martes, 21 de octubre de 2025

Port Vieux, o Puerto Viejo de Bielsa, desde Le Plan de Aragnouet.

Buscando en el mapa de geocaching veo tres cajas con un nombre muy sugerente: Sur les traces du papy Joseph; y se trata de un homenaje al abuelo José, y a otros muchos que en la primavera de 1938 tuvieron que huir del valle de Bielsa, acorralados por las tropas franquistas que venían dispuestas a arrasar con todo y asesinar a todas las personas que se estaban resistiendo a la entrada del fascismo. Historias tristes de aquella oscura época las hay por todos los pueblos y valles, y no sólo pirenaicos. Bielsa no tiene casco histórico, porque fue bombardeado hasta no dejar una piedra en pie, y las personas que lograron llegar a Francia lo hicieron a través de este puerto de montaña, pero con medio metro de nieve… y aquellos medios y miedos. Tuvo que ser horrible. 

En Badaín, ya habiendo realizado la caminata, hablamos con una señora (que creemos haber hablado con ella hace 4 años) que nos contó cómo su madre huyó con una prima suya en brazos, de apenas unos meses de vida… para poder salvarla. Todo esto, como decimos, sucede en el año 38 del siglo XX, y aunque a penas han pasado 90 años, y la vida, a priori parece haber mejorado… todavía la alargada sombra del fascismo se deja ver sin necesidad que atardezca.

Así, leyendo sobre aquellas historias, nos animamos a realizar esta caminata que transcribimos hoy. También, escuchando a la amable funcionaria que nos amplió detalles en la oficina de turismo de Bielsa, conocimos más sobre lo sucedido aquellos años. Pero gracias a la afición de usar satélites de millones de euros para localizar en la montaña unas cajitas de plástico y firmarlas, es como se germina esta caminata junto a la Neste de la Géla que tanta carga de profundidad lleva asociada y tantas emociones nos hicieron vivir aquel siete de septiembre.

Llegamos temprano al aparcamiento, donde a penas quedaba espacio, pues es muy limitado, en plena curva de la bajada del túnel de Bielsa hacia Aragnouet. Mucha gente deja aquí un coche o dos y se van a España para hacer la caminata en el sentido de la huida. Nosotros la haremos de ida y vuelta.

Nada más comenzar, la pendiente es muy elevada, pero vamos en sombra y cerca del torrente… hacer esta subida a medio día debe ser mortal.

El valle es cerrado todavía, hasta alcanzar una curva en la cual se abre y se tienen vistas enormes de la Géla. El pasto está verde y empezamos a escuchar marmotas y ver vacas. El camino se divide en dos opciones, y si cruzas el puente, que es por donde iba casi todo el personal, se alcanza el Lac Barroude. Nosotras tiramos a la izquierda… hacia la cabaña.

El ancho valle es completamente llano y no se asciende nada en absoluto… las marcas de GR nos conducen hasta la base misma de la montaña, donde comienza la verdadera ascensión, por zona de pasto, y nos vamos alejando poco a poco del llano y de la ladera opuesta, donde vemos buitres leonados planeando por encima de las verticales calizas plateadas de Barroude, que forman la linde entre el valle de la Géla y el circo de Troumouse.

El camino empieza a trazar lazadas muy largas, para mitigar el esfuerzo, y ello te proporciona distintas vistas durante el paseo. También pasamos por una zona encharcada en la que se ven como los borreguiles han aguantado todo el estío, y los manantiales continúan brotando, aunque perezca sorprendente, y vemos también la boca de la mina de la Géla, que está situada por encima de los 2100 m de altitud. Nuestro objetivo está todavía mas alto, pues alcanzaremos los 2382 m. ¡Pero!

Por fin llegamos a Port Vieux, y al cruzar, el viento es bastante fuerte del lado español de la montaña… hace frío, incluso, y empezamos a ver montañeros que vienen del otro lado. 

Había un “pero”, y es que una no se conforma con un collado habiendo cerca alguna cumbre, y más, una cumbre pirenaica… es como si una excursión se quedase coja… y ya se había quedado bastante sosa por no haber decidido atacar por el Lac Barroude, pues como vimos luego en el blog Magia Serrana, de Toni, y en Per Dalt i Per Baix, de Dani, ese mencionado lago francés es muy meritorio de una visita (apuntada queda). Dicho lo cual, propongo a Isabel ascender aunque sea al Pic de l´Aiguillette, de 2508 m y a escasos 15 minutos del collado donde estábamos, apuntando al noreste. Dicho y hecho; en realidad, hubiese sido mucho mejor opción ascender al Pico de Puerto Viejo… por seguir dando nombre a esta jornada, y porque las vistas desde este, seguramente alcanzasen a ver la cubeta glaciar que forma el Lac Barroude. La tragedia ya está servida… y para todos estos desaguisados tenemos remedios caseros: volver (va a parecer que se hizo “a dré”).

La Aiguillette o la Aiguille… hay cierta controversia toponímica si consultamos la cartografía de iberpix, y como el mapa de base de la comunidad Adventoorer, coincide con la inscripción grafitera de la losa que hay en la misma cumbre, damos por válido el graffitti. 

La panorámica desde la Aiguillette, mejora bastante la del collado… como era de esperar; tras respirar un poco a 2500 m, arrancamos, y en cinco minutos llegamos de nuevo al collado… a Port Vieux, donde el viento estaba bastante intenso. Emprendimos el regreso tras observar a varios buitres leonados, y antes de llegar a la mina, en una losa de buen tamaño, vaciamos las mochilas y llenamos los estómagos… 

Volvimos a escuchar alguna marmota, y en el valle vimos a una mujer con prismáticos contemplando la fauna… no somos los únicos locos… hay más. Y lo más emocionante de la bajada fue ver un cernícalo vulgar tirarse al suelo y remontar como podía el vuelo, luchando contra el fuerte viento de ladera, mientras llevaba algo en el pico. Desde que nos hemos aficionado a la observación de aves, disfrutamos mucho más de las caminatas por montaña… y por marismas, ya que estos días, en Cádiz, hemos visto dos águilas pescadoras y dos estrildas comunes… a parte de un montón de alcatraces atlánticos. ¡Qué gozada!

Y nos queda poco que añadir a nuestro periplo pirenaico.

Suela de alpargata

Que no se rendirá

Ni por aguas heladas

Ni por noches de cristal

Suela de alpargata

Con ropa humedecida

Hay que cruzar el río

Antes que se haga de día

Suela de alpargata

Envistiendo la montaña

Entre matorrales

Con las piernas arañadas

Suela de alpargata

En las entrañas de la tierra

Los que hablan en voz baja

Los que duermen con las piedras

Suela de alpargata

El mundo siempre de frente

Con el fusil a la espalda

Y la mochila preparada

Suela de alpargata

Plomo y persecución

De cerro en cerro

Van dejando su pellejo

Suela de alpargata

Por estrechos senderos

Arrinconando el cansancio

Y empujando al viento

Suela de alpargata

Enterrada con la sangre

De los puntos de apoyo

Y de los enlaces.

Barricada.

Se aparca en la misma carretera y comienza el sendero hacia el valle glaciar.

Senda bien cubierta de foresta, pero muy inclinada.

En las copas de los abetos vemos carbonero garrapinos.

Da la impresión de que es una veta de mármol. 

Nosotros no cruzamos este puente. Continuamos por la orilla derecha.

Por fin vemos el ancho valle de la Neste de la Géla.

Y la pared de Barroude. Por detrás, está Troumouse.

El valle glaciar a media sombra es muy agradable para ascender.

Toda la subida está tapizada de pastos.

Chorrean varios regatos por esta zona.

Las amplias curvas te ofrecen distintas perspectivas. Vemos buitres leonados al fondo.

Ya vemos al collado de libro por el que cruza Port Vieux.

Y detrás de Port Vieux, vemos la vertiente española.

La divisoria España-Francia y la Aiguillette despuntando.

Pic de l´Aiguillette.

Placa conmemorativa para aquellas personas valientes.

Hay quien no está de acuerdo con la memoria histórica. Se repondrá.

Y comenzamos nuestra particular "huída". 

Ya hemos comido, celebrado y recordado... también avistado. 

Brecha donde se abrió la mina de la Géla.

A la izquierda está la embocadura.



Y nos vamos despidiendo poco a poco de Francia, y del buen tiempo.

Últimos vistazos al Pic de la Géla.

El calor empieza a apretar, y al día siguiente... lluvia y tormentas.

Quitameriendas. Anuncian los días cortos, se cena antes, y la merienda se obvia. 

Peligro, marmotas vigilando.

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