viernes, 26 de agosto de 2016

Gorbeia (1482m). Máxima elevación de Bizkaia y Álava

El árbol, es el único ser vivo que tiene la capacidad de reencarnarse.
Freddie King también posee esta capacidad… por ejemplo, de la mano de Jeff Beck a la guitarra y Jimmy Hall con las otras cuerdas… las vocales.
El Parque Natural de Gorbeia, es seguramente el más visitado de Euskadi, y la ascensión a su máxima altitud, la más transitada, quizá, de toda la Península. Atravesar un bosque de hayas enormes, con un rico suelo tapizado de grandes helechos… no es una oportunidad que se nos ofrezca todos los días a finales de julio… al menos a los habitantes del sur.
En Vitoria-Gasteiz, todo tiene el nombre de esta montaña: calles, talleres, bares… y es que la imagen de esta elevación, domina la ciudad… bella ciudad por cierto, con más de 100 kms de carril bici.
Cerca de la capital alavesa y al Norte de esta, se encuentra la pequeña población de Murua, que es por donde accedimos al parque, dejando el coche junto a unos pequeños embalses, y al inicio de la senda Egillolarra; el camino está señalizado desde el comienzo.
La cumbre del Gorbeia, es compartida por Araba/Álava y Bizkaia, y nosotros elegimos la vertiente alavesa para rendir homenaje a esta mítica montaña, por proximidad a nuestro campo base. 
Comenzamos a caminar por un camino ancho, que va tomando inclinación poco a poco, entre un espeso bosque, que tomará mayor porte cuanto más arriba caminemos, y veremos a nuestra derecha, una antigua cantera, reconvertida en área recreativa y con un verdor excepcional.
Poco antes de salir del bosque, encontramos a nuestra derecha un refugio, que podremos utilizar en caso de mal tiempo; a pocos metros de haber salido del bosque, pasamos junto a la fuente Egillolarra, donde podremos repostar agua llegado el caso.
El camino hacia la cima es evidente, y aunque nos tocó un día de habitual niebla, no hay pérdida… basta seguir la traza hasta toparnos con un poste indicador, donde colocamos unas piedras que unos días más tarde fotografiaría Richi.
De ahí a la impresionante torre del Gorbea, no nos queda mucho, e imaginamos que las vistas deben ser estupendas… pues se ve todo los Montes Vascos, San Lorenzo, El Moncayo… incluso se llegó a despejar de nubes… pero ya estábamos abajo.
Una ascensión muy agradable, sin peligros añadidos, pero hay que estudiar siempre la meteo, pues los vientos en la parte más alta, pueden ser traicioneros.


















jueves, 18 de agosto de 2016

Ascensión a Torre Cerredo (2650m). Máxima elevación de Asturias y León. Máxima elevación de Picos de Europa.

Seguramente, si viajamos a Picos de Europa desde Andalucía, pasaremos por Benavente, y por lo tanto, veremos alguna indicación en la autovía del tipo: León – Benavente. Pues de eso queremos hablar, de León Benavente… un grupo musical de Rock independiente que inspiró su nombre en estas dos ciudades y en el tramo de carretera que las une. Tienen, entre otras muchas y buenas canciones, una versión de Europa Ha Muerto… de Ilegales… que viene a estar muy de moda.
El techo de León es compartido con el Principado, y recae en una de las montañas más bellas y con mayor prominencia de cuantas podamos ascender en la península.
Si entre tus planes, y volvemos a hablar de eso, está el conquistar todos los techos, al menos los Ibéricos, haz de saber la dificultad a la que te vas a enfrentar.
Saliendo desde las Invernales del Texu, donde se quedó el coche, ya que el carril es malo para turismos, supone un desnivel de 2100 metros hacia arriba, con unas 13 horas de actividad, haciendo noche a la vuelta en Vega de Urriellu. Al día siguiente solo hay que descender 1100m.
El refugio, reserva plazas para los que lleguen sin reservar, pero cuidado con esto… se ceden por orden de llegada. Para evitar sorpresas, cargamos sacos, esterillas... Al pasar por Refugio de Urriellu, montamos el vivac y metimos dentro todo lo que no pretendíamos usar durante la ascensión: material de vivac, de cocina, forros… así viajaríamos más livianos en lo que nos restaba de jornada. Habíamos ascendido casi 1000 metros, y nos quedaban otros tantos.
Preguntamos al guarda por el camino hacia Torre Cerredo, y nos confirmó el rumbo, advirtiendo de la trepada que tendríamos que superar en la Brecha de los Cazadores, y allá que nos dirigimos con ansia viva.
Las vistas del Naranjo de Bulnes mejoran por momentos, y empezamos a cruzarnos con algunas montañeras (y montañeros) que habían hecho noche en Cabrones. Hay collados de infarto por el Diente de Urriellu y la Horcada Arenera… en las Torres Areneras había una cordada escalando. Ahora nos dirigimos hacia el Jou de Cerredo, y la imponente vista de la cima más alta de todo Picos, nos hace sentir una fuerte emoción. Hace calor… alguien nos advierte que tengamos cuidado con el horario, pues ya es tarde… y es que hemos empezado a caminar desde muy abajo, y el cansancio se va notando… en montaña, hay que escuchar al cuerpo, y saber reservar fuerzas para la vuelta.
Desde la base, se ve difícil la ascensión… imponente, con muchos pasos de neveros colgantes y con demasiada exposición.
Algunos bajan con cuerdas… y es fácil perder las referencias pues entramos en un terreno muy escarpado… nos planteamos si seguir, o empezar a descender y dar por zanjada la ascensión.
Los bastones, hace un buen rato que ya no son de utilidad, y trepando libremente, disfrutando de algunos pasos de III, pasando una chimenea con nieve empotrada, saltando una peligrosa separación entre nieve y roca, aberronchado al rocaje vivo y mirando de vez en cuando al vacío para sentir que seguimos vivos… se va avanzando hasta acariciar la cumbre… la ansiada cumbre… el Techo de Asturias y León: Torre Cerredo.

Seguramente, si no fuese posible disfrutar de ciertos momentos de soledad y contemplar las mejores vistas que una actividad te pueda proporcionar… no ascenderíamos montañas. La sensación de ver el mar… muy lejos… ver la pequeña Ruta del Cares, Torre Blanca (desde donde mirábamos con intriga las rocas en las que hoy nos sentamos), el Tesorero… es muy difícil explicar las emociones que se viven en esta preciada y emblemática cumbre caliza.
Ha sido el tercer techo provincial conseguido en menos de una semana… estamos cansados, hace calor… hay que comer… no hay agua por ninguna parte… es tarde, aunque a nosotros no nos lo parece. Nos metemos nieve bajo el casco, para mitigar el calor, nos quitamos las botas, para descansar los pies, y tras recuperar fuerzas, comenzamos a bajar, antes de que se llegue a mascar la tragedia. No hay sombra ninguna…
Tras una larga y preciosa jornada, arribamos a la Vega de Urriellu, habiendo tenido que usar cuerda para descender la Brecha de los Cazadores, y tras la cena, repusimos el cuerpo, de esas 13 horas de montaña, vivaqueando bajo un cielo espectacular, con luna llena, y con la suerte de tener durmiendo a 20 metros, a uno de los mejores escaladores del planeta: Iker Pou.

La bajada a Sotres, la realizaríamos al día siguiente.

Collado de Pandébano.



Al fondo la Vega de Urriellu.


Brecha de los Cazadores.
Horcada Arenera.

Torrecerredo.
El Jou de Cerredo.
Vistas desde Torrecerredo.


Peña Prieta y Torre Blanca al fondo.


Picu de Urriellu.


Preparando el desayuno.



lunes, 8 de agosto de 2016

Ascensión a Torre Blanca (2619m) desde El Cable. Máxima elevación cántabra.

Muchos siguen defendiendo Peña Vieja como el verdadero punto más alto de Cantabria, por estar íntegramente dentro de esta provincia, así que si está entre tus planes el subir todos los techos, más te vale hacer los dos… para despejar dudas… total, sólo hay 2 metros de diferencia.
Para esta ascensión, utilizamos el teleférico de Fuente Dé, que abre sus puertas a las nueve de la mañana, aunque antes, conviene confirmar el horario por teléfono, no sea que nos llevemos una sorpresa. Se suele formar cola, así que si queremos subir en el primero, hay que estar media hora antes en la puerta.
Una vez arriba, basta con seguir las indicaciones hacia la Torre de Horcados Rojos, desviarnos hacia el Refugio Vivac y preguntar al guarda por nuestro objetivo… o al menos, eso fue lo que hicimos nosotros.
Algo que te puede ayudar mucho para este tipo de ascensiones, es escuchar a Baaba Maal junto a Mumford & Sons. La mezcla de los ritmos africanos con el folk rock británico que hacen estos chavales es ideal para calentar emociones. Una fusión perfecta, sin lugar a dudas.
El comienzo del camino es muy fácil y ciclable, hasta alcanzar La Vueltona, donde tomamos la tangente hacia la derecha, por la senda marcada con pintura amarilla y blanca (PR-23).
La base de Peña Vieja ofrece una prominencia bestial desde nuestra perspectiva, al igual que la Torre de Horcados Rojos, que se ascendió hace cuatro años y gustó mucho. Antes de ascender al collado al que se dirige el camino, nos desviaremos a la izquierda, hacia esa bola metálica y brillante que llevamos oteando un buen rato. Todos conocen la historia de este refugio, y no vamos a redundar en ello.
Hay un dicho, que reza lo siguiente: No eres Montañero, si no has pasado por Cabaña Verónica.
Una vez alcanzado este mágico lugar, repuesto energía, y consultado al guarda nuestro rumbo, hay que seguir gitos, superando una llambría, y avanzando entre caliza descompuesta y neveros, para rodear los impresionantes Hoyos Negros. Este gigantesco valle rocoso nos hace más pequeños aun de lo que somos. Es muy entretenido, complicado y peligroso avanzar por él, sobre todo con una capa de nieve en retroceso, pues existe la posibilidad de caer a un gigantesco y profundo hoyo si cede el manto níveo a nuestro paso.
No hay que bajar a los Hoyos… los rodeamos ganando altura muy levemente por la derecha, hasta alcanzar la Collada Blanca (2372m), divisoria natural entre nuestro objetivo y el Pico Tesorero (2570m), otro trifinio.
Una vez en Collada Blanca, se nos abre una perspectiva muy emocionante del macizo del Llambrión. Aquí debemos enfilar correctamente nuestro rumbo, hacia SW, siguiendo los hitos y sin perder la arista. Tuvimos que atravesar un gran nevero bastante inclinado, que nos puso los vellos de punta, sobre todo al llegar a la rimaya, pues estaba muy delicada la transferencia.
Hasta la misma cumbre hay camino, aunque habrá que superar algún divertido paso de grado I. Al llegar arriba, no puedes creer lo que estás viendo.
El Tiro Tirso y el Llambrión están justo de frente a nuestra llegada, veinte metros más altos… cosa que me desconcertó en un principio… pero claro, es que esa zona ya no es Cantabria… es León.
Repuestos del susto, vemos que las vistas son indescriptibles: El mar Cantábrico, la Vega de Liordes, la Montaña Palentina, El Picu Urriellu, Horcados Rojos, Tesorero, Peña Vieja… y un Torre Cerredo imponente, dominando todo Picos y ante el cual sólo podíamos sentir admiración y respeto. ¡Por favor, que envidia poder subir aquella Torre inexpugnable! De todas formas, Torre Blanca, no es nada desdeñable, así que nos dedicamos a disfrutar aquel mágico y alpinístico momento incomparable. Hacer la comida en la misma cumbre, no estuvo nada mal.
Recomendaciones: No hay agua en todo el camino, ojo. Llamad antes al guarda de Cabaña Verónica por si le falta algo, nosotros no pudimos tomar café.

Los primeros en salir del Cable. Al fondo se ve Peña Prieta, techo palentino.


El camino pasa a pie de la Torre de Horcados Rojos
Peña Vieja al fondo. Saliendo de Cabaña Verónica.
Llambrías y lapiaces.
Recién pasado ese inclinado nevero.

Al fondo Torre Blanca, nuestro objetivo.
Collada Blanca.
Entrando a la arista de Torre Blanca.

Carlos abriendo paso.

Carlos con la camiseta del Cádiz, celebra su ascensión.

Hoyos Negros.

A la izquierda, Torrecerredo.

Indicando que ya llevamos dos techos provinciales en lo que llevamos de viaje.

Llambrión.

Con Peña Prieta al fondo, celebramos la cumbre, mientras uno mira atentamente otro techo provincial.

La Vega de Liordes.

Segundo papelito de los que llevábamos en la mochila.

Emprendemos la bajada, encordados.

Ese puente se rompió a la subida, y Carlos cayó dentro.



Cabaña Verónica.