lunes, 17 de noviembre de 2025

Ermitas de Tella, en el Sobrarbe, y el arte rupestre del Somontano.

Y pongo, a ver qué pasa, hoy las cartas sobre la mesa, y te voy a decir lo que a mi me pasa, por si te interesa. Mayéutica. Primer Movimiento. Robe.


Y llegamos a Bielsa, donde compramos unas cervezas artesanas llamadas Quebrantahuesos… y todo me sabe diferente…  pero las intenciones (La Munia y Salcorz) no se pudieron llevar a cabo, pues daban lluvias para varios días… (nos despedimos de Francia con agua), ya casi no paró de llover desde la comida, en un restaurante belsetano de buena calidad, aunque dicho sea de paso, algo caro, y es que en toda la comarca parece que se han puesto de acuerdo en ganar a los franceses en precio a la hora de dar de comer, aunque campings y hostales ya están más caros que en el país vecino desde hace mucho.

Tras una agradable charla en la oficina de turismo, bajamos a Lafortunada a por una habitación muy buena y a un precio bastante razonable. Condujimos hasta Tella, y volvimos a visitar el dolmen,  recorriendo esta vez el precioso sendero que conecta las ermitas de esta bella localidad oscense. No damos información sobre fechas de construcción y nombres de estas ermitas tan pintorescas, porque en internet se encuentra de sobra.

Los aviones roqueros desafiaban el viento de ladera junto a las verticales paredes del peñón de 1402 m que se yergue junto a la primera ermita, esquivando los fuertes chaparrones que nos dejaron sacar unas fotos muy guapas de aquel momento. Y vimos dos construcciones más. El paseo es inmejorable, rodeados de boj por en derredor, además de rosales silvestres y pino royo. Es un entorno bien surtido de aves, como se puede una imaginar.

De aquí, volvimos a Lafortunada y fuimos caminando a Badaín, donde hablamos con una señora sobre temas de la guerra, que ya mencionamos en la anterior entrada de esta serie pirenaica (Port Vieux). Al cruzar de vuelta el Cinca, vimos una lavandera cascadeña, y había pasado tanto tiempo esperando ese momento, que perdí la razón.

Me pasé la noche sin dormir, y por la mañana temprano pusimos rumbo al sur, y pasamos por Escalona, donde unas semanas más tarde moriría la directora del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido. Al paso por Aínsa recordamos el café que tomamos a la ida en La Cafecleta, que es natural y te explica todo el proceso del café y cómo nos “envenenan” con los cafés torrefactos; aprendimos bastante y está muy rico, eso si, a 4€ cada café.

Nos despedimos del Sobrarbe, tal vez el viento sopló a nuestro favor, y en el embalse de Mediano vimos al carbonero común y una garceta, llegando entre lloviznas a Barbastro; pusimos rumbo al norte, de nuevo, y nos plantamos en Colungo y Asque, donde nos pusimos a caminar buscando unos abrigos rupestres excepcionales que nos aconsejaron en Bielsa. Llegamos al abrigo de Regacens, a la orilla del río Vero. Tras esta caminata, continuamos con el coche hacia el norte y visitamos otros dos abrigos: Arpán y Mallata, a los que se llega tras un paseo. La zona es realmente vertical y aérea, avistando alimoches, buitres leonados, águilas calzadas… incluso vimos el pájaro moscón, que jamás lo habíamos visto, entre otras muchas especies. El Parque Natural Sierra y Los cañones de Guara es un paraíso para la avifauna, además de albergar una enorme muestra de paredes y cañones calizos no sólo en el cauce del río Vero, si no en sus afluentes. De aquí, nos fuimos a Alquezar, a dormir.

Alquezar ha muerto de éxito… está sobre masificado, pero en septiembre baja bastante la ocupación, menos mal. Allí acude una gran cantidad de barranquistas, además de turistas gastronómicos… pero si el Sobrarbe se ha puesto caro… aquí ni preguntes… mierda de filosofía.

La jornada siguiente la dedicamos a caminar desde Alquezar hasta el abrigo de Chimiachas… dime si tú te vendrías… está perdido en el fondo de un barranco al que primero hay que ascender bastante, y luego volver a remontar toda una pared para poder verlo. Antes de alcanzar el collado, visitamos el abrigo de Quizans, que casi se pasa por su vera. El desnivel fue bueno, pero la cantidad de buitres que vimos… y 3 alimoches, uno juvenil… me hicieron bailar como una puta loca… mereció el esfuerzo sin dudarlo. Ese día vimos pasar más de 400 golondrinas comunes huyendo de Pirineos y con marcada actitud migratoria… van hacia el Estrecho de Gibraltar, con lo pequeñitas que son. Águilas calzadas y currucas también disfrutamos.

En resumen, cambiamos los planes del Alto Pirineo, por una comarca caliza, enclavada en un laberinto de barrancos, donde los grandes protagonistas son las rapaces y una geología realmente interesante, y donde desde tiempos prehistóricos, el ser humano ha ido dejando sus huellas de una manera o de otra; observaremos arte esquemático y levantino; esquivamos así las tormentas, y descubrimos de manera improvisada, un territorio que hemos bordeado muchas veces y que jamás nos habíamos adentrado en él. 

Moraleja: improvisa siempre… ¿Qué prisa tienes en volver a casa?, y cuando la meteorología arruine un plan, sé prosaico y escucha The Last Man on Earth de Wolf Alice.

Église Saint-Pierre-aux-Liens (Aragnouet).

Altos Pirineos de España, tras cruzar el túnel de Bielsa-Aragnouet.

Dolmen de Tella, visible a la izquierda de Isabel.

Iglesia Parroquia de San Martín (como mi sobrino), Tella.

Ermita de San Juan y San Pablo junto al Puntón de las Brujas.

Isabel, la responsable de que todo salga bien. Si por mi fuese... otro gallo...

Momento inolvidable ver la belleza de los aviones roqueros volar.

Callejas de Tella.

Iglesia de Nuestra Señora. Badaín.

Labuerda. Casa junto a la iglesia de San Sebastián.

Embalse de Mediano. Parada a ver aves.

Bajando al Vero desde Asque, para disfrutar de Regacens.

Arte esquemático de Regacens.

Se conservan varias representaciones pictóricas.

Iglesia de Santa Columba de Asque.

Bajando al abrigo de Arpán.


Arte Levantino en el abrigo rupestre de Arpán.

Río Vero, desde la bajada al abrigo de Mallata y contemplando alimoches en vuelo.

Representaciones de Mallata.


Al día siguiente salimos en busca del abrigo de Chimiachas.

Preciosas formaciones para ver cuervos y buitres, cerca del abrigo de Quizans. 

Abrigo de Quizans.



Escalera final para alcanzar el vertical abrigo de Chimiachas.

Vistas desde Chimiachas.

El impresionante arte Levantino representado en Chimiachas.

Ya no le tengo miedo a nada, dijo Isabel.

Angosto desfiladero en el barranco de Payuala.

Alquezar.

Huellas fósiles de Abiego.

Colegiata de Santa María de Abiego.


miércoles, 5 de noviembre de 2025

15 años sin ascender a La Alcazaba (3365 m).

Los murciélagos son pequeños mamíferos (algunos no tan pequeños) voladores, y aunque hay otros animales que llevan a cabo un vuelo de caída, abriendo unas membranas que le sirven para frenar el descenso, volar, tirando de músculo, los murciélagos son los únicos; y estos animales tienen y han tenido muy mala prensa, principalmente por culpa del cine y esas terroríficas historias de Nosferatu. Que si chupan la sangre, que si se enredan en el pelo, que si esto, que si lo otro. El enemigo público Nº1: el pobre murciélago.

En la actualidad hay varias asociaciones que dan charlas en los colegios para fomentar en los más pequeños la necesidad de proteger a esas especies… y desmontar mitos. Se cierran cuevas visitables en época de cría, se colocan cajas nido en zonas de cultivo (también se recomienda su colocación en edificios), y sobre todo se conciencia a la sociedad. Pero nosotros, ¿qué hacemos hablando de murciélagos? Vayamos a lo nuestro… a Granada.

El título no miente, y el 22 de julio, cuando no eran las 13 horas, arrancamos en la Hoya de la Mora nuestra particular singladura, un martes, y no nos cruzamos a demasiada gente… aunque vimos personal por la subida al Veleta. Nos cruzamos con Antonio Acosta, ecologista gaditano, que precisamente habíamos escuchado hablando en la radio unas horas antes, en el coche. Este hombre es muy activo en la lucha por la conservación del medio ambiente. Iba con sus hijos de vuelta del Veleta. Luego en su blog hemos visto la buena colección de aves que hizo durante la caminata.

Tanto tiempo sin acudir a alta montaña, pasa factura, sobre todo si venimos de la playa y vamos cargados. La espalda empieza a adolecerse… pero no le echo la culpa a la mochila, si no a la falta de tono muscular por llevar tantos años sin ir a un gimnasio. En Gredos, el pasado mes de junio, nos ocurrió lo mismo: la espalda sufrió muchísimo. 

Sólo conseguimos alcanzar el pequeño refugio de Villavientos, a poco más de 3000 m de altitud, y decidimos descansar allí, pues no había nadie. Vimos collabas grises, colirrojo tizón, acentor alpino, pasó lejos algún buitre leonado, unas cabras montesas se acercaban al refugio, escuchamos alguna chova piquirroja… la tarde estuvo muy entretenida… desde que llevamos prismático de calidad y observamos aves, lo pasamos muy bien en alta montaña.

Por la noche arreció un fuerte viento, y menos mal que no decidimos continuar y montar la tienda por ahí… 

La mañana fue fresca, pero no demasiado… para estar a 3000 m. Desayunamos, empacamos todo, y escondimos las mochilas alejadas del refugio; hace años dejaba las cosas en el refugio sin problema ni inquietud… pero últimamente no te puedes fiar de todos los que pasan por ahí.

Arrancamos hacia la Caldera y pasamos por la base del Mulhacén, buscando desde el pluviómetro, el camino que sube por la loma y se divide luego en dos, apuntando uno a la cumbre (izquierda, y pasando por Mulhacén 2), y otro (derecha) a la cañada de las Siete Lagunas. Aquí vimos varios grupos de senderistas, y es por el autobús que llega desde la Hoya del Portillo al Alto del Chorrillo; es la ruta estival más concurrida hacia la cumbre más alta de la península. 

El rodeo es inmenso… bajamos por el Contadero, y en la laguna Hondera, tras cruzar cerca del desagüe, nos fuimos directos a la Loma del Culo de Perro, por donde comenzamos la ascensión. 

Vimos neveros… pocos, pero alguno quedaba, lo que nos permitió en alguna chorrera, filtrar agua con el MSR, y cargar las botellas. Es entretenido, pero nos da bastante seguridad.

La Loma de Culo de Perro no la recordábamos tras 15 años… está empinadísima. Aparece un sendero desdibujado, que seguimos, y vamos a caer en la Cuneta de la Alcazaba, desde donde ya se ve a lo lejos el gran hito de piedras de la cumbre; había un grupo de montañeros. El viento era fortísimo. Vimos 3 cernícalos vulgares, y al alcanzar la cima, emocionados tras tantos años, de pronto escucho un zumbido, como algo que rompe el aire en dos… ¡Un vencejo pálido! No nos lo podíamos creer. Ese animal apenas pesa medio centenar de gramos, sin embargo posee una aerodinámica tan perfecta que es capaz de hacer acrobacias aéreas a más de 3365 m de altitud con un viento que empuja y desequilibra a una persona de 69 kilos.

El día anterior, temprano, paramos en el zoo botánico de Jerez y entregamos al vigilante un vencejo pálido que tras 23 días con nosotros no era capaz de volar. Estaba completamente desarrollado, pero el aleteo no alcanzaba la frecuencia necesaria para vencer la gravedad… se pasaba el día aleteando, como calentando. Nos tuvimos que deshacer de él para poder venirnos a la montaña unos días y descansar de la canícula gaditana. Estaba precioso… nunca sabremos si llegó a volar, o lo tuvieron que sacrificar… una vez que lo dejas en el zoo, le pierdes completamente la pista. Pero en esta cumbre, un grupo de vencejos nos rodeaban… quizá dándonos las gracias por haber salvado a tantos de una muerte segura en estos últimos tres años.

Comimos en la misma cumbre de la Alcazaba, guarecidos tras unas piedras para que no volasen las tapas de las fiambreras. Escribo esto con el reloj que me encontré en la cumbre, sin pilas; funciona, aunque un poco arañado… la montaña nos da y nos quita… yo recojo todo lo que puedo. 

Con los estómagos llenos comenzamos de nuevo… los días son largos.

Bajamos por el Colaero hacia la parte más alta de la cañada de las 7 Lagunas, y en aquel gran caos rocoso consecuencia de desprendimientos constantes, vimos (primero escuchamos) un bando de unas 50 chovas piquirrojas. También acentores alpinos y collalbas grises… y una colonia de avión roquero que debe criar allí arriba… parecido al vencejo, el avión roquero es una ave preciosa, que complementa con barro sus nidos en oquedades naturales de desplomes, fisuras, chimeneas… y paramos un rato, que eran las cuatro de la tarde y el calor en aquella hoya era mortal.

Ahora tocaba un ascenso infernal por una ladera desmoronada hasta el Puntal de las Siete Lagunas, dejando este a la diestra  para asomarnos a la cara norte del Mulhacén… habíamos leído que el vasar estaba impracticable, pero le metimos bota. (es el camino en cornisa que va desde el collado de las Siete Lagunas hasta el del Ciervo, por toda la norte de esta majestuosa montaña), que además nos sirvió para captar agua sin filtrar, de la fuente más alta de toda la península: la del Viejo Lobo.

Hay varios desprendimientos en este vasar, pero con muchísimo cuidado… volvimos a Villavientos pasando por la Caldera.

En Granada se anunciaba mucho calor… y como en el refugio volvíamos a estar solos, recogimos las mochilas de nuestro depósito y nos preparamos para una segunda noche por encima de 3000 m, bajando de la montaña a la mañana siguiente.

Por enésima vez frente al viejo observatorio.

Oenanthe oenanthe, es el ave más vista en las montañas.

Lo bien fino que está el camino, de tanto uso.

¿Un bombus? No lo se... no tengo ni idea de insectos.

La Laguna de Aguas Verdes, bajo el Veleta.

El fatídico Paso de los Machos.

Al fondo se ve la Alcazaba.

Por encima de la laguna de río Seco... ríu Sec...

Ahí estuvieron toda la tarde.

Y se iba ocultando el sol... El Puto Sol, parafraseando a Ciclonautas.

Laguna de la Caldera.

Dejando a la izquierda la oeste del Mulhacén.

Entre la pista y la cañada de 7 Lagunas.

Bajando a 7 Lagunas.

Entrando en modo geocacher.

Cruzando muy cerca del desagüe de la laguna Hondera.

Podría tratarse de un Eumigus rubioi, que es uno de los insectos nevadenses. No lo sabemos.

Dejando abajo la cañada de las 7 Lagunas.

Toda la loma de Culo de Perro... para arrastrar el mismo.

Aguanta la gorra, que se va por libre.

¡Los vencejos pálidos! Se ve uno en la imágen.

15 años sin ascender a la Alcazaba.

Montañan!

Al fondo despunta El Caballo, a la derecha Veleta, y en el centro la laguna de La Mosca.

Buscando el Colaero, desde el pico Alcazaba.

Mulhacén detrás de esas maravillosas lajas doradas.

Laguna Altera; lugar donde reposamos del maldito calor contemplando los rupestris.

Por fin un respiro tras esa maldita cuesta. 7 Lagunas.

Abajo a la derecha vemos el pico Juego de Bolos.

Al fondo vemos el pico Veleta.

Dejamos atrás el Puntal de las 7 Lagunas y nos metemos en el vasar.

Laguna de la Mosca.

Un nevero en la vertiente norte de Mulhacén.

Agua fresca, directa al buche.

La chorrera de la fuente del Viejo Lobo.

Ya estamos cerca del collado del Ciervo.

Debe ser un Senecio nevadense, que habita a bastante altitud.

Veleta y los Machos a las claras.

Saliendo del refugio.

El pequeño Villavientos. Dentro dejamos un saco de dormir enorme y otros enseres.

Con los Raspones y la Laguna de Río Seco, Riu Sec... Dry River... nos despedimos.