La
mañana se presentaba perfecta para remar, pero las pocas ganas de portear
kayaks hasta la orilla, vestirse de neoprenos, endulzar las embarcaciones y
demás industria piragüistica, hicieron que tomásemos unos derroteros más
ciclísticos.
Poder
salir desde casa pedaleando es una ventaja. Tomamos el camino de Chiclana y
fuimos hasta el Puerto de Conil, por los rojizos acantilados de Roche, donde
nos cruzamos dos clubes de montaña, Al Sendero, de Chiclana, y otro de Carmona…
Casi
66 kilómetros de disfrute a lomos de nuestras bicis, junto al mar, entre
pinares… incluso por carriles bici de asfalto, bien dispuestos para facilitar
el uso de este eficaz medio de deporte y transporte que es la bicicleta.
Ya
es época de Sandías, y esto nos recuerda al gran Herbie Hancok y su Watermelon
Man… una gran composición que nadie debe dejar de pasar por alto… igual que
nadie debe salir de la vida sin haber pedaleado.
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