miércoles, 21 de agosto de 2013

IBONES AZULES


Desde Escarrilla, donde pernoctamos, hasta Panticosa (baños), apenas hay media hora de coche, por lo tanto sobre las siete y cuarto de la mañana ya estábamos caminando, buscando el GR-11 que parte desde la “trastienda” del refugio Casa de Piedra, donde pernocté hace 9 años, para afrontar la misma ascensión de este 23 de julio.
Podemos decir que un ibón es un lago de origen glaciar, que normalmente se sitúa sobre los 2000 metros de altitud. Este término se emplea en Aragón, ya que en Cataluña se les llama Estany. Los hay con bastante profundidad, como el ibón de Cregüeña, en el macizo del Aneto, que tiene un centenar de metros según un estudio batimétrico realizado por el CSIC.
Podríamos haber titulado esta entrada: Intento fallido a los Infiernos. Pero no queremos ser catastrofistas, y dar una oportunidad al optimismo, total, la subida a estos Ibones, es considerada por muchos como una ruta en si.
Desde Casa de Piedra, y al comienzo del empinado sendero, la “cartelería” nos invita a visitar el Glaciar Los Infiernos.
Ascendemos por un lateral del Caldarés de Baños, por donde bajaba una cantidad de agua difícil de explicar, y pronto pasamos junto a la Cascada del Pino, de la que no vamos a comentar nada.  El paisaje es emocionante de veras, y en primavera, está todo exuberante. Muchísimos lirios en flor, los pinos cargados de polen, setas, agua, agua, agua… ah!, y agua. Las marmotas, a nuestro paso, gritan advirtiendo al resto de camaradas, y si te paras un rato a observar, las ves, incluso las puedes fotografiar… pero no tenemos instinto de paparazzi, además, si te paras mucho… no subes montañas.
El cielo despejado, prometía ser un día maravilloso para ascender al Infierno, y no paraba de canturrear una canción de Mumford and Sons I Will Wait, I will wait for you… hasta que llegamos a la cuesta del Fraile, donde la respiración se nos cortó, y no sólo por lo escarpado del trazado, si no por la enorme Cascada del Fraile, que tenía (y tendrá) un caudal brutal, con una caída de unos 200 metros. Realmente impresionante, y es que el embalse alto de Bachimaña no tiene más remedio que soltar agua pues quedan neveros kilométricos por encima de los 2500 metros.
Hace justo un año que inauguraron el nuevo refugio, a pié del embalse, a 2200 metros, para poder fraccionar estas ascensiones, que nosotros muy valientes quisimos hacer en un solo día.
 El Bachimaña tenía un color indescriptible, con una isla rocosa en el centro, y rodeado de montañas que rozan los tres mil metros de altitud.
En la cola del embalse damos un giro brusco, de noventa grados, hacia el Oeste, para ir en busca del Collado de Tebarrai o Cuello del Infierno, de 2721m, sorteando torrentes de agua y siguiendo las marcas del GR-11, indiscutiblemente, el gran recorrido más bonito e importante de toda la península.
Al llegar al primer Ibón Azul, y contemplar los enormes icebergs que flotaban sobre sus transparentes aguas, quedamos perplejos. Pero que bonita es la primavera pirenaica… desde luego, quien no ha hecho senderismo en Pirineos, está tardando.
El Ibón Azul superior estaba más cubierto de nieve, y aquí nos paramos a cambiar las zapatillas por las botas, dejando las primeras junto a unas piedras, pues lo que vendría ahora era un enorme manto níveo bastante endurecido.
Apenas comenzamos a caminar de nuevo, vemos por detrás de los impresionantes Infiernos, como asoman nubes de tormenta, pero en principio no nos alarmamos, hasta que empezamos a oír el tronar de las descargas, y cada vez más cerca.
Nuevamente nos sorprendió la tormenta en altura, pero esta vez no habíamos conseguido nuestro reto. Nos refugiamos en una pequeña covacha, junto a tres montañeros con los que coincidimos, y al cabo de una hora, y de pensarlo mucho, tomamos el rumbo de la derrota y volvimos cabizbajos por el mismo camino de subida.
El día abrió, y lo pasamos muy bien. El Infierno tendrá que esperar a otra ocasión… y al día siguiente, subimos en coche el Portalet y el Coll D´Aubisque, mítico puerto del Tour de France, donde también disfrutamos, de otra forma, de unos bellos rincones de nuestros vecinos del norte, como las Crestas Blancas, y mares de nubes a medio día; incluso compramos fromatge y gasolina blanca para nuestro Coleman, tan difícil de encontrar en España.




Embalse Inferior de Bachimaña y nuevo refugio

Embalse Alto de Bachimaña 2200m

Desagüe del Ibón Azul Inferior 2360m

Ibón Azul Inferior



Ibón Azul Superior



Vista de Los Infiernos desde el Ibón Azul



Cascada del Fraile



                  

4 comentarios:

  1. Decía que impresionante lugar y preciosas fotos. Lamentandolo mucho, Pirineos tendrá que esperar. Siento que no pudierais concluir la etapa, pero supongo que a veces es suficiente con estar cerca. Os felicito por las vacaciones que os habéis pegado, porque esos paisajes son muy bellos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Más que bellos, Salvatore... más aun, es más, las fotos ni se acercan a la realidad... como tu ya sabes. Además, la primavera es el mejor de los sonidos en el Pirineo, y a finales de julio, una primavera como esta, no tiene precio. Decirte que había muchísimos lirios en flor; nunca vi tantos. Vimos una pareja de Gypaetus... una pasada, y pasaron cerca.
      Gracias por tu comentario, y no lamentes que no pudiésemos hacer cumbre en los Infiernos... otra vez será.

      Eliminar
  2. Hasta los Ibones Azules llegué yo hace muchos años cuando era joven con unos amigos y con unos míseros botines... ¡Qué tiempos aquellos en los que era joven! Bonita ruta y buenas fotos. Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. El sitio es de una belleza que supera cualquier rincón de nuestra provincia, pero para eso estamos nosotros... para buscar esa belleza.
      Este año también ha sido un poco excepcional... y a fecha de hoy, ha vuelto a nevar.
      Un saludo y gracias.

      Eliminar