesaria, pues este río, a lo largo de millones de años ha producido un encajamiento espectacular, justo en el pliegue anticlinal, dejando un cañón vertical de más de 150m de profundidad, con meandros, y favoreciendo un entorno donde viven unas 200 parejas de buitre leonado, algunas parejas de alimoche común, y cantidad de aviones roqueros… entre otras especies como la ardilla roja, el carbonero garrapinos, el colirrojo tizón… una vegetación rica, como el pino, el endrino, el esparto… tomillo…

Pasando la población de Maderuelo, si venimos de Ayllón, rodeamos el embalse de Linares, y veremos una indicación para bajar a la presa. Hay un aparcamiento, que suponemos será gratuito todo el año, y desde ahí bajamos por una carretera cortada al tráfico, hasta descender al nivel del río Riaza. Cruzamos.

Prácticamente es llano todo, excepto la bajada al río. La cantidad de buitres leonados que nos rodean, es algo maravilloso,  y los acompañan los pequeños aviones roqueros… y posados en lo mas alto, vimos la pareja de alimoches… un momento muy enriquecedor.

El Riaza lleva agua a raudales, vemos ánades azulones y un cormorán grande… las paredes son realmente bellas con esta luz de la tarde y la temperatura es excelente. Pasamos bajo un enorme puente que salva el cañón, para que la línea ferroviaria Madrid-Burgos, pudiese dar servicio. Hoy está abandonado, sin embargo, fue un ejemplo de ingeniería, construido en 1968… de qué me sonará ese año.

El camino que llevamos por el cauce, lo podemos seguir hasta Montejo de la Vega, pero dimos la vuelta en la iglesia de San Martín del Casuar, románica, en la lista roja del patrimonio en peligro de España, y donde vimos unos ejemplares preciosos de sabina.

La tarde va cayendo, y es el momento de ver salir las ardillas rojas… y vimos tres. No estamos acostumbrados a este tipo de animal, y siempre es una grata sorpresa verlas demostrar sus habilidades trepadoras.

A la vuelta, nos hartamos de endrinas… fruto del endrino (Prunus spinosa), y por supuesto nos volvimos con el Camelbak lleno, compramos una garrafa de anís específico, y todavía están macerando en ese líquido espiritual. 

No sabemos si sería por efecto de las endrinas, pero vimos volando los dos alimoches comunes (Neophron percnopterus) que a la ida estuvieran posados en aquellos inexpugnables riscos. La guinda del pastel ya estaba servida, y siguiendo con los colores de la tarde y de los frutos, hay dos colores que nos traen gratos recuerdos de buenas melodías y excelente técnica musical… y son Magenta y Cian. En Magenta teníamos a Christina, a la voz… y en Cyan, al increíble y conocido Pete Jones; multiinstrumentista y con un registro vocal muy bien encajado en el Rock Progresivo… todo un icono este hombre. Ahora sólo nos queda volver a ascender por la carretera de la presa a por el coche, y a pocos kilómetros, y a pocos kilómetros de allí, nos viene de paso visitar Maderuelo, que no podemos pasarlo de largo… y menos al atardecer. Es un pueblo pequeño, de menos de 100 habitantes en la actualidad, y donde vemos varias casas en venta, para restaurar. La tendencia ahora es que la compren gentes de otras ciudades, para ponerlas en alquiler rural. Se está viendo esto por muchas poblaciones de esta provincia. En realidad, esto no es fijar población.