El
árbol, es el único ser vivo que tiene la capacidad de reencarnarse.
Freddie
King también posee esta capacidad… por ejemplo, de la mano de Jeff Beck a la
guitarra y Jimmy Hall con las otras cuerdas… las vocales.
El
Parque Natural de Gorbeia, es seguramente el más visitado de Euskadi, y la
ascensión a su máxima altitud, la más transitada, quizá, de toda la Península.
Atravesar un bosque de hayas enormes, con un rico suelo tapizado de grandes
helechos… no es una oportunidad que se nos ofrezca todos los días a finales de
julio… al menos a los habitantes del sur.
En
Vitoria-Gasteiz, todo tiene el nombre de esta montaña: calles, talleres, bares…
y es que la imagen de esta elevación, domina la ciudad… bella ciudad por
cierto, con más de 100 kms de carril bici.
Cerca
de la capital alavesa y al Norte de esta, se encuentra la pequeña población de
Murua, que es por donde accedimos al parque, dejando el coche junto a unos
pequeños embalses, y al inicio de la senda Egillolarra; el camino está
señalizado desde el comienzo.
La
cumbre del Gorbeia, es compartida por Araba/Álava y Bizkaia, y nosotros
elegimos la vertiente alavesa para rendir homenaje a esta mítica montaña, por
proximidad a nuestro campo base.
Comenzamos
a caminar por un camino ancho, que va tomando inclinación poco a poco, entre un
espeso bosque, que tomará mayor porte cuanto más arriba caminemos, y veremos a
nuestra derecha, una antigua cantera, reconvertida en área recreativa y con un
verdor excepcional.
Poco
antes de salir del bosque, encontramos a nuestra derecha un refugio, que
podremos utilizar en caso de mal tiempo; a pocos metros de haber salido del
bosque, pasamos junto a la fuente Egillolarra, donde podremos repostar agua
llegado el caso.
El
camino hacia la cima es evidente, y aunque nos tocó un día de habitual niebla,
no hay pérdida… basta seguir la traza hasta toparnos con un poste indicador,
donde colocamos unas piedras que unos días más tarde fotografiaría Richi.
De
ahí a la impresionante torre del Gorbea, no nos queda mucho, e imaginamos que las
vistas deben ser estupendas… pues se ve todo los Montes Vascos, San Lorenzo, El
Moncayo… incluso se llegó a despejar de nubes… pero ya estábamos abajo.
Una
ascensión muy agradable, sin peligros añadidos, pero hay que estudiar siempre
la meteo, pues los vientos en la parte más alta, pueden ser traicioneros.