miércoles, 8 de marzo de 2023

Ascenso al techo gaditano. Pico Torreón, 1654m.

7 de enero, temprano… no estaría bien pasar por alto esa ascensión… ¿pero que vamos a contar sobre el Torreón?

En la cumbre vivimos un Espectro de Brocken, se nos acercó un acentor alpino, vimos buitres leonados volando más bajo de lo que nosotros estábamos; bajando vimos un petirrojo… hacía frío; desde el aparcamiento vimos unos 30 buitres y una pareja de cuervo grande volando majestuosamente entre las nubes, y al llegar a Arcos, vimos una pagaza piquirroja en el embalse. Todo lo demás fue la sensación agradable de haber pasado unas horas disfrutando de la armonía de los árboles entremezclados con sus micorrizas, con los arbustos, las hierbas, respirando la helada y seca humedad relativa del ambiente de montaña… la media montaña con sus bosques únicos y realmente imprescindibles para la vida… la vida de todos los seres vivos… no sólo de nuestra egocéntrica y asquerosa vida, que sólo hace maltratar cada vez más unos ecosistemas irreemplazables. Dice Club del Río, que “robustas son las puertas, de madera del lugar… cada vez que cae un árbol, siete se han de plantar”. 

Y todo esto, mientras escucho El Bosque Habitado y un mirlo común llamando por la ventana…  ¿El Torreón? Pues nada… El Torreón.


El Pico de San Cristobal.

Acentor alpino alimentándose.

Se empieza a condensar.

En montaña es muy necesario el café.


El famoso y buscado Espectro de Brocken.

Libro de piadas.

Huellas de animales civilizados.


El embalse, con su pagaza piquirroja, sus fochas, sus aguiluchos...


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