Y de toda Castilla la Mancha, que no es un dato desdeñable. Esta montaña, por lo tanto, aunque sólo sea por el reto personal de coronar todos los techos provinciales, ya merece nuestra visita… es, además, divisoria de las cuencas hidrográficas del Tajo y el Duero.
Teníamos ganas de montaña y de desconectar unos días de la turra veraniega… fue llegar a Riaza y taparnos con un buen edredón… a principios de septiembre.
Esta población segoviana, está muy cerca del Puerto de la Quesera, desde donde teníamos previsto atacar la cima.
Para mayor interés, acabamos de leer en el blog de Dani, Per Dalt i Per Baix, su entrada de la ascensión que llevó a cabo al Pico del Lobo, que coincide exactamente con la nuestra. De su blog hemos aprendido algún topónimo que no conocíamos y algo más… de Dani siempre se aprende, y bastante. Gracias, Dani.
Era bastante temprano, y en el collado sólo había una furgo y nuestro vehículo. Desde allí hay señalizadas dos opciones al Pico del Lobo… tomamos la de la derecha, la de la cuerda, que discurre por la divisoria de las dos Castillas… y es cierto: Ancha es Castilla, sin embargo el camino va todo recto por línea de máxima pendiente apuntando al cielo, donde podemos observar los afloramientos de pizarra, esquistos y cuarcitas, característicos de estas montañas.
Esta Sierra de Ayllón pertenece al Sistema Central, y se formó en el paleozoico. Es el Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, zona ZEPA, pertenece a la Red Natura 2000, y podemos contemplar los relieves Apalachanos… o sea, un sistema interesante y necesario de cuidar al máximo. Estamos rodeados de vegetación de montaña, como el brezo y el siempre presente pino silvestre.
Aunque por la mañana no viésemos a nadie, pronto empezaríamos a ver aparecer gente… la mayoría de dos en dos. Algunos suben desde la estación de La Pinilla, y se unen a nuestro camino ya pasado el Calamorro de Don Benito y el Aventadero… dos cumbres por las que pasaremos, muy interesantes, y antes de alcanzar nuestro objetivo. Desde esta segunda, ya se obtiene una buena perspectiva de la sierra… pero todavía queda mucho, y con mucha pendiente… el esfuerzo es considerable.
Llegamos a un llano, un collado precioso, donde se une la otra opción de camino que vimos en la Quesera… y por el cual volveríamos unas horas más tarde a recuperar el coche, pero antes, hagamos cumbre.
Seguimos avanzando entre subidas muy pronunciadas y desmoralizantes bajadas… aquí se acumula bastante desnivel, no es un paseo… el Lobo enseña sus colmillos, aunque como en la vida real, no muerde… al menos a nosotros… de hecho, un lobo sólo ataca al ser humano en algún cuento o película de ficción.
Pasamos una fuente que mana desde el suelo, pero llevamos agua suficiente, y café para dos. Hemos comprado un filtro MSR por si tenemos que captar agua por ahí, hacerlo de manera segura… es una bomba que va sacando el agua y se va echando a una botella… pesa poco y merece la pena la inversión. Es fácil de usar, aunque no nos hizo falta… pero en la mochila iba, por si acaso. La verdad es que te puede resultar más útil que llevar los prismáticos… con el nivel que hemos cogido, ya casi no nos hacen falta para identificar algunas aves… y el filtro te puede salvar la jornada, y el viaje.
La primera vista de la cumbre del Pico del Lobo… es un poco desmoralizante… pero cuanto más te acercas a ella… más deprimente se vuelve. Hay hierro por todas partes, hormigón, cables… nos vamos aproximando… sólo vemos a un chaval que va desde El Lobo hacia el Alto de las Mesas, Enrique, un burgalés que subió desde La Pinilla. Alcanzamos el Vértice del Pico del Lobo, y a los diez minutos, llegan dos chavales más.
La cumbre es poco agradable. Hubo un intento de hacer un remonte con restaurante en la misma cima, hace 50 años, pero no resultó viable debido a las malas condiciones climatológicas reinantes en la cúspide de esta bella montaña (menos mal), y se abandonó el proyecto… y todos los materiales, incluido el edificio ya terminado. El caso es, que cinco décadas después, nadie ha sido capaz de obligar a la empresa responsable a retirar de este espacio natural, todo lo que allí se dejó contaminando y mancillando este lugar, convirtiéndolo además, en un peligro para la vida de quien se acerca a esta cumbre.
En Riaza, nos enteramos que ya hay un acuerdo para limpiar toda la montaña de escombros… si esto llega a consumarse, volveremos a ascender el Pico del Lobo. Esperemos que no tarden veinte años más.
Tras unas fotos por aquí arriba, y comprobar que se ve a lo lejos, al sur, una ciudad grande… pongamos que hablo de Madrid, nos fuimos en retirada hacia al Alto de las Mesas… una cumbre muy coqueta, fácil de subir, y con unas vistas a la norte que enamoran. Allá al fondo, todo parece un llano… pero no te dejes engañar por la vista en la lejanía… es el páramo… y como tal, encierra muchas sorpresas y biodiversidad.
Desde esta cumbre, que Isabel esquivó, bajé por la cara contraria a la de subida… lo típico. Esa zona tiene una senda preciosa que pasa por el collado del Lobo, y continuamos hasta el Cervunal, atraídos por el último geocaché de la jornada. Un cerro precioso y solitario en el que nos sentamos a comer.
Ya repuestos, por dentro y por fuera, hablamos de música y del último concierto que vimos en San Roque: El Drogas; donde además nos encontramos con viejos amigos, como José Ángel y Amparo… unas bellas personas, que también disfrutaron de lo lindo en aquella Noche de Rocanrol.
La tarde empezaba a ponerse de nubes de evolución, que parecía que pudiese llover… una temperatura mágica para tratarse de un 5 de septiembre, recién escapados de una Andalucía tórrida. Es muy necesario venir por estas sierras en estas fechas… amanecer en Riaza a seis grados… no tiene precio. Estas nubes, parecían haberse escapado de Mayéutica… yo no se si el mar… que por cierto, pocos días antes de venir, volvimos a ver a Robe en directo. Ya no necesito nada más.
A la vuelta, y gracias a que Isabel echó su pequeño prismático, pudimos identificar un acentor común (Prunella modularis), y durante el ascenso vimos una preciosa lagartija roquera (Podarcis muralis); y el regreso, como dijimos, lo hicimos a través de la pista que veremos a nuestra diestra según bajamos, que aunque un poco más largo, evitamos tener que ascender de nuevo dos elevaciones muy pronunciadas, así ganamos otra perspectiva del Pico del Lobo y respiramos de ese inmenso bosque de pino silvestre (Pinus sylvestris).
Lo hemos pasado bien viajando por el interior.
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El Puerto de la Quesera. |
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Por la Cuerda. |
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Abajo se verá Riaza durante toda la ruta. |
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Unos afloramientos preciosos, previos al Calamorro de D. Benito. |
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A por el Aventadero. |
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El Aventadero. |
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Roquera. |
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Pico del Lobo y Alto de las Mesas. |
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Chatarra en la cumbre. |
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Alto de las Mesas rodeado de chatarra. |
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Desde el Alto de las Mesas. |
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El Cerrón. |
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Riaza. |
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Camino que rodea el Alto de las Mesas, hacia el Cervunal. |
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Portilla del Lobo. |
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Cervunal. |
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Cervunal. |
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Rodeando el Alto de las Mesas por el norte. |