jueves, 12 de abril de 2012

Arroyo Guadalquitón



El arroyo Guadalquitón junto al río Guadiaro agonizan entre dos colosos inmobiliarios. En su margen izquierdo lindan con la lujosa urbanización de Sotogrande y por su margen derecho con la urbanización La Alcaidesa.
 La urbanización de Sotogrande hizo su aparición en el año 1964 con la construcción de un campo de golf, propiedad del empresario estadounidense McMicking, hoy día dispone de cinco campos, y ésta se fue consolidando con la construcción de un campo de Polo y un puerto deportivo de embarcaciones de lujo,  ello supuso la desaparición de parte del sistema de dunas de la playa de Torreguadiaro y la alteración del delta de dicho río. Así como la contaminación del río Guadiaro y sus arroyos donde se vierten aguas provenientes de los riegos del césped del campo de golf.
En el mismo término de San Roque y una vez pasada la playa de Guadalquitón empezó a surgir en los años 90 la urbanización La Alcaidesa  a imitación de Sotogrande, para una clase media, que iba surgiendo “de querer y no puedo” y que utiliza a su vecina como reclamo turístico para ir creciendo y creciendo….
Si nos damos un paseo por esta pequeña playa de Guadalquitón  con tan sólo 2.200ms de longitud podemos contemplar la barbarie inmobiliaria que se está llevando a cabo en la zona, donde los pocos escrúpulos de los empresarios del ladrillo arrasan con las pocas dunas fijas que conservaba esta playa, para la extracción de arena para la construcción, provocando así, que los niveles freáticos queden al descubierto.
 Adentrarnos en este pequeño bosque es ir disfrutando de un bosque mediterráneo aún virgen, percibir desde la playa un bosque de alcornoques, acebuches, lentisco, laurel rododendros … un patrimonio natural que no lo encontramos en ningún otro lugar de Andalucía.
Este pequeño bosque se trata de un corredor verde que une el estuario del río Guadiaro-Guadalquitón con el Parque Natural de los Alcornocales y que desde distintos foros se viene pidiendo que ésta zona sea declarada por la Consejería de Medio Ambiente como Corredor Verde, en la red de Espacios Protegidos, para la conservación de un monte mediterráneo con una riqueza florística, faunística y  arqueológica.Comenzamos nuestro paseo por la playa de Guadalquitón con su fina arena negruzca y nos


adentramos en la finca forestal de Guadalquitón y Borondo, con lo primero que nos encontramos es con un cuartel abandonado de carabineros y donde aún se conserva un pozo de agua dulce. El día no prometía  en luz, sino más bien, se caracterizaba por ser un día plomizo, por lo que no disponíamos de buenas vistas y menos de luz para las fotos, pero al fondo, desdibujábamos entre las nubes el Peñón de Gibraltar.


A partir de aquí, se puede seguir varios caminos y senderos que te adentran en un bosque mediterráneo donde los alcornoque te sorprenden por sus formas achaparradas y ladeadas por los fuertes vientos de la zona y por el contraste de que sus troncos se conserva al natural, 


donde la mano del hombre, no ha hecho su aparición, para el descorche. Conforme te vas imbuyendo te vas sorprendiendo de su belleza original, sus formas, olores, contrastes, espesura, helechos por doquier, su riqueza florística que ya empieza hacer su aparición con la 


primavera, su riqueza en especies endémicas, y también puedes contemplar el mar rodeado de alcornoques…Contemplando éste paisaje con este día el grupo jerezano Los Delincuentes hacen su canto a la primavera… con su dialecto andaluz mezclan el funky, rock y blues.

“Llego la primavera con regalos para todos
un ventilador, fue el primer regalo
Pa´que se quiten los días grises en los días malos
Que se lleve la basura de los aires contaminados
Pa´darle fresco a los animales de los documentales
La primavera trompetera ya llegó…”

Vamos bordeando la finca donde nos encontramos  a parte de los alcornoques con algarrobos, acebuches, coscojas… vamos siguiendo el cauce del arroyo que nos lleva de nuevo a la playa y mientras aprovechamos la altura de las dunas para divisar el hermoso paisaje y la solitaria playa de Guadalquitón. Muchas de estas crestas de dunas han sido producidas por la extracción de arenas, destinadas a la construcción de la zona, produciéndose así grandes lagunas en las que se han instalado algunas especies de aves y flora lacustre.


Todo este entorno forma parte del complejo de unidades tectónicas que conforman las Unidades del Campo de Gibraltar. A los pies de la sierra Almenara, el río Guadalquitón transcurre por terrenos de edad pliocena constituidos por conglomerados, areniscas, arenas, limos, depositados en un ambiente sedimentario natural litoral.



Cuando llegamos a los últimos tramos del río pasamos al otro lado del río por la misma playa ya que éste no desemboca en el mar debido a que el río baja con escaso caudal y se pierde bajo el arenal. 



Conforme nos alejamos de Guadalquitón-Borondo vamos dejando atrás la presencia de la riqueza arqueológica de ésta zona, que va desde las últimas etapas del Achelense hasta la ocupación romana, pasando por el Bronce. La actividad de salazones se registra desde la época del reinado de Augusto, donde en esa época se desarrollaba la actividad pesquera en Iulia Traducta (Algeciras, Cádiz), finalizando ésta en el s. IV d.C. La factoría de Guadalquitón-Borondo es una más de las pequeñas factorías existentes en la costa y que coexisten junto con otros enclaves más importantes como Baelo Claudia, Iulia Traducta o Carteia.
A lo largo de la costa se ubican una serie de bunker secuelas de la guerra civil española para proteger la zona franquista;  y conforme nos vamos alejando el bosque de alcornoque se va transformando en un sotobosque rico en jaras blancas y amarillas, lentiscos y arbustos espinosos.



Nos acercamos a la finca de Borondo y a unas instalaciones militares abandonadas donde posiblemente sea el último reducto de sotobosque mediterráneo sin ningún tipo de construcciones a su alrededor y desde donde las vistas son inmejorables tanto del Peñón como de la playa.



Llegamos a Punta Mala donde se encuentra el faro de Torrecarbonera, donde en el s. XX se construye el faro sobre la base de una torre del s. XVII y corresponde al modelo de almenara de planta circular y cuerpo cilíndrico.


Nos despedimos de un lugar único, rodeado por un lado y otro de complejos residenciales, pero que aún lucha por mantenerse virgen.


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