Nos hemos desplazado al este de Aragnouet, donde residimos estos días, y para situarnos sin dudas en el mapa, nos vamos justo al norte del pico Posets.
Pont de Prat no tiene salida por carretera (D725), y esta está justificada por la construcción de la central hidroeléctrica de Tramesaygues. Ahí aparcamos nuestro vehículo a las ocho y pico de la mañana.
El camino comienza bastante escarpado y frondoso. Dejamos abajo la central en pocos minutos, y vamos continuamente escuchando voces… voces de petirrojo, de carbonero garrapinos, de mirlo común… de arrendajo euroasiático… tenemos poquísimas vistas debido a la espesura del enorme bosque de abetos y hayas que vamos atravesando con enormes lazadas, muy suaves, que nos hacen cruzar un par de veces el enorme tubo de presión por el que baja el agua a la central. Este camino nos va acercando al refugio de la Soula, y al llegar a la Santéte, veremos la entrada de las gorgas de Clarabide. Los Clarabides los ascendimos hace ahora cuatro años desde el valle de Estós, haciendo noche por debajo del ibón de Gías.
A partir de aquí avanzamos por un desfiladero tallado a pico y barreno bajo verticales paredes de esquistos por las que veremos suculentas chorreras. Venimos, además, jalonados por unos postes de madera, temáticos, que nos van explicando flora, fauna, formación mineral, glaciarismo… una buena iniciativa internacional para mostrar los valores ambientales del lugar que visitamos. Este desfiladero tiene salida a las turberas de la Soula, donde paramos al solecito para tomar café y fruta.
En este sendero hay una hilera de geocachés dispuestos desde el comienzo hasta la misma cumbre de los Clarabides… y estos dos ya los teníamos registrados. Muchas veces el geocaching te lleva a descubrir rincones.
Las turberas han colonizado esta cuenca glaciar en la que se pueden apreciar los granitos pulidos, y ahora evolucionan constantemente acogiendo pinos montanos, rododendros… y son capaces de almacenar tanta agua como 15 a 30 veces su peso seco. Además, cuando mueren, amarillean, y esto hace reflejar la luz del sol, por lo tanto evitan que se sequen las capas inferiores.
Continuamos ascendiendo hacia el refugio de la Soula, que ya lo tenemos cerca. Aquí nos podríamos desviar hacia el Lac Caillauas o continuar hacia el lago que ascendimos nosotros. Este tramo vuelve a tomar bastante pendiente, y hay bastante boj, helechos y serbal de los cazadores, que están preciosos con sus frutos rojos en esta fecha (5 de septiembre). Pasamos una angostura muy escarpada y seguidamente el paisaje se abre y debemos bajar de nuevo a la vera del cauce. Vemos un rebaño de ovejas que reposa el desayuno junto a la orilla de la Neste de Clarabide, en el preludio de dos cascadas consecutivas que caen desde el Lac Pouchergues, que lo intuimos por encima de toda la cuesta que nos queda para terminar la mitad de la ruta.
Por esta rampa final bajaban dos chicos y uno llevaba caña… de pescar en el lago. La llegada al lago es impactante y algo desagradable, pues al estar represado, hay cierta infraestructura hídrica que no realza precisamente la belleza de este entorno pirenaico tan aislado, y al mirar al fondo del todo, se ven los Clarabides y el Gorgas Blancas; el pico de Gías no es posible verlo desde aquí. La pared impresiona, pues le saca casi mil metros al punto donde estamos.
Aquí nos dimos la vuelta, tomando una senda que sale por la orilla izquierda del río y se dirige a la cabaña de Prat-Caseneuve, y baja por la orilla derecha del torrente de Ruisseau d´Aygues-Tortes hasta dar de nuevo donde reposaban las ovejas. De todas formas, existe otra opción más interesante que es la de tomar el camino que va al Lac de Caillauas, bastante más extenso que Pouchergues y también represado para producir energía… pero no quisimos hacer la ruta más larga… y ahora me arrepiento.
Comimos en el mismo torrente, con los pies en el agua… al sol francés. El camino de vuelta, lo llevamos a cabo exactamente por donde subimos, y no lo recuerdo ni cansado ni aburrido, todo lo contrario; fue igual de emocionante que la propia subida… eso si, ya hacía un poco de calor pirenaico, que al entrar de nuevo al bosque se apaciguó, y además vimos los carboneros garrapinos… son muy pequeños, pero preciosos, y si paras un minuto, los ves con el prismático, igual que a los petirrojos.
Se llega al coche y tras estirar un poco y hacer la foto finish, emprendimos el camino al pueblo, ya en coche… y vimos una cantidad asombrosas de lavanderas blancas en la carretera. Ya mismo las tendremos en Cádiz… no se si las lavanderas pensarán en la frase que dio título al último disco de Robe.
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La mañana en Pont du Prat estaba fresca y comenzamos con ganas. |
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Es una zona bastante húmeda, estamos a 5 de septiembre. |
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Cuando decíamos lo de bosques frondosos, no referíamos a esto, |
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El hayedo-abetal alberga una vida exquisita. |
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El camino sube haciendo muchas zetas. |
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Y aquí los primeros reflejos solares en las verticales agujas. |
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Las Gorgas de Clarabides. |
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Pasada ya la virgen, de la que no tenemos foto. |
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Las gorgas son bastante vertiginosas y angostas. |
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Escuchamos las primeras chovas piquirrojas. |
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Ya en la zona de las turberas. |
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La Soula. |
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Preciosa imagen de las gorgas quedando abajo. |
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Dejando atrás La Soula hay bastantes ejemplares de serbal. |
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El día muy despejado. Vimos buitres leonados volar. |
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Los postes temáticos que jalonan todo el recorrido. |
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El imparable proceso de erosión. |
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El valle abierto, junto al río, en la zona que precede al desagüe de Pouchergues. |
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Pero antes se pasa esta bella angostura... como si me faltara peso. |
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Un camino con bastante variedad paisajística. Necesito que vengas que se me lleva el aire. |
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Necesito que vengas tú para sujetarme... que el paisaje es demasiado embriagador. |
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Cruzamos el torrente... a la orilla del río, pensando en sus amoríos hay un sauce llorón que canta. |
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Y esta hermosa cola de caballo, hace que te agarres fuerte al vacío. |
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Y dejando atrás la cascada, vemos a Isabel como un puntito azul... como un roquero solitario. |
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El último salto de agua, y llegamos al lago... que no es el último de este valle. |
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Gourgs Blancs a la izquierda, y en el centro, Clarabides, ascendido hace cuatro temporadas. |
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Lac Pouchergues. No me resultó atractivo... lo llevo escrito en mi naturaleza. |
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Son tierras para el águila, un trozo de planeta por donde cruza errante la sombra de Caín. |
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Mira qué engañosa paz... qué bonito está el cielo... no me obligues a mirar, que no quiero. |
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Mira hacia arriba, y todo lo que veas para ti... bajamos por la izquierda. |
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La cabaña de Prat-Caseneuve, abajo. La soslayamos girando a la diestra. |
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La cascada de antes, desde la otra orilla. |
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Donde reposan las ovejas. |
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La mejor compañía de todo este invento empresarial. |
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Íbamos dejándonos llevar, y nos topamos con esta roca. Volvería sólo por amor. |
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Recogimos algo de basura... porque es necesario. |
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Nos tropezamos con este abismo... no puedo caer más bajo, si vengo del fracaso. |
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Siempre le pregunto a la razón, y también al corazón. |
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Y de nuevo en La Soula, librada la batalla. |
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El serbal de los cazadores. |
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A por los uncinatas, que algo de sombra darán. |
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La antropización... el teleférico. |
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Las chovas piquirrojas y aviones roqueros decoran el paisaje con sus quehaceres. |
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El hayedo-abetal, antes de llegar al final, y los petirrojos y garrapinos que nos despiden. |
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Foto finish. Mira, a veces cuando me alborota el aire... Robe. |
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